Cuba dio una nueva vuelta de tuerca al proceso de centralización de su economía, al concentrar en el Banco Central los ingresos, asignación y uso de divisas.
La resolución 92 de la autoridad monetaria, divulgada este jueves, establece que a partir del 1 de enero los recursos en moneda extranjera irán a una cuenta única que será administrada por el Comité de Aprobación de Divisas, encabezado por el Banco Central.
Desde el 1 de febrero, ese comité aprobará también las operaciones en pesos convertibles, además de las transacciones en divisas que autoriza actualmente. Las autorizaciones se harán de manera previa a la contratación y no en el momento del pago, como se hacía hasta ahora, explica la disposición.
En consecuencia, los bancos cubanos no efectuarán ninguna transacción de las entidades cubanas en pesos convertibles o divisas que no haya sido previamente autorizada por el Banco Central.
La autoridad monetaria sostiene que la medida procura no sólo un uso más eficiente de los recursos en divisas del país, sino también dar mayores garantías a los compromisos externos de las entidades cubanas.
En una de las primeras reacciones, un comentarista radial cubano clamó porque la disposición no signifique un nudo burocrático, sino que evite el despilfarro de los recursos monetarios.
El próximo año se producirá un incremento considerable de los flujos financieros externos del país, que deben ser estrictamente controlados para asegurar su óptima utilización, dijo a su vez el diario oficial Granma en una nota que acompañó el texto de la resolución.
Las autoridades cubanas esperan para 2005 inversiones pactadas o en fase de negociación con el gobierno de China en la industria del níquel, donde también se conversa para aumentar la producción de una empresa cubano-canadiense en el yacimiento de Moa, oriente de este país.
China también comprometió créditos que beneficiarán áreas de la educación y la salud, así como desarrollo de obras de infraestructura en puertos, ferrocarriles, telecomunicaciones y sectores como el níquel y el petróleo, entre otros.
Asimismo, La Habana aspira a que el hallazgo de un nuevo yacimiento de crudo en la costa norte impulse un aumento y ampliación de la industria petrolera, otro sector que despierta la esperanza de las autoridades.
Un vasto convenio firmado en diciembre por el presidente cubano Fidel Castro y su par venezolano Hugo Chávez incluye la posible compra por el conglomerado estatal Petróleos de Venezuela de una parte de la refinería de Cienfuegos, a 232 kilómetros de La Habana.
El éxito de esa negociación permitiría concluir y echar a andar esa usina de combustible que dejó inconclusa la desaparición de la Unión Soviética en 1991, de la cual dependía la economía cubana.
La disposición financiera sigue a otra que en noviembre sustituyó el dólar por el peso convertible en la circulación monetaria e impuso un gravamen de 10 por ciento a las transacciones con dólares estadounidenses en efectivo.
Según las autoridades, sacar el dólar estadounidense de circulación ayudó a la consolidación del peso convertible como divisa cubana y la ratificación de la total soberanía monetaria del país.
En julio de 2003 el Banco Central eliminó el uso del dólar estadounidense en las transacciones entre empresas cubanas, que desde entonces operan sólo en pesos convertibles.
Economistas consideraron esa disposición la medida monetaria más trascendente desde la legalización del uso del dólar en 1993.
Además, en 2003 se entregó al Banco Central la potestad de aprobar las compras en dólares de las empresas estatales cubanas y se volvió a la práctica de fijar los precios de estas transacciones según la fórmula de costo más 10 por ciento.
Ese método y la revisión de los esquemas de autofinanciamiento en divisas buscan impedir que algunas empresas eleven sus precios excesivamente al disfrutar de condiciones monopólicas en el mercado interno.
También persiguen disminuir los costos del sector turístico y los gastos en divisas de las empresas estatales e incrementar los aportes al gobierno central, comentó el investigador Juan Triana, en un análisis sobre la economía en 2003.
De hecho, el presidente Fidel Castro se refirió al tema durante una reunión parlamentaria en marzo de ese año y consideró necesario establecer disciplina en las empresas que cometen errores que en definitiva gravitan sobre los recursos centrales del país.
Según Triana, del Centro de Estudios de la Economía Cubana, los cambios que comenzaron a aplicarse en 2003 fueron interpretados como una vuelta a la centralización.