El retiro de Corea del Norte esta semana de las negociaciones multilaterales sobre su programa nuclear llevó a las familias de los japoneses secuestrados en los años 70 y 80 por agentes norcoreanos a reiterar un pedido de sanciones a Pyongyang.
La Asociación de Familiares de Personas Secuestradas por Corea del Norte acusó al gobierno de ese país de chantajear a la comunidad internacional, y pidió al primer ministro japonés Junichiro Koizumi que responda con sanciones económicas
El grupo había presentado la misma petición esta misma semana pero antes del anuncio norcoreano, acompañada de más de cinco millones de firmas.
En septiembre de 2002, como parte de un proceso de acercamiento con Japón, el líder norcoreano Kim Jong Il admitió públicamente que miembros del ejército norcoreano habían secuestrado a 12 ciudadanos japoneses en los años 70 y 80, en plena guerra fría. Luego aclaró que fueron 13.
Los secuestrados habían sido obligados a enseñar la lengua y las costumbres japonesas en escuelas de espionaje norcoreanas.
Kim Jong Il aseguró que los espías actuaron sin autorización y que fueron castigados. Sin embargo, nunca dio detalles al respecto.
Pyongyang entregó a Tokio un paquete con lo que aseguraba eran restos de dos secuestrados, pero la indignación de los japoneses estalló luego de que una investigación forense constatara que se trataba, en realidad, de huesos de otras personas.
Japón, que no tiene vínculos diplomáticos con Corea del Norte, presentó una protesta formal y exigió información sobre el destino de sus ciudadanos.
El jueves, Tokio se disponía a presentarle a Pyongyang los detalles de la investigación forense.
Teníamos preparados todos los documentos para responder a los argumentos de Corea del Norte , dijo a la prensa el jefe del gabinete japonés, Hiroyuki Hosoda.
Pero esto fue interrumpido por un sorpresivo anuncio: el gobierno norcoreano reconoció que tenía armas atómicas para defenderse de un eventual ataque de Estados Unidos.
También informó que no participará más de las negociaciones impulsadas por Washington, y en las que también intervienen China, Corea del Sur, Japón y Rusia, para que suspenda su programa de desarrollo nuclear.
La última declaración es una carta sacada por el régimen norcoreano para impedir que Japón imponga sanciones. Pero este juego de poder sólo hará que Tokio adopte una actitud más dura, dijo a IPS el analista Koichi Ishiyama, de la Universidad Toin, en la oriental ciudad japonesa de Yokohama.
Es un juego que ya hemos visto antes. Cuando Corea del Norte siente la presión, amenaza con su plan nuclear, y la mayoría de las veces funciona, añadió.
Hidekazu Araki, un portavoz de las familias de los secuestrados, señaló que harán todo lo posible para que Tokio aplique sanciones económicas contra Pyongyang.
Araki asegura que fueron cientos los japoneses secuestrados por agentes norcoreanos, y sostiene que Koizumi debe evitar la imagen de un Japón débil.
Pero el portavoz de la cancillería japonesa, Akira China, dijo a IPS que el gobierno no considera la posibilidad de imponer sanciones, a pesar de que entiende la indignación de las familias.
Koizumi reiteró el viernes su intención de persuadir a Pyongyang para que abandone su programa nuclear, y mostró cautela ante el pedido de sanciones. El primer ministro sostuvo que se debe estudiar bien qué efecto tendría esa medida.
Sin embargo, el gobernante Partido Liberal Demócrata no descarta sancionar a Corea del Norte.
Estamos trabajando en un plan para nuestra próxima etapa de acción, dijo el secretario general del partido, Tsutomu Takebe, al diario The Asian Wall Street Journal.
Una de las pocas cartas que puede usar Japón contra Corea del Norte es el comercio.
En marzo entrará en vigencia en Japón una ley sobre derrames de petróleo en el mar. La norma exige a barcos de ciertos países que estén asegurados contra esta clase de catástrofes.
De esta manera, Japón indirectamente impone restricciones contra los barcos norcoreanos, la mayoría de los cuales no tienen seguro.
En diciembre, el parlamento japonés aprobó una enmienda a la Ley de Control del Comercio y Canje de Monedas, por la cual Tokio puede restringir el comercio e incluso congelar los activos norcoreanos en bancos de Japón. (