La banda punk King Lychee, de Hong Kong, no es apta para enfermos cardiacos. De alaridos furiosos, guitarras lacerantes, baterías velocísimas y actuaciones salvajes, cualquier conservador diría que se trata de música diabólica.
Y los miembros de la banda deben ser demonios, aunque sus letras no sean plegarias a Satán ni elogios de la violencia. Por el contrario, este cuarteto hardcore le canta —o, mejor dicho, grita— a la justicia social, el amor, el respeto por los ancianos y a la democracia.
No se trata de mero idealismo juvenil o de cháchara. Los integrantes de King Lychee se toman en serio su música y su mensaje. Parte de las ganancias de su segundo disco, Stand Strong, fueron donadas a la Asociación de Seguridad para los Ciudadanos Mayores de Hong Kong.
No tenemos un buen sistema de seguridad social en Hong Kong. Los viejos no tienen nada. Noventa por ciento de los que escarban en la basura son ancianos, dijo a IPS el cantante del conjunto, Riz Farooqi, cuando se presentó en Bangkok.
Los integrantes del grupo decidieron hacer algo por los ancianos una noche en que estaban volviendo a casa, borrachos.
Hay una colina en Hong Kong llamada Lan Kwai Fong, llena de bares. Esa noche vimos a un anciano arrastrando cuesta arriba un carro lleno de basura. Los que andaban por allí se negaban a abrirle paso. Nadie quiso ayudarlo, recordó Farooqi.
Nos conmovió mucho. Esa imagen quedó grabada en nuestras mentes y decidimos hacer algo por personas como él, agregó el músico.
En la canción Frail Hands (Manos débiles), King Lychee pregunta: En Asia se nos enseñaba a tratar a los ancianos como tesoros, pero ahora los consideramos una carga. ¿Qué sucedió? ¿Cuando cambiamos tan drásticamente?
King Lychee, que se encuentra hoy de gira por el sudeste asiático, fue creado en 1999. Farooqi ya se desempeñaba entonces como guitarrista de heavy metal.
Viajé a Estados Unidos a estudiar, y cuando regresé en 1999 presencié en Hong Kong el auge de las bandas estadounidenses de nü metal como Korn y Linkin Park. Todos creyeron entonces que esa música era hardcore, dijo.
Me dije: 'Estos chicos están equivocados.' Y decidí hacer algo para arreglar eso, agregó.
Recién llegado con un título en administración de empresas de la Universidad de Massachusetts bajo el brazo, creó una publicación electrónica bilingüe —en inglés y cantonés— llamada Start from Scratch.
Sabía que si escribía sólo en inglés no funcionaría. Los chicos necesitaban algo en su propio idioma, explicó.
King Lychee se formó alrededor de Start from Scratch, con los primos Alex (bajo y voz) y Andy Chung (guitarrista) y el baterista Kevin Li. El disco debut del grupo, We Are Who We Are, se publicó en 2000.
Queríamos que los jóvenes vieran y sintieran lo que decíamos en la revista. King Lychee nos sirve para enseñar de qué se trata el hardcore: ayudar a los desafortunados y cantar sobre cosas importantes, dijo Farooqi.
Algunos los acusan de constituir un culto roquero que lava el cerebro de sus fanáticos, y Farooqi no pretende disipar esa versión. El hardcore no es solo la música: hay un mensaje detrás de ella y que es lo que queremos transmitirle a los que vienen a nuestros shows, sostuvo.
La música hardcore se originó a fines de los años 70 y comienzos de los 80 en Estados Unidos, primero en Los Ángeles y en Washington, y luego se extendió por Nueva York, Vancouver, Boston y otras ciudades.
En su libro American Hardcore: A Tribal Story, el ex promotor de espectáculos de Washington Steven Blush definió el género como punk rock adaptado al gusto de los adolescentes de los suburbios. Las letras suelen expresar indignación ante los males sociales desde una perspectiva izquierdista.
Para Farooqi, los derechos políticos son tan importanes como los sociales. Quiero que los muchachos abran sus mentesy desafíen al sistema, dijo el músico, en referencia al control que ejerce el gobierno central de China sobre la región administrativa especial de Hong Kong.
Somos muy diferentes de China. Nuestra canción 'She' ('Ella') habla de nuestra libertad, sostuvo el cantante, aludiendo a la intención de las autoridades de sancionar leyes represivas, cinco años después de la devolución de Hong Kong a China por parte de Gran Bretaña, la antigua metrópoli, en 1997.
El proyecto de ley antisubversiva presenada por el gobierno al parlameno local llevó a medio millón de personas a tomar las calles de Hong Kong en señal de protesta el 1 de julio de 2003.
El hecho desató una crisis política que aparejó la renuncia de dos ministros y el retiro de la iniciativa legal.
La protesta más grande realizada en Hong Kong fue en junio de 1989, cuand un millón de personas salieron a manifestarse contra la matanza de activistas prodemocráticos chinos en la plaza Tiananmen de Beijing.
El gobierno de Hong Kong es un régimen títere. Se limitará a sentarse y a asentir a todo lo que Beijing le diga. Pero eso no funciona así para el pueblo, advirtió Farooqi.