RETOS 2004-2005: Rediseño de relaciones América Latina-EEUU

Si usted quiere acertar en un pronóstico para el año próximo, anuncie el fracaso de la creación del ALCA, pero con el mismo grado de certeza diga también que la retórica diplomática de Estados Unidos y de sus interlocutores de América Latina se encargará de disimular ese incumplimiento.

"El ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), en lo que fue su gran objetivo, va a ser un fracaso. Tal vez lo mejor que puede pasar (en 2005) es que Estados Unidos y algunos países de la región lleguen a un acuerdo mínimo que permita salvar la cara”, dijo a IPS Genaro Arriagada, ex ministro del gobierno chileno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000).

El cronograma original del ALCA establecía que en enero próximo debían finalizar las negociaciones entre los 34 países involucrados, todos los del continente con excepción de Cuba, y que durante el resto del año tendrían lugar las ratificaciones legislativas para echar a andar de inmediato este gran acuerdo.

Pero ya en la conferencia de ministros de Comercio y cancilleres de América, celebrada en febrero de 2004 en la meridional ciudad mexicana de Puebla, fue evidente la imposibilidad de alcanzar un acuerdo único vinculante para todas las partes y de inmediato se instaló la idea de un ALCA "light” o por etapas, con previos convenios comerciales regionales o de alcance bilateral.

Arriagada y otros expertos consultados por IPS coincidieron en advertir que los tropiezos del ALCA ilustran un rediseño de los vínculos latinoamericanos con el gobierno estadounidense de George W. Bush en 2004, marcado no sólo por vaivenes políticos y económicos sino sobre todo por el escaso interés de Washington en la región.

El analista internacional Raúl Sohr señaló a IPS que América Latina fue "la gran ausente” en la campaña de Bush para su reelección en los comicios del 2 de noviembre.

"Esta ausencia tiene un aspecto positivo, porque normalmente las agendas de los países se concentran allí donde hay dificultades. Las relaciones con Europa, con Rusia, China y Medio Oriente han sido prioridades para Estados Unidos, mientras que con América Latina, en la medida de que ha sido una zona de relativa estabilidad, no ha figurado mayormente”, comentó Sohr.

"La política de Bush hacia América Latina es inexistente, salvo cierto interés en los tratados de libre comercio de orden bilateral o multilateral", apuntó Arriagada.

Pero, que sea inexistente no quiere decir que sea malo. A veces una excesiva preocupación de Estados Unidos por la región conduce, si está mal orientada, a errores monstruosos”, acotó.

Por su parte, la socióloga Marta Lagos, directora del Latinobarómetro, la encuesta regional de percepciones políticas, coincidió en que América Latina no es prioridad para las relaciones externas de Bush, salvo Colombia, donde se ha involucrado con una millonaria ayuda en la lucha contra el narcotráfico y la guerrilla izquierdista.

Lagos indicó a IPS que no hay encuestas que den cuenta científicamente de una repulsa de la población latinoamericana a la reelección de Bush, aunque sí hay un rechazo de la elite política de la región al mandatario estadounidense, reflejada también en las posiciones de gobiernos opuestos a la intervención militar iniciada en marzo de 2003 en Iraq.

Según la experta, con la guerra de Iraq, Bush termina olvidando completamente a América Latina en su agenda política, lo cual aumenta a su vez el malestar popular ante el hecho de que la región siga siendo considerada "el patio trasero” de Estados Unidos, percepción de carácter histórico que no es atribuible sólo al actual gobernante republicano.

"En un sentido positivo, los gobernantes intentan poner a América Latina en otro lugar que no sea el patio trasero de Estados Unidos. Así interpretaría yo todo este movimiento de integración, de cumbres, bicumbres y multicumbres”, agregó Lagos.

Mientras, en el balance de integración de 2004 se destacan la creación formal de la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN), en la cumbre del 9 de este mes en Cusco, Perú, así como la asociación con el Mercado Común del Sur (Mercosur) de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), ratificada una semana después en la meridional ciudad brasileña de Ouro Preto.

La CSN quedó conformada por los 12 países de América del Sur, mientras que el Mercosur tiene como miembros plenos a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y como asociados a Chile y a los integrantes de la CAN, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela

Sohr señaló que hay molestia en la región con el exacerbado unilateralismo de Bush, que busca imponer sus criterios en temas de amplia convocatoria internacional como el Tratado de Kyoto de disminución de los gases que causan el llamado efecto invernadero o la Convención de Ottawa para la eliminación de las minas antipersonal.

Washington mantiene, a su vez, el proteccionismo que perjudica a países latinoamericanos. "Esto ha llevado a que, en alguna medida, Brasil en particular esté tratando de desarrollar elementos que permitan balancear políticamente la relación con Estados Unidos y una de esas iniciativas es la Comunidad Sudamericana de Naciones”, indicó el analista.

En la misma perspectiva de levantar un poder negociador desde la región se inserta el protagonismo que Brasil asumió en la crisis de Haití junto a Chile, además de Argentina y Uruguay que también aportan efectivos para la fuerza de pacificación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La instalación en Uruguay de un gobierno de izquierda, encabezado por Tabaré Vázquez, prefigura para 2005 el fortalecimiento de un eje progresista sudamericano, con los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, Néstor Kirchner, de Argentina, y Hugo Chávez, de Venezuela.

Pero esta situación no parece preocupar a Bush, que cedió a Brasil el liderazgo de la misión de paz en Haití, guardó un sorprendente silencio frente a la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones y se muestra indiferente ante la aspiración brasileña de ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Claudio Fuentes, director de la sede en Chile de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), comentó a IPS que la relación de América Latina con Estados Unidos está en buen pie porque la región "no es fuente de conflictos globales vinculados al terrorismo”.

Los problemas de América Latina se derivan de situaciones propias del subdesarrollo, como la emigración, la pobreza y la vulnerabilidad social, puntualizó Fuentes.

En este contexto, la relación con Washington estuvo marcada este año por dos aspectos. "Por una parte, Estados Unidos ha optado por una estrategia de bilateralismo y, por otra, algunos países latinoamericanos han incrementado su presencia en la región, en particular Brasil, Chile y Venezuela”, indicó el director de Flacso.

Mientras Sohr, al igual que Arriagada, planteó que el ALCA se reducirá a "casi una declaración de intenciones”, Fuentes opinó que el proceso de liberalización comercial en el continente también se "bilateralizarᔠy que los ritmos de las negociaciones serán marcados sobre todo por Brasil y Estados Unidos.

Arriagada señaló que tampoco desde América Latina se constataron este año iniciativas de peso frente a Washington, más allá de "una retórica esperanzadora” de Brasil y Argentina, porque, "si bien la Comunidad Sudamericana de Naciones es una idea muy interesante, su inicio fue muy raquítico”.

"La clave para 2005 debiera ser algún tipo de muy buen entendimiento entre México, Brasil, Chile e idealmente Argentina, y eso sí podría darle una mejor presencia política a la región”, opinó el ex ministro chileno.

Más optimista que los otros expertos, Lagos evalúa como positivos los esfuerzos de convergencia que se van dando en América Latina e, incluso, el mismo ALCA, porque muestran miradas regionales aun en las situaciones de gran inestabilidad y problemas institucionales de los gobiernos.

"Recuerdo haberle preguntado al presidente (de Brasil, Fernando Henrique) Cardoso (1995-2003) cuando terminó su gobierno, por qué no ejerció más liderazgo a nivel de América Latina. La respuesta de él fue obvia: 'porque Brasil ocupaba todo mi tiempo’, me dijo”, contó a IPS la directora del Latinobarómetro.

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