MEXICO: Fox, mejor candidato que presidente

Con cuatro años de mandato a la espalda, el presidente mexicano Vicente Fox sigue moviéndose como pez en el agua cuando se trata de obtener la simpatía popular. Pero se vuelve de plomo en la negociación política, terreno en el que poco ha logrado.

”Hoy, 1 de diciembre, refrendo mi compromiso de hablar con la verdad, refrendo mi compromiso de trabajar con disciplina y pasión al servicio de cada mexicana y cada mexicano, con espíritu desinteresado y con total y absoluta transparencia”, dijo este miércoles, al cumplir su cuarto aniversario en la presidencia.

Dos encuestas, realizadas por los diarios Reforma y El Universal, indicaron que casi 60 por ciento de la población aprueba la gestión de Fox.

El presidente, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), se anotó un lugar en la historia cuando derrotó en 2000 al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernaba sin interrupción desde 1929.

De acuerdo con encuestas, Fox continúa gozando de alto respaldo popular, comparado con algunos de sus pares latinoamericanos. Pero es uno de los que menos ha conseguido en materia de reformas políticas y económicas de peso, por sus dificultades para concertar acuerdos con la oposición.

Básicamente, Fox ”sigue siendo un gran candidato que conecta con la gente, pero que todavía lucha por entender como gobernar un país tan complejo como México”, opina Leo Zuckermann, politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas.

El gobierno no ha podido, en lo que lleva de una gestión que terminará en diciembre de 2006, sellar acuerdos para reformar la estructura económica y política del país. Sus llamados al diálogo y la concertación no han caído en terreno fértil.

La operación política de Fox ha sido débil, timorata y con muchos errores, opinó Adolfo Aguilar, quien fue hasta 2003 representante de México ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas y estrecho colaborador de este gobierno.

En sus viajes por el país y cuando mantiene contacto directo con la ciudadanía, Fox se ve cómodo, bromista y relajado, tal como se mostraba cuando era candidato presidencial.

”Es un presidente que cae bien”, admitió a IPS Marcelo Gutiérrez, investigador en ciencias sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Pero cuando interactúa con opositores o asiste a actos formales, su actitud es acartonada y se lo ve incómodo, dijo el experto.

Es bueno como candidato, pero es un presidente sin conocimientos políticos, dijo Zuckermann por su parte.

El especialista describe una imagen cándida de Fox, pues afirma ”que cree en la bondad humana” y por eso no ”alcanza a comprender la existencia de la perversidad inherente a la política”.

Desde noviembre, el presidente mantiene una agria disputa con el Congreso legislativo por la aprobación del presupuesto para 2005.

La propuesta de gastos del Poder Ejecutivo fue ampliamente modificada por los legisladores, para favorecer con más recursos a los estados gobernados por partidos opositores y quitar aire a los programas prioritarios para la administración federal.

Sin acuerdo en el parlamento, Fox anunció que recurrirá a los tribunales para desmontar el presupuesto reformulado que le remitieron el mes pasado los legisladores.

Hay muchos que insisten en que será imposible para el presidente aprobar en los dos años que le restan reformas laborales, electorales, energéticas y económicas, las promesas de Fox cuando era candidato.

Esto se debe en parte a que los partidos están ya con la mira puesta en las elecciones de 2006 y no parecen tener suficientes incentivos para pactar cualquier reforma.

En los primeros cuatro años del actual gobierno no hubo ningún partido ni coalición que tuviera mayoría absoluta en el parlamento. Sin embargo, el PRI y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática están cada vez más unidos cuando se trata de enfrentar al gobierno.

Según Fox, ”estos años (los cuatro de su gestión) han sido una escuela de democracia. Juntos hemos logrado que las reglas y los valores de la política cambien y evolucionen para bien”.

El mandatario sostiene que, a diferencia del período marcado por el largo régimen del PRI, ahora hay libertad de expresión, se respetan los derechos humanos, funcionan las instituciones democráticas y se combate la corrupción.

Es cierto que ”el México de hoy es más libre y abierto, pero no es necesariamente más justo ni transita con claridad hacia un desarrollo seguro, pues está atravesado por luchas políticas intestinas que tienen como única mira las elecciones presidenciales de 2006”, señaló Gutiérrez.

En los últimos cuatro años, el producto interno bruto de México creció a un promedio de poco más de uno por ciento anual, con una inflación de cuatro por ciento, tasas de interés de 6,5 por ciento y estabilidad económica general.

Sin embargo, en este período, más de 346.000 personas perdieron sus puestos de trabajo y unas 700.000 se sumaron al sector informal. Además, la pobreza continúa afectando a más de la mitad de los 100 millones de habitantes, y se mantiene casi intacta la desigualdad social.

El 20 por ciento de la población más pobre recibe apenas 4,1 por ciento de los ingresos del país, mientras el 20 por ciento más rico dispone de 58,4 por ciento.

”Seguiré trabajando con gran cariño por las chiquillas y chiquillos de todo México, especialmente por las familias más pobres y con menos oportunidades”, prometió Fox en su discurso de aniversario.

”Estoy obligado con ustedes, estoy obligado con las y los mexicanos que están convencidos de que el cambio está dando paso a un México distinto, a un México democrático que cree en sí mismo, que sabe que lo mejor está por venir”, agregó.

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