Más de 200 civiles murieron en Haití desde el 30 de septiembre a causa de la violencia entre partidarios del depuesto presidente Jean Bertrand Aristide y las fuerzas de seguridad.
Un duro tiroteo sacudió este mes el suburbio residencial de Petion Ville de la capital haitiana. Todas las calles fueron bloqueadas y los niños evacuados de sus escuelas. Era una pesadilla repetida.
Esta vez, policías especializados, portando rifles M-16 y M-14, buscaban a un ex soldado que lideraba una pandilla armada. Pronto se sumaron a la búsqueda efectivos de las fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en vehículos blindados y munidos de granadas.
La policía detuvo a tres personas, pero no al hombre que perseguía. Cuando todo terminó, se supo la tragedia: Dorley Jean Baptiste, una niña de cinco años, había muerto al quedar atrapada en la balacera, y otros tres civiles sufrieron heridas.
Jean Baptiste se sumó a la lista de más de 200 víctimas fatales de la violencia en Puerto Príncipe desde el 30 de septiembre de 2004, cuando policías y manifestantes que pedían el regreso del ex presidente Jean Bertrand Aristide se enfrascaron en un tiroteo que dejó varios muertos.
A partir de entonces, bandas armadas partidarias de Aristide han realizado frecuentes ataques a estaciones de policía, comercios y automovilistas. En varios casos la policía ha respondido con dura represión, contribuyendo al ciclo de violencia.
Aristide abandonó Puerto Príncipe el 29 de febrero, en circunstancias aún no aclaradas.
Cuando el insurgente Frente Nacional Haitiano se acercaba a la capital, el entonces mandatario firmó un documento de renuncia y abordó un avión estadounidense que lo trasladó a República Centroafricana. Luego se radicó en Jamaica y semanas más tarde en Sudáfrica.
Aristide sigue afirmando que fue secuestrado por infantes de marina (marines) estadounidenses y que no renunció por su propia voluntad, como aseguran funcionarios de Washington, sino que fue obligado a firmar el documento.
Los oponentes de Aristide celebraron su salida del poder como si significara el inicio de una nueva era en Haití. Poco después se conformó un gobierno interino encabezado por el primer ministro Gerard Latortue, con respaldo de Estados Unidos.
Sin embargo, la situación de seguridad se siguió agravando, ya que milicias aliadas a Aristide continúan activas. Los secuestros, las violaciones y los robos son frecuentes en todo el territorio.
La tragedia del Petion Ville, ocurrida el jueves 10, se originó cuando la Policía Nacional Haitiana decidió detener al ex sargento Remissainthe Ravix, líder de un grupo que estaría vinculado con la muerte de cuatro oficiales.
Ravix sigue libre, y Jean Baptiste se sumó a la larga lista de "daños colaterales" que tiene cada operación policial.
La indignación es mayor considerando que en Haití hay 7.400 soldados de la ONU encargados de garantizar la paz.
La Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustha, por sus siglas en inglés) tiene una tarea dura. Fue creada hace siete meses, pero completada hace apenas dos.
Esta fuerza encabezada por Brasil, que sumando a sus funcionarios civiles cuenta con un presupuesto de 379 millones de dólares para sus primeros 12 meses, tiene el objetivo de "garantizar un ambiente estable y seguro" para la preparación de las elecciones el próximo otoño boreal.
Esta es la sexta misión internacional enviada a Haití en 10 años. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, prometió que ésta sería diferente.
"La mayoría de estas misiones, si no todas, tenían como primer objetivo la consolidación de un ambiente estable en Haití", indicó a IPS el periodista y activista por la libertad de prensa Vario Serant.
"Pero la experiencia demuestra que, a pesar de todas estas misiones, Haití sigue siendo inestable y su pueblo es rehén de la inseguridad, de la violencia, de las bandas y de los narcotraficantes", añadió.
Serant, director del canal privado Tele-Haití y corresponsal de Radio Francia Internacional, duda de la efectividad de la Minustha.
"Esta misión no es diferente a las anteriores. ¿Qué es lo que está pasando ahora? Minustha ha estado aquí ya siete meses. Todavía hay grupos de gente armada y todavía hay lugares de la ciudad donde uno no puede ir", señaló.
Pero la Minustha no fue enviada para supervisar a la policía haitiana, que tiene apenas 4.000 efectivos para proteger a los ocho millones de habitantes, está mal equipada y es con frecuencia acusada de realizar ejecuciones sumarias y de traficar droga.
La misión de la ONU colabora en algunos operativos policiales en Puerto Príncipe, que incluyen enfrentamientos con bandas delictivas y redadas.
El jueves pasado, el comandante de la Minustha, el brasileño Augusto Heleno Ribeiro Pereira, expresó malestar por la forma en que se realizó el frustrado y trágico operativo contra Ravix.
"No nos informaron con anticipación. Nos llamaron luego de comenzar. Ahora vamos a retirar a nuestros soldados (de la zona) porque la policía decidió romper todos los muebles (del escondite de Ravix). Nuestro mandato no es destruir casas", señaló Ribeiro Pereira.
Por su parte, el jefe de la Policía, Leon Charles, aseguró ante periodistas que su fuerza nunca pidió la colaboración de la Minustha.
La violencia en Puerto Príncipe obligó a muchos comercios a cerrar, que las casas importadoras suspendieran sus órdenes y que los colegios perdieran varios días de clases.
La misión de la ONU "no ha trabajado para ayudar a la policía a que tenga mejor entrenamiento, mejores equipos y mejor organización. Además, su principal tarea, que es el desarme de la población, es un completo fracaso", sostuvo el vicepresidente de la Cámara de Comercio, Jerry Tardieu.
En Haití hay 300.000 armas ilegales, según un estudio elaborado por el Grupo Internacional de Crisis, con sede en Bruselas.
Ahora las fuerzas de paz de la ONU ahora están bajo una fuerte presión, sobre todo tras los fracasos de los años 90.
La ONU "ha fracasado repetidamente en el desafío de impedir la guerra y propagar la paz", señala un informe del subsecretario general del foro mundial, Lakhdar Brahimi, divulgado en 2000.
El estudio recomendó que las futuras misiones de la ONU tengan mandatos más claros, una mejor idea de cómo usar la fuerza y de sus limitaciones, además de más apoyo de los países miembros.
"Después de todas las misiones internacionales, ¿por qué Haití está como está? Esa es la pregunta que debe ser considerada y que requiere una respuesta. Pero es Haití, y no la comunidad internacional, quien debe contestar", afirmó Serant. ***** + Haití: otro paso atrás Cobertura especial de IPS (http://www.ipsenespanol.org/focus/haiti/index.asp) + Minustha, en inglés (http://www.un.org/Depts/dpko/missions/minustah/) + Informe del Grupo Internacional de Crisis, en inglés (http://www.icg.org/home/index.cfm?l=1&id=3255) (FIN/IPS/traen-rp-mj/jr/ks/mj/ip hd ha/05)