AMBIENTE-BRASIL: El costo escondido de la industria

Edificios cuyos cimientos pueden explotar y granjas envenenadas son señales de alerta a los brasileños sobre los riesgos de la industrialización sin precauciones.

Según un informe preliminar divulgado a fines de enero por el Ministerio de Salud, hay en el país de 182 millones de habitantes por lo menos 689 áreas de ”suelo contaminado” o ”potencialmente contaminado”, en las que viven 1,9 millones de personas.

El meridional estado de Sao Paulo, que es el de mayor industrialización, concentra 157 de las áreas ya identificadas en ese incipiente inventario, con 470.950 habitantes ”expuestos” o ”en riesgo de exposición” a la contaminación.

Pero la Compañía Estadual de Tecnología de Saneamiento Ambiental (Cetesb), agencia de Sao Paulo que es pionera latinoamericana en la materia, registró en ese estado 255 áreas contaminadas en 2002, 727 en 2003 y 1.336 en noviembre del año pasado.

Esa multiplicación no refleja evidentemente nuevas contaminaciones, sino la mayor preocupación general que produjo más denuncias, la inspección más intensa por las autoridades y el reconocimiento del problema incluso por sus causantes, señaló a Tierramérica Alfredo Rocca, jefe de la División de Áreas Contaminadas de la Cetesb.

”Ya ninguna empresa adquiere un inmueble sin examinar previamente su 'pasivo ambiental'”, acotó.

Esos ”pasivos”, que afectan suelos y aguas subterráneas, se han acumulado en ”60 años de desarrollo industrial” brasileño, concentrado en Sao Paulo, observó Rocca.

Las áreas contaminadas se multiplicaron en suelos paulistas principalmente a causa de las gasolineras, responsables de 69,7 por ciento del total registrado por la Cetesb.

A los expendios de combustible, que son 8.000 en el estado, se les exige ahora licencia ambiental, y por lo tanto un análisis de cada establecimiento, que llevó a descubrir muchos con derrames y viejos tanques metálicos corroídos.

La industria es la segunda mayor fuente, con 18 por ciento. Sus desechos descartados de forma inadecuada y los accidentes provocan graves contaminaciones.

En Mauá, cerca de Sao Paulo, se construyeron edificios sobre un depósito subterráneo de desechos industriales, cuyas emanaciones gaseosas podían explotar. Ese riesgo se redujo mediante la extracción de gases, pero el precio de los inmuebles cayó en forma importante.

La contaminación conocida exige medidas de emergencia, como interrumpir el uso del agua subterránea cercana y evitar la inhalación de vapores, antes de remediar la situación, señaló Rocca.

Muchas empresas se resisten a asumir sus responsabilidades, y apelan al Poder Judicial para ganar tiempo, pero esto también ocurre en países con mecanismos más desarrollados como Alemania y Francia, donde poner remedio a los problemas tarda ”un mínimo de dos años”, indicó.

Un ejemplo de grave contaminación y éxito al resolverla fue el de Acumuladores Ajax, en Baurú, a 345 kilómetros de Sao Paulo, mencionó Rocca. La unidad de recuperación de baterías de esa empresa fue cerrada a comienzos de 2002, al comprobarse que contaminaba los alrededores con plomo.

De 857 niños de hasta doce años examinados, residentes en un radio de un kilómetro desde la planta, tenían exceso de plomo en sangre 314 (casi 37 por ciento), que recibieron asistencia y serán controlados regularmente hasta 2012.

La atención se concentró en los niños porque ellos absorben más el plomo y sufren más sus efectos, que pueden incluir daño del sistema nervioso central, explicó a Tieramérica Marcia Simonetti, directora de vigilancia epidemiológica de la Secretaria Estadual de Salud para la región de Baurú.

En los barrios pobres afectados se removieron cinco centímetros de suelo en las calles, patios y áreas no construidas, se pavimentaron otras calles y numerosas viviendas que tenían piso de tierra, se aspiró masivamente polvo en las residencias y se limpiaron los depósitos de agua, además de investigar la presencia de plomo en leche y algunos productos hortícolas locales, cuyo consumo se restringió.

El éxito, especialmente en la asistencia y seguimiento sanitario de los niños, se debió a la rápida coordinación y cooperación de varios organismos de salud, ambientales y administrativas, estaduales y municipales, con colaboración de varias universidades y centros de investigación, destacó Simonetti.

Se actuó ”con transparencia” ante la población y la empresa, que contribuyó con equipos y transporte, y aceptó almacenar mil 392 metros cúbicos de tierra contaminada en su planta cerrada, destacó.

Las áreas contaminadas que aparecen son ”sólo la punta del iceberg”, pero es inevitable convivir con efectos indeseables de la industrialización, para la que no siempre hay alternativas, sentenció Simonetti.

Rocca ve con optimismo un público más alerta y varias instituciones activas en la materia, pero deplora la ausencia de legislación específica y de un fondo para remediar la contaminación. Cuando el responsable del daño es desconocido, o no está en condiciones financieras de repararlo, es necesario el aporte del Estado, argumentó.

Un caso típico es el llamado Relleno Mantovani, en Santo Antonio da Posse, a 150 kilómetros de Sao Paulo, donde se acumularon centenares de toneladas de desechos industriales tóxicos de más de 60 empresas, de 1974 hasta que la Cetesb dispuso su clausura en 1987.

La contaminación de suelo y aguas subterráneas causada podría extenderse a siembras y ríos vecinos.

Se necesitan de 22 a 74 millones de dólares para reparar el daño, y no los tiene el dueño del Relleno, Waldemar Mantovani, ya condenado por la Justicia, explicó Rocca. En este caso se intenta que las empresas que le entregaron los desechos asuman los costos de la reparación.

* El autor es corresponsal de IPS. Publicado originalmente el sábado 19 de febrero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (

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