Un año después que India y Pakistán iniciaran negociaciones de paz, el diálogo entre ambos rivales nucleares parece naufragar por la distribución de las aguas del río Indo, que atraviesa el disputado territorio de Cachemira.
Masood Khan, portavoz de la cancillería pakistaní, anunció esta semana en Islamabad que su gobierno procurará el arbitraje del Banco Mundial para resolver una disputa sobre la represa de Baglihar, que India construye en el río Chenab, uno de los cinco afluentes del Indo.
El homólogo indio de Khan, Navtej Sarna, replicó que las diferencias entre los expertos técnicos de ambos países se están reduciendo y que la remisión al Banco Mundial no se justifica.
Esta es la primera vez que Pakistán busca la intervención de un tercero para resolver un problema surgido del Tratado de Aguas del Indo, de 1960. Negociado por el Banco Mundial, el acuerdo sobrevivió a las peores crisis en las relaciones entre ambos vecinos de Asia meridional.
Destacados analistas opinan que las conversaciones entre India y Pakistán, iniciadas en enero de 2004 en una cumbre regional celebrada en Islamabad, la capital pakistaní, estaban condenadas al fracaso de todas maneras.
Uno de ellos es el estadounidense Stephen Cohen, experto en asuntos de Asia meridional de la Institución Brookings, un gabinete de expertos de Washington, quien se encuentra en Nueva Delhi para el lanzamiento de la edición india de su libro La idea de Pakistán.
En un debate sobre su libro realizado el martes, Cohen dijo que esperaba que las conversaciones fracasaran, pero también que ambas partes aprendieran de las razones del fracaso.
La opinión personal de Cohen es que al proceso le falta un sentido de identificación política. Las conversaciones fueron lanzadas por el ex primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee, cuyo Partido Bharatiya Janata, derechista e hinduista, fue derrotado en las elecciones de mayo pasado por el partido del Congreso.
En las últimas semanas, además de la disputa por la represa de Baglihar, surgieron otras señales claras de que las negociaciones se estaban derrumbando.
El ejército de India afirmó el martes que desde Pakistán se dispararon proyectiles de mortero a través de la Línea de Control que separa al territorio de Cachemira entre los dos países, pero oficiales de ambas partes se abstuvieron de calificar al incidente de violación del cese del fuego declarado hace 14 meses.
Tras una serie de contactos de alto nivel entre los ejércitos de ambos países el miércoles, Islamabad aceptó investigar el incidente. Pero el subcomandante del ejército indio, teniente general B.S. Thakur, dijo que la respuesta de India al fuego se basará en un estudio caso por caso de futuras violaciones.
La disputa entre los dos países por Cachemira se remonta a 1947, cuando India fue dividida en India y Pakistán según grupos religiosos mayoritarios, hindú y musulmán, respectivamente, por los salientes dominadores coloniales británicos.
Tras la independencia formal de ambos países, Cachemira iba a ser un principado independiente, pero su maharajá o gobernador decidió incorporar ese territorio de mayoría islámica a India a cambio de prerrogativas militares y la promesa de un referendo de autodeterminación que nunca se realizó.
La cuestión cachemira provocó dos guerras entre India y Pakistán, una en 1947 y otra en 1965. En 1971 se volvieron a enfrentar en la guerra de independencia de Bangladesh.
Pese a su tensión permanente, ambos países lograron firmar, en 1960, el Tratado de Aguas del Indo, bajo los auspicios del Banco Mundial.
El pacto otorgó a India derechos exclusivos sobre las aguas de los tres afluentes orientales del río (el Sutlej, el Beas y el Ravi), y a Pakistán derechos similares sobre los tributarios occidentales (el Chenab y el Jhelum) y el propio Indo.
Sin embargo, el acuerdo permitió a India, por encontrarse río arriba, realizar proyectos sobre los afluentes que fluyen hacia el oeste, siempre que no fueran extractivos.
Ahora, la cuestión es si la construcción de la represa de Baglihar Dam, que produciría 450 megavatios, viola el Tratado de Aguas del Indo.
Pakistán sostiene que sí, y que el dique afectaría el flujo del Chenab hacia su territorio, mientras India afirma que el proyecto no prevé el almacenamiento de agua y no afectará el flujo hacia Pakistán.
Como la última ronda de conversaciones entre expertos técnicos de ambos países, a principios de este mes, no resolvió el problema, Pakistán pretende que el Banco Mundial se pronuncie, como garante del tratado.
Sin embargo, Nueva Delhi enfrenta una creciente presión del gobierno estadual de Cachemira, que considera que el tratado despoja a sus habitantes del derecho a usar el río para generar electricidad barata.
Funcionarios indios y pakistaníes insisten en que la disputa por la represa no frustrará el diálogo compuesto entre ambos países, en cuyo marco el canciller indio Natwar Singh visitará Pakistán el mes próximo..
Pero analistas como Cohen creen que para resolver la cuestión de Cachemira se necesita estadistas y no combate diplomático. (