La nicaragüense Luz Marina Aragón, de 44 años, fue muerta y su cuerpo descuartizado puesto en sacos de plástico o cajas de cartón y repartido por la capital de Guatemala. Un caso más entre los 489 asesinatos de mujeres registrados este año y que ponen al país en un nefasto liderazgo en América Latina.
Los datos aportados por la Defensoría de la Mujer de la Procuraduría ubican a Guatemala a la cabeza de la región en cuanto a violencia contra la población femenina, por encima de Honduras, con 171 muertes, El Salvador con 96 y Colombia con 297 en lo que va del año.
La vida de nosotras en Guatemala no vale nada, dijo con énfasis a IPS la diputada Alba Estela Maldonado, de la izquierdista Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), a modo de síntesis sobre la inseguridad en que viven las mujeres en este país.
El impacto de los números de asesinadas ha sido estremecedor dado que en lo que va de 2004 se registró un incremento de 106 muertes respecto del año anterior, en este país con unos 12 millones de habitantes.
Las posibilidades de que haya una mejora en las políticas de seguridad y de respaldo de las autoridades a los reclamos de las mujeres en el próximo año son escasas, consideró Maldonado.
Con esa consideración, pero respecto de Honduras, coincidió Regina Fonseca, del Centro de Derechos de Mujeres (CMD) de ese país, debido a que, según dijo, existe un desinterés del poder político en este tema.
El panorama al respecto en América Central es sombrío, según las organizaciones de defensa de los derechos humanos y otras de la sociedad civil, que prevén un aumento aún de la violencia contra las mujeres en 2005, siguiendo la tendencia de los últimos años.
La ausencia de políticas específicas de los gobiernos y la impunidad son citados como dos de los factores principales que favorecen la agresión contra la mujer, comentó Maldonado.
Por los homicidios perpetrados en 2004 sólo una persona ha sido procesada, lo que evidencia la impunidad que prevalece en nuestro país, apuntó. A ello se agrega que el año pasado apenas dos fueron los casos en los que hubo sentencia condenatoria pese a que las mujeres asesinadas llegaron nade menos que a 383.
Aunado a lo anterior, la insensibilidad de la sociedad, la pobreza y el desempleo también representan factores que propician un clima de violencia aterrador contra las mujeres guatemaltecas, entiende Maldonado.
Observadores explican el alto grado de violencia que vive el país y que afecta particularmente a las mujeres en la secuela dejada por la guerra civil en la que se enfrentaron entre 1960 y 1996 el ejército y fuerzas paralelas de represión con la guerrilla izquierdista, con un saldo de unas 200.000 personas muertas más 50.000 desaparecidos de modo forzoso.
La violencia contra las mujeres en Guatemala ha crecido de modo constante cada año, como lo muestran las cifras de 2001 con 303 asesinatos y 2002 con 317.
La diputada izquierdista expresó que su presencia en el Congreso tiene como objetivo primordial luchar por hacer visible la tragedia que a diario viven las mujeres de su país y que ocupa un segundo o tercer plano en la vida nacional.
Un estudio del no gubernamental Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) determinó que las guatemaltecas son descuartizadas, torturadas o violadas antes de perder su vida en manos de sus verdugos, muchos de los cuales han sido sus compañeros sentimentales.
La violencia intrafamiliar, que responde por 21 por ciento de esos crímenes, las pandillas juveniles o maras por 20 por ciento y el tráfico de drogas por igual porcentaje, figuran entre las principales causas de este drama, según la citada investigación.
A criterio de Maldonado, el gobierno de Oscar Berger no ha dado muestras de querer revertir la delicada situación que enfrentan las mujeres, y una muestra de ello es que todavía en la Policía Nacional Civil existen cuadros que atentan contra la integridad de las guatemaltecas mediante prácticas de agresión.
Entre los 16 y los 36 años está el rango de las mujeres muertas como consecuencia de la violencia y la mayoría proceden no sólo de estratos bajos de la sociedad, sino que además hay una alta concentración en el departamento de Ciudad de Guatemala, que corresponde a la capital del país..
Cuando hacemos las denuncias hay un sector de la sociedad que todavía reacciona como un pensamiento de contrainsurgencia y asegura que las cifras se han alterado. Es la típica reacción de una sociedad machista y patriarcal, sentenció Maldonado.
La ausencia de una política gubernamental para frenar la violencia contra la población femenina se evidencia en detalles como el que los cadáveres de las asesinadas en muchas ocasiones son recogidos por los bomberos, cuando esa debería ser competencia de instancias judiciales en busca del esclarecimiento del crimen, lamentó Maldonado.
La estatal Coordinadora Nacional para la Prevención de la Violencia Intrafamiliar y contra las Mujeres (Conaprevi) carece por completo de un presupuesto para combatir la agresión contra las mujeres, explicó la no gubernamental Red de no Violencia contra la Mujer de Guatemala,.
Por su parte, el Procurador de Derechos Humanos de Guatemala, Sergio Morales, acusó al Ministerio de Gobernación (interior) de pecar de incapacidad para brindar una adecuada seguridad al país y en especial a las mujeres.
El Estado vulneró los derechos humanos de las mujeres porque las fuerzas de seguridad no pudieron frenar los altos índices delictivos ni pusieron en marcha medidas eficaces para erradicar la violencia, concluyó Morales.
La Fiscalía de la Mujer reconoció que a noviembre del año en curso había recibido 9.420 denuncias de agresiones contra mujeres.
Para la hondureña Fonseca, el gran problema es que la tragedia de los asesinatos es invisibilizada por la sociedad centroamericana.
La dificultad en la lucha que libramos es que las mujeres de la región estamos muy solas, porque este es un tema que no le interesa al poder político, ni a las empresas y ni siquiera a la Iglesia Católica que podría ayudar mucho con sus denuncias, puntualizó Fonseca.
En el correr de este año en Honduras fueron asesinadas 21 mujeres más que en 2003, cuando se registraron 150 muertes.
En Honduras tenemos una ley contra la violencia doméstica que se aplica con mucha irregularidad en las ciudades y que ni se conoce en las zonas rurales, comentó Fonseca.
La activista denunció que toda la seguridad en Honduras se concentra en combatir a las maras, que son las pandillas juveniles, y que se deja de lado un tema capital como la vulnerabilidad de la mujer.
La violencia en general es muy alta en nuestro país, pero es la práctica errada de la masculinidad, combinada con factores como el excesivo consumo de alcohol, todo lo cual contribuye a los asesinatos de mujeres por parte de los hombres, manifestó.
En Costa Rica, aunque las cifras de asesinatos contra mujeres bajaron de 29 en 2003 a 19 en 2004, existe descontento en el Instituto Nacional de la Mujer porque el proyecto de ley de penalización de violencia contra las mujeres que respalda ya lleva cinco años en los archivos del Congreso sin ser tratado.
La iniciativa, que fue aprobada en primer debate el 15 de diciembre, tendrá que ser sometida a una nueva revisión constitucional por petición del Movimiento Libertario, que representa a la ultraderecha costarricense en el parlamento y se opone al proyecto.
La ley propuesta impone castigos de 20 a 35 años de prisión a quienes sean encontrados culpables de asesinatos contra mujeres, lo cual ayudará a contener la violencia.
En tanto en Nicaragua y en El Salvador, la violencia contra la mujer también preocupa y mucho.
La salvadoreña Concertación Feminista Prudencia Ayala solicitara al gobierno la implementación de políticas que contrarresten el machismo y la misoginia, que favorecen los asesinatos.
El incremento de las muertes violentas este año hace prever que en 2005 las mujeres centroamericanas librarán otra dura batalla para protegerse de la alta invulnerabilidad que las agobia y las primeras en estar alerta serán las guatemaltecas, donde predomina el terror y la impunidad. (