El secretario general de la ONU, Kofi Annan, conducirá una investigación sobre el asesinato el lunes en Beirut del ex primer ministro de Líbano, Rafik Ariri, en un atentado en que murieron otras 11 personas.
El Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) solicitó a Annan, con el voto unánime de sus 15 miembros, que "informe urgentemente" las "circunstancias, causas y consecuencias de este acto terrorista".
"El Consejo está preocupado por el potencial desestabilizador (del atentado), y expresa su esperanza en que el pueblo libanés pueda salir unido de este terrible acontecimiento", declaró el órgano.
"Esto no es para apresurarnos", dijo Annan, consultado por la posibilidad de que la ONU envíe una fuerza internacional a Líbano para impedir un resurgimiento de la guerra civil que causó la muerte a 100.000 personas entre 1975 y 1990.
"Esta es la primera vez en que hay señales de que se solicitará una fuerza internacional, y es algo que deberemos considerar con mucho, mucho cuidado, al igual que el Consejo de Seguridad", agregó.
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Hoy, la ONU cuenta con una fuerza de mantenimiento de la paz de 2.000 soldados en el sur de Líbano (Unifil), establecida en marzo de 1978. Pero esta fuerza fue creada para aplacar los ánimos en la frontera con Israel.
Unos 250 soldados de la Unifil han muerto. La misión tiene un costo anual de 97 millones de dólares.
La bomba del lunes no sólo mató a Hariri, un popular político y empresario multimillonario de 60 años, sino también a seis guardaespaldas y cinco personas que estaban por allí. Más de 125 resultaron heridos en el atentado, que amenaza con desestabilizar Líbano luego de más de una década de paz.
La renuncia de Hariri el año pasado fue, al parecer, producto de la continua interferencia política y militar de Siria en Líbano.
Damasco también mostró irritación con la negativa de Hariri a apoyar una enmienda constitucional que habría permitido al presidente prosirio Emile Lahoud continuar en funciones un segundo periodo de seis años.
Lahoud, un ex comandante del ejército, fue elegido presidente en octubre de 1998 con la bendición del fallecido presidente sirio Hafez al Assad, padre del actual, Bashar al Assad.
Unos 14.000 soldados sirios están apostados en Líbano. En 1976, al comienzo de la guerra civil, eran unos 25.000.
La prensa consultó a Annan sobre las versiones según las cuales el enviado especial de la ONU Terje Roed Larsen advirtió a Hariri sobre el peligro que corría. "No quiero entrar en detalles sobre mi conversación con Larsen", contestó el secretario general.
De todos modos, Annan confirmó que su enviado se encontraba la semana pasada en Medio Oriente para entregar sus mensajes a Assad y Lahoud. "No estoy en condiciones de dar detalles sobre lo que me informó Larsen", añadió.
Las cartas remitidas por Annan se referían a la retirada de las "tropas extranjeras" de Líbano y al desmantelamiento de las milicias ordenados por la resolución 1.559 del Consejo de Seguridad.
La resolución no menciona específicamente a Siria, pero ese país es el único que tiene presencia militar significativa en Líbano.
"Espero que haya acciones y señales reales de retirada para el momento en que eleve mi próximo informe al Consejo de Seguridad, en abril", agregó Annan.
El texto original de la resolución aprobada este martes por el Consejo, al parecer redactada por Francia, se refería a la retirada de las tropas sirias. Pero esa mención fue separada de la iniciativa antes de iniciarse la sesión del órgano.
Estados Unidos, que ha acusado en muchas ocasiones a Siria de financiar y dar armas a organizaciones terroristas que operan en Iraq, también exige la retirada de las tropas de aquel país de Líbano. En esta ocasión, se abstuvo de acusar directamente a Damasco de la muerte de Hariri.
El atentado tuvo una escala sin precedentes desde el fin de la guerra civil que sufrió Líbano entre 1975 y 1990, donde rutinariamente se registraban muertes a causa de las bombas.
Hariri, un multimillonario de 60 años, es considerado el factótum de la lenta salida de aquella pesadilla.
Organizaciones islámicas se atribuyeron la responsabilidad del atentado. Pero, dado el apoyo que Siria suele brindar a organizaciones armadas islámicas, muchos en Líbano acusan al gobierno en Damasco.
En todo caso, Líbano va rumbo a una mayor polarización, que ya se percibe entre prosirios y los que se oponen a la influencia del poderoso país vecino. Damasco envió tropas a Líbano durante la guerra civil, a pedido del gobierno de hegemonía cristiana. El conflicto concluyó con el Acuerdo de Taif, firmado en 1989 en Arabia Saudita por legisladores libaneses y que incluía una reforma política, el cese de la violencia, el establecimiento de relaciones especiales entre Damasco y Beirut y un cronograma para la retirada de las tropas sirias.
Siria nunca cumplió en su totalidad el Acuerdo de Taif. No retiró sus tropas por completo ni limitó su influencia. Eso originó resentimientos en la minoría cristiana, y también en amplios sectores de la población musulmana.