Militares apostados en las redacciones y en las estaciones de radio impiden que los medios de comunicación de Nepal informen a la población los pormenores del golpe de Estado que dio el rey Gyanendra esta semana.
Se suponía que este jueves sería la primera jornada de una huelga de 72 horas convocada por la insurgencia armada maoísta. Pero el día comenzó con los habituales atascos de tráfico, con los comercios abiertos y los niños en la escuela.
Esto no significa que los 24 millones de nepaleses hayan perdido al fin el temor a los maoístas. La guerra civil entre las fuerzas de seguridad y estos rebeldes que luchan por la instauración de una república comunista causó la muerte de 10.500 personas en nueve años.
Tampoco quiere decir que los nepaleses apoyen el golpe de Estado y el régimen de emergencia dispuestos el martes por el rey Gyanendra. Lo que sucede es que la censura a la prensa impidió que la población supiera de la huelga general.
La gente no sabe que hoy hay huelga. Hay un completo apagón noticioso, dijo un periodista que solicitó reserva de su identidad por temor a las represalias.
De hecho, desde que el rey asumió el poder total al despojar de sus funciones al gobierno multipartidario, el signo más visible del nuevo régimen es la censura a todos los medios de comunicación.
Los teléfonos, tanto fijos como celulares, como la red informática mundial Internet están desconectadas en Nepal desde el martes. Pero a los medios de comunicación también se les prohibió informar sobre cualquier detalle del golpe de Estado.
Para asegurar el cumplimiento de la prohibición, se apostaron oficiales del ejército en todas las redacciones de periódicos y estaciones de radio, incluida la estatal.
El rey Gyanendra despojó el martes del gobierno al primer ministro Sher Bahadur Deuba, del centrista Partido del Congreso, por segunda vez en apenas dos años, y tomó el control del poder absoluto.
El monarca cuestionó la incapacidad de Deuba de restaurar la paz en el país, asolado por una guerra civil entre las fuerzas gubernamentales y una guerrilla maoísta inspirada en la organización peruana Sendero Luminoso.
Tenemos que obtener información de un oficial del ejército antes de llevar los originales a la imprenta. Está mal, pero ¿qué podemos hacer?, dijo el director de un diario.
El miércoles, el rey Gyanendra instaló un gabinete de 10 ministros. Una de las primeras medidas del nuevo gobierno fue prohibir la información política en los medios de comunicación por los próximos seis meses.
Los medios deben tener disciplina, dijo el nuevo ministro de Información y Comunicaciones, Tanka Dhakal, ex funcionario del desacreditado régimen Panchayat, periodo de monarquía absoluta iniciada en 1960 y derrotado por las manifestaciones prodemocráticas de 1990.
Las portadas de los periódicos están este jueves llenas de informes vacuos sobre la formación del nuevo gabinete y sobre sus promesas, así como entrevistas personales a los nuevos ministros.
Pero ni una palabra sobre los arrestos y detenciones domiciliarias de dirigentes políticos, sindicalistas y activistas, así como de actos de intimidación de funcionarios de seguridad contra periodistas.
Tampoco hubo menciones a la postergación de la cumbre de la Asociación para la Cooperación de Asia Meridional (SAARC), resuelta después de que el primer ministro indio Manmohan Singh cuestionó el golpe de Estado en Nepal.
No vi tal censura en toda mi vida, dijo un director de periódico que ejerció su profesión durante el régimen de Panchayat.
En los viejos tiempos, al menos podíamos escribir provocativamente para tantear la situación. Pero ahora recibimos órdenes precisas de no escribir nada contra los intereses del nuevo régimen, agregó.
Algunas emisoras de radio retiraron sus programas periodísticos del aire.
Un frustrado periodista indio que llegó a Nepal el martes no tiene consigo un teléfono satelital. Tengo una noticia que contar, pero no tengo cómo contarla. Me temo que tendré que ir a India a escribirla, dijo.
Esto es inaceptable. Esto es una censura total. Exigimos el regreso al régimen democrático y a las libertades fundamentales, dijo el presidente de la Federación de Periodistas Nepaleses (FNJ), Taranath Dahal.
De todos modos, ningún periodista fue detenido, aunque los periodistas temen que no falte mucho para eso. Estamos volando bajo. No tiene sentido provocar al gobierno. Esperaremos a ver qué pasa, dijo uno.
Los dirigentes estudiantiles Gagan Thapa y Rajendra Rai, así como los activistas de derechos humanos Krishna Pahadi y Sindjunath Pyakurel, fueron detenidos el martes y desde entonces se desconoce su paradero.
Un dirigente político calculó que 1.500 personas fueron detenidas o puestas bajo arresto domiciliario desde el golpe del martes.
Los maoístas intentaron usar la crisis institucional a su favor, por lo que llamaron a la huelga. Pero un dirigente político que hoy tiene la suerte de estar libre recordó: Ellos apelaron consistentemente a la violencia contra los partidos. ¿Cómo podríamos confiar en ellos ahora? (