La elección en la provincia de Kosovo de un primer ministro acusado por Serbia de crímenes de guerra ubica las perspectivas de una estabilidad definitiva en los Balcanes en un horizonte muy lejano.
¿Cómo murió el serbio Slobodan Radosevic luego de ser secuestrado hace cinco años en su casa en Kosovo? Para su familia, responder la pregunta equivaldría a cerrar un prolongado duelo. Para los Balcanes, podría ser una bomba política.
Los fiscales serbios acusan del secuestro y muerte de Radosevic y de otros 108 cargos a Ramush Haradinaj, quien desde el 3 de este mes es el primer ministro de Kosovo, provincia cuya administración es supervisada por una misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La resolución del caso podría determinar el futuro político de Serbia y de Kosovo, una provincia con un gran movimiento separatista donde viven dos millones de albaneses y 90.000 serbios.
Serbia reclamó a la ONU la destitución de Haradinaj, pero el foro mundial respaldó al dirigente.
Este dirigente de 36 años es albanokosovar, es decir, integrante de la comunidad albanesa, mayoritaria en Kosovo. Ha sido acusado por las autoridades serbias de crímenes contra la humanidad y rebelión armada en el periodo 1998-1999.
Haradinaj fue comandante del Ejército Kosovar de Liberación (UCK), milicia rebelada contra el régimen serbio entonces encabezado por Slobodan Milosevic, él mismo acusado de crímenes de guerra y genocidio en el tribunal internacional instalado en La Haya y detenido en esa ciudad holandesa.
Las autoridades serbias acusan al UCK de terrorismo. Pero la mayoría de los albanokosovares consideran héroes nacionales a los milicianos, cualquiera sea el delito del que se los acusa.
El UCK no atacó sólo a serbios, sino también a integrantes de la mayoritaria comunidad albanesa y a otros kosovares considerados colaboracionistas con Belgrado. Más de 1.200 personas están desaparecidas desde 1999.
Kosovo es aún parte del territorio de Serbia, aunque bajo administración de la ONU. La Alianza por el Futuro de Kosovo, el partido de Haradinaj, fue el tercero en las elecciones de noviembre, pero formó una coalición con la Alianza Democrática de Kosovo que le garantizó la mayoría parlamentaria.
Ahora, Haradinaj está preso de sus propias palabras, que le son recordadas por las familias de las víctimas de la violencia.
Los milicianos de la UCK atacábamos constantemente a las fuerzas serbias. De día y de noche. En cualquier lugar. Sin ocultarnos. No pasaba un solo día en que no matáramos algún policía serbio, escribió el hoy jefe del gobierno kosovar en sulibro Historias de guerra y libertad.
Estoy orgulloso del papel que me tocó en la protección de mi pueblo. Estoy preparado para defender mis antecedentes contra las críticas y las insinuaciones, dijo en su discurso de investidura ante el parlamento kosovar.
El administrador de Kosovo en representación de la ONU, Soren Jessen Petersen, se declaró impresionado con Haradinaj y con su compromiso con la democracia.
Los próximos 12 meses serán cruciales para determinar el futuro de Kosovo. El trabajo del parlamento y del gobierno será la clave del éxito o el fracaso, advirtió Petersen.
Los albanokosovares fueron víctimas de la represión serbia durante años.
El sufrimiento concluyó en 1999, cuando 11 semanas de bombardeo dispuesto por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Serbia determinó la retirada de las fuerzas de seguridad de Belgrado de la provincia separatista.
Luego, la ONU recibió el mandato de administrar la provincia e introducir en ella instrumentos de gobierno democrático.
Representantes del gobierno serbio y del kosovar negociarán el futuro de la provincia a fines del año próximo, en un proceso que será supervisado por la comunidad internacional.
Pero la controversia en torno de Haradinaj podría poner en peligro y complicar las conversaciones.
El primer ministro serbio Vojislav Kostunika calificó la elección de Haradinaj de provocación política y pidió a la ONU que la anulara.
Un hombre que carga con tan pesados crímenes tanto en guerra como en paz fue elegido jefe del gobierno. Esto podría tener una influencia decisiva en la situación de Kosovo y en toda la región, dijo Kostunika.
Las autoridades serbias se mantienen firmes en sus críticas hacia Haradinaj, pues se supo que los investigadores del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia con sede en La Haya se entrevistaron con él el mes pasado, sin que trascendieran más detalles.
Fuentes diplomáticas en Belgrado dijeron a IPS que en el futuro cercano habría una acusación contra el primer ministro kosovar ante el tribunal internacional. Tres albanokosovares ya fueron acusados de crímenes de guerra.
El secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, advirtió que no toleraría ninguna conducta violenta si el tribunal acusa a Haradinaj. El pacto occidental cuenta con unos 20.000 soldados en Kosovo.
Diecinueve serbios y cientos de viviendas fueron incendiadas en un estallido de violencia albanokosovar en marzo. Haradinaj fue acusado de organizar los choques.
Confiemos en que no suceda nada por el estilo si Haradinaj es acusado, sostuvo el ex ministro de Justicia serbio Vladan Batic. (