La apertura económica, que, aunque tímida, ayudó a Cuba a paliar la crisis desatada tras la desaparición del campo socialista hace 15 años, parece definitivamente cerrada por el gobierno, confiado en su política social para sanear los desequilibrios acentuados por esos cambios.
El Estado vuelve convertido en Ave Fénix, con alas de largos vuelos, señaló el presidente de Cuba, Fidel Castro, ante economistas y académicos de unos 40 países que lo escucharon hablar por casi seis horas en la clausura de un congreso sobre globalización y desarrollo realizado este mes en La Habana.
Ese retorno del protagonismo estatal viene andando desde hace unos dos años con una serie de medidas para centralizar el control sobre las transacciones comerciales y el movimiento bancario de las empresas e incluyen, además, la sustitución del dólar por el peso cubano convertible (CUC) y mayores restricciones al trabajo independiente.
Según el mandatario cubano, el control de cambios ayudará al país al ahorro de entre 500 y 1.000 millones de dólares, de un gasto anual estimado en aproximadamente 5.000 millones de dólares.
Desde comienzos de este año, todas las divisas libremente convertibles y su equivalente cubano, el CUC, van a parar a una cuenta única en el Banco Central, que encabeza el llamado Comité de Aprobación de Divisas encargado de la asignación de recursos a las empresas estatales.
La resolución número 92 del 30 de enero de 2004 establece que las autorizaciones son previas a la contratación y no en el momento del pago, como se hacía hasta el momento de dictarse la disposición, para hacer más eficiente el uso de los ingresos en divisas y dar mayores garantías a los compromisos externos de las entidades cubanas.
A la vez, el Banco Central tiene desde 2003 la potestad de aprobar las compras en dólares de las empresas estatales cubanas, al tiempo que se volvió a la práctica de fijar los precios de estas transacciones según la fórmula de costo más 10 por ciento, lo que busca impedir que algunas empresas eleven sus tarifas excesivamente.
La resolución 92 fue un tiro de gracia al Sistema de Perfeccionamiento Empresarial, que se apoya en el autofinanciamiento de las empresas públicas, señaló a IPS un economista y académico cubano que prefirió no publicar su nombre.
Ese método puesto en práctica a partir de 1999 involucra a alrededor de unas 600 compañías, casi 20 por ciento del total de las existentes en este país con sistema socialista, y tiene como principal objetivo aumentar la eficiencia en el uso de los recursos financieros, materiales y humanos.
El proceso se basa justamente en la autonomía de las empresas, que pueden emplear parte de sus utilidades de forma descentralizada y reinvertir para mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores, dijo el especialista, quien recordó que las principales industrias del país, como el petróleo, níquel y electricidad, funcionan bajo ese proceso.
Pero Castro, cuyas palabras fueron difundidas esta semana por televisión, aunque no en la prensa escrita, estimó el autofinanciamiento en divisas un método nefasto que puso a las empresas a robarse unas a otras y causante de crear una capa de ejecutivos empresariales de unas 3.000 personas que decidían sobre las divisas del país.
El gobernante cubano también hizo referencia a administradores cubanos que cambiaron su forma de vida y costumbres. No critico a nadie, no condeno a nadie. Todos somos responsables. Pero vimos, descubrimos y adoptamos medidas, señaló.
La Resolución 92 siguió a otra que en noviembre sacó de circulación el dólar estadounidense, lo sustituyó por el peso convertible e impuso un gravamen de 10 por ciento a las transacciones con esa moneda en efectivo.
El prepotente dólar fue expulsado deshonrosamente de la circulación en nuestro país, afirmó Castro. La libre tenencia y circulación de divisas en Cuba fue aprobada en agosto de 1993, medida a la que siguió la apertura de una red de establecimientos comerciales para captar esos recursos provenientes, en su mayoría, de remesas familiares.
Esta red comercial continúa existiendo, aunque sus ventas se realizan en peso convertible, que al canje en las casas estatales de cambio equivale a 26 pesos cubanos, la moneda oficial de este país.
La legalización del uso del dólar había estimulado la recuperación productiva y también desarrollado una nueva fuente de ingresos, entre otras bondades, pero a la vez debilitó el salario en moneda nacional como principal factor de estímulo a la producción y generó desigualdades sociales, según expertos.
Para recuperar el tiempo perdido en materia social, el gobierno dedica actualmente importantes inversiones, como parte de la política económica, a una serie de programas de desarrollo en las esferas de la salud, educación y cultura, así como en planes específicos para sectores de menores recursos.
El proceso de recentralización incluye el aumento de las regulaciones a las compañías extranjeras, convocadas a invertir en Cuba bajo el paraguas de las reformas aplicadas para enfrentar la crisis que siguió al derrumbe de la Unión Soviética, el principal socio de Cuba entre los años 70 y 80 del pasado siglo, y de su bloque socialista de Europa oriental.
El turismo, primer sector abierto al capital foráneo, aún antes de comenzar la recesión de la década del 90, vive hoy un proceso de reestructuración interna cuyo alcance se desconoce públicamente, aunque permanece a la expectativa de nuevos negocios.
Datos oficiales indican que entre 1988 y 2003 se formaron 587 asociaciones económicas internacionales, 245 de las cuales ya se disolvieron. En 2003 cerraron 71 negocios de capital mixto y también en 2004 cesaron sus actividades un número indeterminado de firmas por no lograr los resultados económicos esperados, entre otras causas.
Más que en reformas y aperturas, el gobierno cubano centra ahora sus mayores expectativas en sendos acuerdos suscritos a fines de 2004 con los gobiernos de Venezuela y China, para el desarrollo de varias líneas de cooperación y negocios conjuntos en las esferas estratégicas como las industrias del petróleo y el níquel.
Para este año se espera que el níquel, principal producto cubano de exportación en estos momentos, deje ingresos brutos por 800 millones de dólares y de unos 500 millones netos, según estimados oficiales.