Para contrarrestar las precandidaturas a la presidencia chilena de la socialista Michelle Bachelet y la demócrata cristiana Soledad Alvear, el candidato de la derechista Alianza por Chile, Joaquín Lavín, incorporó en su campaña a las dirigentes femeninas más populares de su conglomerado.
Eso le valió a Lavín, que viene decreciendo en las encuestas sobre intención de voto para las elecciones presidenciales, que se realizarán en diciembre, ser acusado de banalizar la campaña para recuperar terreno.
El 21 de enero aparecieron por primera vez junto con el candidato derechista la diputada Lily Pérez y la alcaldesa de la sureña ciudad de Concepción, Jacqueline van Rysselberghe.
Deseo que me ayuden a transmitir a la mujer chilena cuál es nuestro programa, nuestro sueño para ellas, porque la mujer está en el corazón del Chile que quiero, arguyó Lavín, líder de Alianza por Chile, que reúne a los partidos Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN).
Para sus detractores, la presencia de Pérez y Van Rysselberghe en la campaña busca contrarrestar la popularidad de Bachelet, ex ministra de Defensa y Salud, y Alvear, ex canciller, en disputa por la candidatura presidencial de la centroizquierdista coalición gobernante Concertación por la Democracia.
La polémica se recalentó cuando la alcaldesa, que integra la UDI como Lavín, dijo que ser inteligente no significa necesariamente ser gordita y fea, añadiendo que es cuestión de vernos para darse cuenta que ni las dos juntas (con Lily Pérez) hacemos el peso de una sola de ellas, ironizando sobre las características físicas de Alvear y Bachelet.
Van Rysselberghe alegó luego que ese comentario respondió a otro del senador demócrata cristiano, Jorge Pizarro, estrecho colaborador de Alvear, quien había dicho que las figuras femeninas de la Alianza eran pintositas (atractivas), pero sin ningún peso.
La propia Alvear, una abogada de 54 años, acusó a su detractora de discriminación, y aprovechó para comprometerse a luchar para evitar ese tipo de actitudes en el país. También dijo que ella y Bachelet tienen que priorizar la realización de debates en todas las regiones del país para transmitir ideas, porque éste no va a ser un concurso de las misses de la Concertación.
Pérez, integrante de RN, trató de restar importancia al altercado y sostuvo que lo principal no es el género de las personas que se postulan, sino quién responde mejor a las necesidades de la población.
La Concertación lleva 16 años de gobierno y no ha logrado dar respuesta a lo que las mujeres necesitamos, el cambio no es un tema de género, apunta a un cambio de gobierno, afirmó.
Para saber si Pérez y Van Rysselberghe son utilizadas electoralmente, primero hay que escuchar sus propuestas, dijo a IPS la subdirectora del Centro de Estudios de la Mujer, Virginia Guzmán.
El hecho de ser mujer no expresa por sí mismo demandas emancipadoras del género femenino, ni la inclusión de grupos tradicionalmente marginados de las esferas de decisión política, adujo.
La investigadora Tatiana Hernández, del Centro de Desarrollo de la Mujer Domos, dijo a IPS que la feminización de la política chilena no es sólo coyuntural, aunque el país siga siendo machista y conservador.
A su juicio, este fenómeno se da en el marco de una creciente desvalorización de la política tradicional, dominada por varones, y expresa necesidades de restablecer los vínculos más íntimos, en los que las mujeres juegan un rol histórico, como elemento integrador.
Encuestas y estudios muestran que las mujeres no son vistas como políticos tradicionales, sino . La visión que se tiene de las mujeres 'políticas' es de un sujeto con habilidades y capacidades adquiridas culturalmente, que les permiten desempeñarse con éxito en sus labores, argumentó la investigadora.
En el mismo sentido, la dirigente sindical y ex diputada María Rozas, de la Central Unitaria de Trabajadores, cree que el significativo respaldo a ambas precandidatas se explica porque la población se ha dado cuenta de que las mujeres pueden desempeñarse sin problemas en cualquier área.
Las dos han hecho su trabajo de forma eficiente, y no sólo sobre temas de género, dijo a IPS.
La reciente aparición de Lily Pérez y Jacqueline Van Rysselberghe demuestra el machismo de la derecha chilena y la cobardía de Lavín, que no se atreve a competir con una mujer. Además, ninguna de ellas ha aportado al debate nacional, opinó Rozas.
Según las encuestas más recientes, cualquiera de las precandidatas de la alianza gobernante se impondría con creces ante Lavín, y la que cuenta con más apoyo es Bachelet, cuyo padre, Alberto, fue general de la Fuerza Aérea, prestó servicios al gobierno de Salvador Allende (1970-1973), y falleció en prisión en los primeros años de la dictadura de Pinochet, que derrocó a Allende y gobernó hasta 1990.
Los partidos de la Concertación (Socialista, Demócrata Cristiano, Por la Democracia y Radical) definirá en abril próximo el procedimiento de elección interna entre sus dos precandidatas, que seguramente será una votación abierta, indirecta en circunscripciones regionales o directa en escala nacional.
En un sondeo de la firma Ipsos divulgado el 12 de enero, y ante la hipótesis de una competencia entre Bachelet y Lavín, 62,7 por ciento de los consultados dijeron que la ex ministra de Defensa sucedería al actual presidente Ricardo Lagos, y 30,7 por ciento previeron que ganaría Lavín, economista y miembro numerario de la organización católica conservadora Opus Dei.
En la hipótesis de que los contendores fueren Alvear y Lavín, 51,9 por ciento de los consultados expresaron que ganaría la demócrata cristiana, y 35,3 por ciento que triunfaría el líder derechista.
Según Guzmán, tienen especial preferencia por Alvear y Bachelet los jóvenes, que esperan nuevas formas de hacer política y mayor sintonía con sus necesidades.
Quiero un Estado que entregue servicios de calidad, que sea cercano a la gente, que la apoye en sus proyectos, que la defienda de los abusos y que le reconozca sus derechos. Un Estado que sea aliado de las personas, aseguró Bachelet, que es médica cirujana, al presentar su consigna de campaña, Más para Chile.
Nadia Soto, estudiante universitaria de 24 años, no cree que la presencia destacada de mujeres en la campaña sea indicio de un verdadero cambio cultural en Chile, y es particularmente crítica con la inclusión de Pérez y Van Rysselberghe en la campaña de Lavín.
Me parece una acción desesperada. Sólo están copiando una fórmula que se ha visto que entrega buenos resultados. Como aparecieron estas mujeres exitosas en la Concertación, ellos también tenían que sacar las suyas. Están jugando con la creencia de que una mujer podría hacer algo nuevo, dijo a IPS.
Nelly Lizama, modista de 57 años, expresó que le agrada la incursión femenina en la política, pero aseguró que no votará a ninguna de las precandidatas en diciembre, porque cree que no están lo suficientemente preparadas y teme que una vez elegidas puedan ser manipuladas por los partidos que las apoyan.
Le tengo más confianza a los hombres para ocupar el cargo de presidente del país. Tal vez en unos años más, cuando las mujeres ganen más experiencia, cuando estén más interiorizadas en la política, votaré por una de ellas para que dirija Chile, dijo a IPS.
El voto femenino es muy ambicionado por todos los partidos, ya que hay más mujeres que hombres en los registros electorales.
Históricamente, ese voto ha favorecido a los candidatos derechistas. En la última elección presidencial, realizada en 1999, 1.939.034 mujeres apoyaron a Lavín, y 1.837.064 a Lagos. Ese dato se conoce porque en Chile las mujeres y los hombres votan en mesas separadas.