El líder de la oposición en Ucrania, Viktor Yushchenko, vencedor en las elecciones del domingo, asumirá el gobierno de un país que quedó al borde de la desintegración tras una tensa campaña electoral.
La Comisión Electoral Central (CEC) anunció este martes, al término del escrutinio, que el pro-occidental Yushchenko obtuvo 51,99 por ciento de los votos, contra 44,99 por ciento de su rival, el primer ministro Viktor Yanukovich, favorito de Rusia.
No obstante, la CEC no podrá declarar oficialmente ganador a Yushchenko, primer ministro entre 1998 y 2000, hasta tanto no se diluciden las quejas y denuncias de irregularidades presentadas ante la Corte Suprema, lo que podría demorar varios días.
Yanukovich anunció que presentará cerca de 5.000 quejas por la forma en que se desarrolló el domingo la segunda ronda de los comicios presidenciales.
Esto amenaza con prolongar aun más la crisis política que vive Ucrania desde el 21 de noviembre, cuando se había realizado originalmente la segunda vuelta de las elecciones, y en la que había ganado Yanukovich.
La Corte Suprema anuló esos resultados al constatar que se produjo un fraude.
Unos 12.000 observadores internacionales vigilaron la votación del domingo, pero aún no hicieron públicas sus conclusiones.
Sin embargo, un observador europeo indicó a IPS que los resultados oficiales de los comicios probablemente serán veraces, y que el nivel de irregularidades hasta ahora parece ser mucho menor al de la vez pasada.
Mientras la victoria de Yushchenko parece materializarse, crece el nerviosismo por cómo reaccionará la población del este del país, en su gran mayoría fiel a Yanukovich.
En los últimos días circulaban rumores de que un gran grupo de simpatizantes del primer ministro se dirigían a la capital a protestar.
Pero la mayor preocupación, incrementada durante la última campaña electoral, es que la tensión política derive en una separación real de este país de 48 millones de habitantes.
Mientras en el oeste del país se habla ucraniano y se admira a Occidente, en el oriente hay mayor coincidencia cultural y política con Rusia, el hermano mayor.
Si usted gana, sólo será presidente de una parte de Ucrania, alertó Yanukovich a Yushchenko en un debate presidencial televisado la semana pasada.
Este temor ha sido difundido por aliados clave de Yanukovich, como su representante en la CEC, Néstor Shufrych, quien comparó la situación de Ucrania con los últimos días de la Unión Soviética, que colapsó en 1991.
Algo similar podría ocurrir en Ucrania, alertó.
Sin embargo, algunos señalan que estas advertencias pueden leerse como simples estrategias electorales y que los temores desaparecerán en los próximos días.
La tensión en la campaña alcanzó uno de sus puntos más altos cuando una clínica austríaca confirmó las versiones de que Yushchenko había sido víctima de un intento de envenenamiento que le dejó daños permanentes en el rostro.
El parlamento anunció la reapertura de las investigaciones sobre este caso, pero Yushchenko prefirió no usar el tema como arma electoral.
Las caravanas de partidarios de Yushchenko que se dirigieron al este durante la campaña fueron siempre recibidas con gran hostilidad por los habitantes.
Los ucranianos del este consideran a Yushchenko un nacionalista que amenaza los derechos de la minoría de habla rusa y un político servil a los intereses de Estados Unidos. Pero sus defensores afirman que esta visión está influenciada por los medios de prensa rusos.
El recién creado canal estatal ucraniano aun no llega al este del país, donde se ven en su mayoría canales de Rusia con una postura en general crítica a la llamada revolución naranja de Yushchenko.
La fuerte división en el país tiene mucho que ver con el debate sobre las lenguas oficiales del Estado. Yanukovich quiere incluir al ruso en esa categoría, mientras Yushchenko siempre descartó esa posibilidad.
Muchos aliados del líder opositor criticaron su intransigencia y alertaron que así podría obstaculizar su proyecto de construir una identidad nacional ucraniana.
Alrededor de 20 por ciento de la población ucraniana es de descendencia rusa.
Muchos tienen aún fuertes vínculos familiares y comerciales con el país vecino, y viajan a Moscú con frecuencia.
La abierta interferencia rusa en la situación política de Ucrania no fue sorpresa para nadie. El Kremlin nunca dejó de seguir de cerca la situación de esta república que también integró la Unión Soviética.
Al principio, el presidente ruso Vladimir Putin respaldaba públicamente a Yanukovich, pero debió cambiar de actitud ante las críticas de Occidente. El presidente prometió entonces a Yushchenko trabajar con él si ganaba las elecciones.
Para deshacerse de su reputación de anti-ruso, Yushchenko anunció que su primer viaje oficial como presidente será a Moscú. (