Nos llaman egoístas, antipatriotas, codiciosos, se quejó el médico filipino Ramón Santos, que como otros colegas de su país, trabaja en el exterior como enfermero.
¿Por qué no nos llaman héroes a nosotros también?, preguntó, en referencia a otros trabajadores filipinos que emigran a Hong Kong y a Medio Oriente.
Santos (nombre ficticio) encabezó alguna vez el departamento de emergencia de uno de los principales hospitales de Filipinas, en las afueras de Manila. En agosto de 2004, partió hacia Canadá, donde ahora trabaja como enfermero.
Es doloroso que mis compatriotas me critiquen cuando todo lo que busco es una vida mejor y ayudar a la gente, dijo a IPS.
No es el único en esa situación. En abril de 2004, Emil Reyes Jacinto, un prestigioso médico integrante de la junta examinadora de graduación, decidió trabajar como enfermero en el exterior en lugar de seguir su carrera en Filipinas. Algunos columnistas lo llamaron vendido.
Filipinas, con 80 millones de habitantes, es el principal proveedor de enfermeros a diferentes países y el segundo proveedor de médicos después de India, según la Asociación Filipina de Empleo de Ultramar, una agencia gubernamental a cargo del despliegue de trabajadores en el extranjero.
Datos de la agencia correspondientes a 2002 señalan que casi 93 por ciento de unos 13.000 médicos que emigraron ese año trabajan ahora como enfermeros. El organismo reportó una tendencia creciente desde 1994.
Los enfermeros y enfermeras filipinos se encuentran dispersos en más de 30 países, y en 2004, estaban concentrados en Gran Bretaña, Kuwait y Estados Unidos. Otros países que contratan enfermeros filipinos son Libia, Emiratos Árabes Unidos, Israel, Singapur, Taiwan y pequeños estados como Palau, Bahamas y Trinidad y Tobago.
El 11 de diciembre de 2004, unas 18.000 personas tomaron el examen para graduarse de enfermeros profesionales . Aunque no sabe qué porcentaje de ellos tenían título de medicina, un médico de salud pública entrevistado por IPS dijo que sólo en su clase había 450 colegas.
Jaime Galvez-Tan, médico vicerrector de la Universidad de Filipinas en Manila y director ejecutivo del Instituto Nacional de Salud, destacó que la demanda de enfermeros es constantemente alta en países industrializados, donde la población tiende a envejecer y requiere cada vez mayores inversiones en servicios de salud.
Cada año, miles de oportunidades de empleo atraen a los enfermeros filipinos, con salarios muy competitivos, beneficios atractivos y buenas condiciones de trabajo. Los países receptores han establecido el proceso para facilitar y acelerar los procedimientos de contratación.
Los enfermeros filipinos son mundialmente competitivos. Tienen una clara ventaja y más probabilidades de empleo en el exterior, dados ciertos paralelismos con países del Norte en el programa de estudios de ciencias de la salud, complementados por rigurosos programas de entrenamiento, señaló Galvez-Tan en un artículo sobre el asunto.
Factores socioculturales y económicos, sumados a la inestabilidad política, las malas condiciones de trabajo en el país y la política gubernamental de exportación de trabajadores, alientan el éxodo de los enfermeros.
Este fenómeno nunca ha sido más alarmante que hoy. No sólo los enfermeros dejan el país, sino que los médicos cambian de carrera para convertirse en enfermeros, advirtió Galvez-Tan.
Manuel Dayrit, secretario del Departamento de Salud, rechazó las insinuaciones de un eventual colapso del sistema nacional de salud debido a la emigración de médicos.
Todavía hay muchos jóvenes que quieren servir a su país como médicos y enfermeros, y hasta ahora el sistema ha funcionado, dijo.