TÍBET: Refugiados en el limbo nepalés

Cientos de refugiados tibetanos quedaron desvalidos cuando el gobierno de Nepal cerró, al parecer por presión de China, una institución de asistencia dirigida por seguidores de su líder espiritual en el exilio, el Dalai Lama.

La mayoría de los que pasan por el barrio de Lazimpat, en Katmandú, quizás no sepan que una organización muy discreta allí instalada ha brindado ayuda a miles de refugiados tibetanos en los últimos 45 años.

La mayoría de ellos escaparon del ejército y de la policía china, pero también de las fuerzas de seguridad nepalesas.

El terreno montañoso y el intenso frío impiden controlar el paso de quienes intentan cruzar los montes Himalaya escapando de Tíbet, la patria del budismo lamaísta controlada por China desde 1959, rumbo a Nepal, el único reino hindú del mundo.

El 21 de enero, el gobierno nepalés ordenó al municipio de Katmandú implementar el cierre de la Oficina del Representante del Dalai Lama —líder espiritual de Tíbet— y la Oficina de Bienestar de Refugiados Tibetanos (OBRT).

Así, se rompió la tranquilidad en Lazimpat, que se ubicó en el centro de atención de la prensa nacional e internacional.

La cancillería nepalesa argumentó que no debía permitírsele a ninguna de las dos oficinas desarrollar ”actividades políticas”.

”No estamos contra las actividades socioculturales y de bienestar dirigidas a los refugiados, pero no podemos admitir ninguna actividad política”, argumentó el ministro de Estado para Relaciones Exteriores de Nepal, Prakash Sharan Mahat, quien admitió que los tibetanos pasarían dificultades tras el cierre de las oficinas.

El representante del Dalai Lama en Nepal, Wangchuk Tsering, negó que esas organizaciones, ambas dirigidas por él mismo, desarrollen operaciones políticas. Pero el Ministerio del Interior le advirtió que no podría invocar más el nombre de Dalai Lama en sus actividades.

La mera mención del líder espiritual del lamaísmo es, según esas autoridades, contrario a la diplomacia de Nepal, que apoya la política de ”una China” defendida por Beijing. Según esa política, Tíbet y Taiwan son parte de China.

Las oficinas habían funcionado durante 45 años en Katmandú, a pesar de las muestras de desagrado del gobierno chino, que presionó por su cierre. Muchos tibetanos creen que la decisión fue una respuesta a tal presión.

En Nepal viven más de 20.000 refugiados tibetanos que dejaron su país tras la huida del Dalai Lama en 1959, tras una fallida rebelión contra el régimen chino. El líder espiritual tibetano vive en India y dejó de visitar Nepal hace mucho tiempo.

La organización de derechos humanos Human Rights Watch informó que hasta 3.000 tibetanos arriesgan sus vidas cada año al cruzar los montes Himalaya rumbo a Nepal.

Aquellos que logran llegar a la OBRT suelen sufrir congelamientos y otros problemas de salud originados por el paso a través de la cordillera.

La OBRT ”ha sido una red de seguridad para decenas de miles de tibetanos perseguidos”, y su cierre ”deja a miles de refugiados sin un apoyo crucial”, dijo el director de Human Rights Watch para Asia, Brad Adams.

El gobierno chino restringe la libertad de culto y de expresión en Tíbet, y procura limitar con fuertes medidas represivas la influencia política y religiosa del Dalai Lama en todo el territorio.

El Ejército Popular de China invadió Tíbet en 1951. Beijing reprimió entonces el sistema religioso y la cultura tradicionales. También abolió el sistema feudal de explotación agrícola y creó las primeras comunas.

En 1959, la secta tibetana Sombrero Amarillo inició una fallida sublevación, y ese mismo año el Dalai Lama y sus seguidores huyeron a India

Desde la ciudad india de Dharmsala, el Dalai Lama ha librado su lucha por la independencia de Tíbet y la restauración de sus tradiciones. Para ello, ha propuesto la celebración de un plebiscito sobre la autodeterminación, iniciativa rechazada por Beijing.

Galardonado con el premio Nobel de la Paz, el Dalai Lama es reverenciado dentro y fuera de Tíbet como ”dios viviente”.

En los últimos 20 años, sus demandas de independencia se diluyeron en un reclamo de tolerancia y autonomía regional, similar a la que gozan otros territorios de China como Hong Kong, Cantón y Shangai.

El 26 de enero, el gobierno chino conmutó la condena a muerte de Tenzin Delek, un monje lamaísta que se hizo conocer con sus campañas en defensa de la cultura y la religión de Tíbet.

Delek fue detenido en 2002, acusado de ”atentados con explosivos” e ”incitar a la separación del Estado”. Lobsang Dondrup, quien —según Beijing— lo acompañó en su conspiración, fue ejecutado hace dos años.

La Secretaría del Interior de Nepal y otros funcionarios solicitaron a Tsering que intentara registrar la OBRT y la representación del Dalai Lama en Katmandú ”en algún modo que no dañe la delicada política de Nepal” respecto de Tíbet, según aseguró el propio dirigente a IPS.

Las autoridades nepalesas también le solicitaron que no intentara entablar contacto con los tibetanos que procuraban encontrar refugio. La mayoría de ellos no hablan otro idioma más que tibetano o chino.

La única esperanza de Tsering es que la comunidad internacional ejerza una presión que contrarreste la del gobierno chino y le permita reanudar la actividad de las oficinas.

El dirigente tibetano ya contactó a las embajadas de Estados Unidos y de los países de la Unión Europea en Nepal, así como las oficinas en Katmandú de los altos comisionados de las Naciones Unidas para los Refugiados y para los Derechos Humanos.

La portavoz de la Embajada de Estados Unidos, Constance C. Jones, dijo a IPS que el Departamento de Estado (cancillería) sigue en Washington con atención las derivaciones del cierre de las oficinas en Katmandú.

”Trabajamos con el gobierno de Nepal para asegurarnos de que no resulte afectado el bienestar de los refugiados tibetanos en Nepal”, agregó.

Pero Jones descartó la posibilidad de que el gobierno estadounidense reclamara al nepalés la reapertura de las oficinas. ”Es un asunto interno del gobierno de Nepal. No pediremos eso”, sostuvo.

Mientras, el funcionario del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Nepal, David Johnson, se negó a referirse al asunto. ”Estoy al tanto del problema pero no puedo hacer comentarios ahora”, dijo.

Las clausuras no afectarán la asistencia que brinda el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados a los tibetanos en Nepal, dijo un funcionario de esa agencia a IPS.

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