La alta abstención se cierne amenazante sobre el referéndum a celebrarse este domingo en España, el primero a que será sometida la Constitución de la Unión Europea y que al parecer recibirá un amplio apoyo de quienes concurran a las urnas.
Si bien los partidos que representan a la mayoría de la ciudadanía española, organizaciones no gubernamentales, sindicales y empresariales se han movilizado para impulsar el sí a la Constitución, dos razones de peso permiten pronosticar una importante ausencia de votantes.
Por un lado, 90 por ciento de la ciudadanía no ha leído el texto constitucional, según proyecciones de consultas, sino extractos parciales difundidos en los actos realizados con motivo de la convocatoria, a través de debates televisivos o avisos en los medios de comunicación.
Por otra parte, al anticiparse que entre los votantes prevalecerá el sí, muchos ciudadanos no se sienten motivados para ir a sufragar y se decantan por aprovechar un fin de semana que se anuncia soleado, para disfrutar fuera de las grandes ciudades.
La última encuesta del oficial Centro de Investigaciones Sociológicas, realizada la semana pasada, 51,2 por ciento de los entrevistados están a favor de aprobar la nueva Constitución del bloque europeo.
No obstante, sólo 46,3 por ciento de los consultados afirmaron que con toda seguridad irán a votar este domingo, mientras 22 por ciento dijo que probablemente lo hará y 9,6 por ciento manifestaron que no concurrirán a las urnas.
En todo caso, quienes apuestan por el sí al texto de la norma europea, como Mariano Rajoy, el líder de la mayor fuerza de oposición, el centroderechista Partido Popular (PP), recuerdan que en temas que en su momento fueron de mayor actualidad de lo que es ahora este referéndum, también hubo poca participación.
En la consulta institucional de 1978 para aprobar la Constitución española, y cuyo resultado positivo ratificó el proceso de democratización del país, la abstención llegó a 32 por ciento del padrón electoral, mientras que la cifra ascendió al 41 por ciento en 1986, cuando se decidió la permanencia de España en el Tratado de la Organización del Atlántico Norte.
La eventual abstención superior a 50 por ciento de los votantes no invalidaría legalmente la consulta, pero pesaría negativamente sobre la conciencia ciudadana.
Por esa razón, la movilización a favor del sí ha reunido a las fuerzas políticas más influyentes y poderosas, como el propio y gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE), a los sindicatos y a las organizaciones no gubernamentales.
Representativas organizaciones sociales y movimientos cívicos llamaron este viernes a los ciudadanos a votar por el sí, con el argumento de que la Constitución es un paso adelante hacia la unidad europea, que reconoce derechos y no quita ninguno, pues no cierra puertas, sino que abre algunas y nos dota de útiles para crear las llaves que abrirán otras.
Entre los firmantes figuran Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores, que son las dos mayores centrales sindicales del país, así como el Movimiento por la paz el Desarme y la Libertad.
También rubricaron la exhortación el Movimiento contra la Intolerancia, la Federación de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales, la Unión de Mujeres por Europa, la Federación de Mujeres Progresistas y la Asociación de Compositores y Autores de Música.
El presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, dijo a IPS que el texto a someter a consideración ciudadana recoge la esperanza de vivir en paz y convivir construyendo un futuro mejor para las generaciones venideras.
Añadió asimismo que la Constitución construirá un nuevo muro frente a los viejos y nuevos fascismos, frente a los nacionalismos excluyentes y a utopías totalitarias que nos condujeron a períodos dramáticos.
Otra unión de grupos no gubernamentales, como la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN), se pronunció también este viernes a favor del sí, porque nos aporta nuevamente una ocasión para debatir abiertamente y exponer la idea de la Unión Europea (UE) que queremos las organizaciones que actuamos contra la pobreza y la exclusión social.
El jefe del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, al clausurar este viernes la campaña previa al referéndum, llamó a votar por el sí convencido de que éste es el camino más sólido para la paz perpetua.
El también líder del PSOE consignó, además, que el texto constitucional europeo supone, antes que nada, la supremacía de la noción de ciudadanía y la paz democrática.
Precisamente, la disposición constitucional ante la paz y la guerra es esgrimida también por quienes hacen campaña por el no a la Constitución de la UE.
Uno de esos grupos contrarios a la aprobación de esta Constitucional es Izquierda Unida (IU), la coalición basada en el Partido Comunista.
El líder de IU, Gaspar Llamazares, subrayó que no se incluye en este texto constitucional puesto a referéndum ninguna palabra sobre desarme y que, al revés, se destacan pronunciamientos a favor de aumentar la capacidad militar de la UE y de participar en guerras preventivas.
Ese no a la Constitución es pedido también por el Bloque Nacionalista Gallego, Eusko Alkartasuna (EA, escisión del moderado Partido Nacionalista Vasco), Nafarroa Bai (nacionalismo navarro), la Junta Aragonesista e Izquierda Republicana de Cataluña (ERC).
Todos estos son partidos con baja representación electoral, con excepción de ERC, que cogobierna la comunidad autónoma de Cataluña, una de las 17 que integran España.
En cambio adhieren al sí Convergencia y Unión, de Cataluña, y el Partido Nacionalista Vasco, del País Vasco, las dos fuerzas nacionalistas con más votos en cada una de sus comunidades.
Sobre el presunto belicismo del texto constitucional, el representante de la UE para la Política Exterior y la Seguridad Común, el socialista español Javier Solana, destacó este jueves que la Unión Europea colectivamente no puede ir a la guerra.
Acerca de la acusación de Llamazares de que se anima a los países a aumentar sus gastos militares, Solana aclaró que las capacidades que se demandan son para operaciones de mantenimiento de la paz.
Por ello, añadió que, de acuerdo al texto sometido a consulta, la UE sólo puede implicarse para separar contendientes, recuperar y mantener la paz, para operaciones de rescate en catástrofes o la formación para recuperación de fuerzas armadas y el estado de derecho en países afectados por guerras.
La llamada Constitución de la UE es en realidad un tratado acordado entre los gobiernos y los parlamentos europeos, otro argumento utilizado por sus opositores para votar no o abstenerse.
Por ello, el resultado del referéndum no será vinculante, ya que la aprobación corresponde a los gobiernos y a los parlamentos nacionales.
No obstante, Zapatero declaró que sea cual sea el resultado del referéndum lo aceptará, pues afirmó, que respetará la voluntad mayoritaria de los españoles. Cada voto decide, y esta decisión tiene una fuerza enorme, añadió.
Otra de las causas que se menciona como impulsora de una mayor abstención es que el referéndum se haya convocado tan pronto, sin esperar a un amplio debate en toda Europa.
Por ello, Luis Yánez, diputado del Parlamento Europeo por el socialismo español y ex secretario de relaciones con América Latina, dijo a IPS que la decisión de Zapatero de ser los primeros en votar es valiente, apoyada en las estadísticas que muestran a una España considerada por sus ciudadanos como un país europeísta.
Por su parte, el comisario de Asuntos Económicos de la UE, el también socialista Joaquín Almunia, puso énfasis en destacar ese europeísmo español y pronosticar que, tras el referéndum, Europa pesará más en el mundo, tendrá una voz clara y única y todas sus decisiones se adoptarán de forma más democrática, más transparente y más eficaz.
La Iglesia Católica, la religión mayoritaria en España, no se pronunció a favor ni en contra. En un comunicado emitido por su Conferencia Episcopal se lamenta de que el texto no se haya pronunciado contra la investigación con embriones humanos, el aborto, la eutanasia, la clonación humana y la exclusión de los matrimonios gays.
A pesar de la crítica, los obispos no se definen y consideran que el sí, el no, el voto en blanco y la abstención son posibles opciones legítimas.