VENEZUELA: Organización popular viene con salud

Apenas la médica cubana bajó del automóvil que la llevó a La Vega, una barriada de la capital venezolana, el comité brotó de la nada: uno ofreció su casa como consultorio, otro sillas, un tercero improvisó camillas, apareció una enfermera, se organizó la seguridad, y comenzaron las visitas a domicilio.

La profesional de la salud que llegó en un vehículo de la alcaldía a ese lugar densamente poblado del sudoeste de Caracas, donde campea la pobreza y la marginación, forma parte del contingente de 12.000 médicos de la isla caribeña que apuntalan Barrio Adentro, un plan de salud emblema del gobierno de Hugo Chávez y que ha logrado incentivar la actuación colectiva.

”Cuando en 2003 llegó Barrio Adentro en realidad no nos sorprendió, porque ya teníamos una organización con las asambleas de barrios que hacíamos desde 1991”, relató a IPS Luis Morín, un dirigente comunitario de La Vega, en el sudoeste de Caracas.

Las asambleas surgieron ”como reuniones horizontales, inspiradas en una experiencia presentada ese año en un encuentro de rehabilitación de poblaciones por el líder izquierdista mexicano Cuauhtémoc Cárdenas, y allí se discutían temas de salud, de alimentación o de educación, y se organizaban mesas técnicas de agua o casas de cultura”, relató Morín..

La Vega es una barriada obrera donde más de 100.000 habitantes ocupan casas apiñadas como en una ciudadela mediterránea, con calles y empinadas veredas que de pronto desembocan en un Mercal, un mercado de alimentos subsidiados por le Estado, o llevan hasta alguna Casa de Alimentación, donde se preparan en promedio almuerzos y meriendas gratis para 150 mujeres y niños.

Por esas callejuelas van y vienen los comités de salud, de alimentación o educación, surgidos para acompañar programas o ”misiones” lanzadas por Chávez en 2003, cuando la oposición había logrado poner en juego su mandato presidencial en un referéndum que terminó por consolidarlo a la par de que mejoraba el ingreso fiscal de la mano de los altos precios petroleros,

”Programas como Barrio Adentro han servido para la organización popular”, destaca Morín, ”con la alegría de la gente por la atención de unos médicos que son afables, sencillos y nada elitistas, con motivación al ver que se pueden conseguir cosas y servicios, y con la responsabilidad de cuidar lo que se consigue”.

Una pequeña montaña separa La Vega de El Valle, otro sector popular del sur capitalino, donde se dan experiencias diferentes. ”Aquí todo comenzó constituyendo un comité de amigos de este parque”, relató a IPS José Matos, desde la escasa media hectárea de grama y columpios que forma la plaza comunitaria en el sector Los Jardines.

Cuando la ”sociedad de amigos” del parque recabó apoyo comunitario para recuperar ese espacio ûque cuando era oscuro y lleno de malezas facilitaba la distribución de drogas y la acción de delincuentes— dio otro paso para que se construyese un Mercal en un área anexa.

Por eso, tras el lanzamiento de la misión Barrio Adentro y la llegada de los primeros médicos cubanos, los amigos del parque se transformaron en comité de salud, que cuenta con 16 responsables en representación del vecindario, pero que se multiplican en comisiones de deportes, cultura, alumbrado y agua, educación de adultos y club de abuelos.

”Antes, muchas familias utilizaban a los abuelos para hacer colas en compras, pagos o trámites. Ahora ellos, y sobre todo ellas, tienen sus actividades, sus paseos, sesiones de gimnasia, debates de alimentación y salud, excursiones en autobuses militares y actúan como cuentacuentos para los niños. Ahora el parque es un sitio de encuentro”, tercia William, otro activista del comité.

”Me involucré por las necesidades del sector y me entusiasmé asistiendo a las reuniones. Logramos apoyo de entrenadores deportivos cubanos en ajedrez, básquetbol y voleibol. Sólo como enseñanza, no para competiciones”, expone la artesana Draisa de León, otra de las activistas ”que siempre levantan la mano” para opinar en las sesiones.

Matos enumera más proyectos: ”Vamos a buscar ayuda para construir un centro odontológico junto al módulo (una pequeña casa de dos pisos y planta hexagonal que sirve de consultorio y vivienda al médico cubano) y a comenzar un plan de recuperación física de casas, comenzando con las 60 más necesitadasà”.

Toda la red mira al hospitalito local, dependiente de la alcaldía mayor, que atiende la parroquia El Valle y es objeto de ”contraloría social” por los comités. En el pasado ”había hurto de materiales, los médicos no cumplían los horarios o el trato era distante y antipático. Ahora estamos alerta a lo que se usa, de lo que falta y ayudamos a que todos hagan un mejor trabajo”, dice Matos.

El médico William Freites, nuevo director del pequeño hospital, corrobora que ”antes no había coordinación con Bario Adentro, pero ahora incluso trataremos de incorporar médicos venezolanos, a través del artículo de la ley sobre pasantías rurales”.

Se trata de una norma que obliga a los médicos recién graduados a cumplir un período de servicio social en áreas rurales, indígenas o zonas populares urbanas.

Los ”antes” y ”ahora” aluden a que la alcaldía mayor de Caracas, que dirige decenas de instalaciones de salud, pasó en octubre de manos de un opositor a un oficialista, en este país todavía políticamente escindido entre seguidores y adversarios de Chávez.

Médicos de Barrio Adentro consultados por IPS han narrado sus experiencias de colaboración no sólo en salud, sino como apoyo en los estudios para escolares o en su organización para prácticas deportivas.

Morín sostuvo que ”ahora que la gente ha palpado la calidad de una atención médica más humana, menos distante, con trámites más sencillos para acceder a los servicios, está más receptiva para toda la prédica de medicina preventiva, buscar más higiene, mejor alimentación, vacunarse, tener un ambiente más limpio y más calidad de vida”.

”La lucha por la salud debe ser permanente, y nuestro próximo desafío es que se incorporen masivamente médicos venezolanos. Los cubanos son transitorios y no nos van a durar toda la vida”, agregó el dirigente comunitario.

Para Morín, un obstáculo es que ”en los programas sociales de esta revolución, sean educativos, de alimentación o de salud, mucha gente actúa con una vocación de servicio limitada y eso disminuye la eficiencia”.

Eso ”es algo en lo que tenemos que trabajar todos los días para no perder las ventajas que nos da la Constitución de 1999, que habla de participación y de protagonismo, pero también de corresponsabilidad”, añadió.

Matos también señaló que está ”con el proceso revolucionario que dirige el presidente Chávez. Ahora, mucha gente cree que revolución es andar por allí con una pistola. No. Es contar con educación y con gente informada y organizada para defender sus derechos”, aclaró.

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