Mientras consolida sus proyectos petroleros en China y en América del Sur, Venezuela considera desprenderse de sus refinerías en Estados Unidos, las cuales solo benefician al fisco de ese país, según el presidente Hugo Chávez. La empresa Pdvsa también podría reducir operaciones en Europa.
En uno de sus escritos llamando a la unión sudamericana, el libertador Simón Bolívar se veía a sí mismo con su mano derecha sobre el Orinoco y la izquierda en el Río de la Plata, evocó el presidente venezolano Hugo Chávez.
Eso significa que estaba mirando hacia China, concluyó Chávez ante sonrientes audiencias este año en Caracas, cuando recibió al vicepresidente chino Zeng Qinghong, y en Buenos Aires, donde inauguró la primera gasolinera de la asociación entre las compañías petroleras estatales Pdvsa (Venezuela) y Enarsa (Argentina).
Más allá de la ingeniosa representación de un Bolívar gigante de espaldas al Atlántico que mira hacia el Pacífico, la imagen da cuenta de la dirección de algunos cambios en los negocios petroleros que emprende Venezuela, y que apuntan a desprenderse en el mediano plazo de la dependencia —recíproca— con el mercado de Estados Unidos.
Venezuela es el quinto exportador mundial de crudo, y Pdvsa (Petróleos de Venezuela) es una de las mayores empresas del Sur, con activos estimados en 100.000 millones de dólares y refinerías y redes de distribución de combustible en Estados Unidos y Europa.
[related_articles]
Pdvsa podría vender algunas de sus refinerías en Europa porque no nos dan un centavo de ganancias, ni pagan impuesto en Venezuela. Eso es imperialismo económico, dijo Chávez.
El presidente también criticó el suministro de petróleo venezolano a Citgo, filial de Pdvsa que tiene ocho refinerías en Estados Unidos y abastece ocho por ciento de ese mercado con entregas a 14.000 gasolineras.
Le vendemos con descuento según los contratos firmados en la cuarta República (antes de llegar Chávez al poder en 1999). Estamos subsidiando el presupuesto de Estados Unidos, sostuvo.
Chávez se refiere al suministro diario de unos 700.000 barriles (de 159 litros) de crudo venezolano a Citgo, con descuento de unos dos dólares por barril, debido a que esas destilerías admiten los petróleos venezolanos más pesados.
El ministro de Energía y presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, observó que no tiene sentido que Venezuela, con tremendos problemas sociales, subsidie a las economías del primer mundo, y anunció la paralización de los planes de expansión de Citgo, que tiene ganancias operacionales (antes de impuestos) de 1.000 millones de dólares anuales.
El presidente de Citgo, Félix Rodríguez, aseguró que el gobierno no tiene planteado vender los activos de la compañía, aunque Chávez podría tener ese plan a mediano plazo, mientras se revisa la rentabilidad de cada una de sus refinerías.
Ramírez confirmó en cambio el interés por vender el 50 por ciento que tiene Pdvsa en el complejo de refinerías de Ruhr Oel, en Alemania, y otras plazas de Europa. Ya tenemos una oferta aceptable como parte de un acuerdo que incluye a British Petroleum y una firma rusa, dijo el ministro.
En toda esa internacionalización de Pdvsa se hizo un mal negocio, porque se vende con descuentos y las compañías de transporte se llevan la parte del león, dijo a IPS el profesor de economía petrolera Francisco Mieres.
Venezuela obtiene menos plata por barril que México, que vende a Estados Unidos sin tener refinerías allí.
Según Mieres, se puede hacer una buena negociación vendiendo refinerías a los rusos en Europa, que tienen allí un mercado natural, y en cuanto a Citgo o bien se venden esas refinerías o se cambian los términos del suministro.
Alberto Quirós, ex presidente del consorcio angloholandés Shell en Venezuela, dijo a IPS que vender Citgo es una vieja amenaza de Chávez. Quizá quiera venderlas, y no es mala idea ahora, que los precios del petróleo están altos, hay una elevada demanda y puede conseguirse por ellas un buen precio.
Las refinerías de Citgo, dotadas con sistemas de conversión profunda, pueden obtener los mismos productos derivados que otras, pero trabajando con crudos pesados que son más baratos y por ello ganar una montaña de dinero, recordó Quirós.
Mientras Chávez coloca signos de interrogación sobre las operaciones petroleras con Estados Unidos y Europa, se abre a nuevas negociaciones con China y América del Sur.
Con su par argentino Néstor Kirchner selló la asociación entre Pdvsa y Enarsa, en busca de negocios conjuntos de producción, refinación y distribución de petróleo, derivados y gas.
Incluso Chávez dijo que Pdvsa estudiaba comprar los activos de Shell en Argentina, una negociación de unos 1.000 millones de dólares, pero la trasnacional angloholandesa desistió de sus planes de venta y decidió permanecer en el país austral.
Los despachos de petróleo pactados con Argentina, con un valor comercial de más de 300 millones de dólares, se han hecho además mediante un mecanismo de trueque, pues la nación austral ha pagado con miles de vaquillas, ascensores, productos agrícolas y equipos médicos.
Con Brasil —al que Venezuela llegó a suministrar 100.000 barriles diarios antes de que el gigante sudamericano se acercase a su actual autosuficiencia— también se tejen acuerdos, y Pdvsa los busca con otras naciones de la región para estructurar un ente común de cooperación y negocios que ya tiene nombre: Petrosur.
Pdvsa do Brasil ya existe, estamos yendo con Pdvsa Argentina, con Uruguay vamos a ir ahora (cuando asuma en marzo el nuevo presidente de ese país, Tabaré Vázquez), a Paraguay suministramos petróleo con un acuerdo especial y Bolivia nos invitó a explorar proyectos conjuntos, recordó el ministro Ramírez.
En paralelo, Pdvsa se interesa en construir un oleoducto entre el Atlántico y el Pacífico en Panamá, y un poliducto desde la frontera norte de Venezuela con Colombia hasta la costa colombiana del Pacífico.
El destino de esa infraestructura es obvio: el creciente mercado de energía de China y otros países de Asia.
Llegar a China es un tema estratégico. Sería un error no estar allí. Ellos están migrando del uso del carbón a combustibles más eficientes. Establecemos acuerdos por ejemplo sobre el fuel oil, que para nosotros es importante sacarlo del Atlántico, dijo Ramírez al diario caraqueño El Universal.
Hemos llegado a acuerdos con China para que comience a explotar 15 campos petroleros maduros (viejos) en el oriente de Venezuela, con reservas superiores a 1.000 millones de barriles, y buena parte de ese petróleo va a venir a China, anunció Chávez durante una visita a Beijing en diciembre.
Con China hay un tema pendiente, por diferencias entre Pdvsa y la Corporación Nacional china de Petróleo (CNPC) acerca de un acuerdo para producir orimulsión, un combustible para plantas termoeléctricas y acerías que se elabora con dos partes de crudos pesados, una de agua y otros elementos para impedir la solidificación.
Pdvsa, guiada por uno de sus vicepresidentes, Bernard Mommer, quiere dejar de producir ese combustible para aprovechar los crudos pesados que se le destinan en la manufactura de crudos sintéticos, más livianos y rentables. Las partes negocian un convenio para sostener la producción de orimulsión que satisfaga, al menos, compromisos viejos.
La eliminación de la orimulsión como producto es criticada en Venezuela tanto por ex ejecutivos de la industria como por académicos de la izquierda nacionalista.
Pero saltando ese obstáculo, es obvio el interés venezolano por vender petróleo a China, a pesar de los costos marcados por la distancia y el hecho de que el gigante asiático no tiene suficiente capacidad de refinación con conversión profunda.
El razonamiento de Chávez no es económico sino político, según el analista David Edmonds, de la firma estadounidense Stratfor. La ruta a través de Panamá puede dar ventajas a los chinos, en tanto Venezuela puede dar descuentos y compensar los costos de transporte, según otro experto en Washington, John Atchley.
Quirós estimó que en el mercado hay suficientes fórmulas para compensar los problemas de distancias, pero rehusó elaborarlas, en tanto Mieres sostuvo que Venezuela puede pactar triangulaciones con Rusia, para que abastezcan a clientes chinos mientras Pdvsa atiende, por ejemplo, clientes rusos en Norteamérica.
Otro experto, el venezolano de origen iraquí Mazhar al-Shereidah, alabó los planes de diversificación de mercados, pues el día que cambie la situación actual, cualquier desencuentro político con Estados Unidos podría derivar en el cese de las adquisiciones de petróleo venezolano por parte de esa nación.
Chávez insiste en el carácter estratégico de las alianzas que busca con Rusia y China, y en recientes visitas a esos países negoció la compra de un satélite de comunicaciones —posiblemente chino— y uniformes militares a Beijing, así como 100.000 fusiles Kalashnikov y 40 helicópteros militares a Moscú.