Los partidos que gobernaron Bolivia en los últimos 22 años ceden espacios a 404 nuevos movimientos ciudadanos e indígenas, autorizados por primera vez a competir por cargos políticos en las elecciones municipales del domingo.
Aunque en las nueve capitales departamentales la tendencia del voto fue favorable a la reelección de las principales autoridades municipales, la irrupción de candidatos promovidos por organizaciones civiles e indígenas crea un nuevo escenario político.
El tradicional y centroderechista Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) —que gobernó en tres ocasiones desde el retorno de la democracia en 1982 y perdió la primera magistratura de la república en octubre de 2003 con la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada— quedó fuera del tablero por la violencia que caracterizó su última gestión.
La guerra del gas de 2003 pasó factura al MNR, que había ascendido al poder en el proceso revolucionario de 1952, cuando nacionalizó las minas, decretó la reforma agraria y estableció el voto universal.
Pero los enfrentamientos del año pasado, entre fuerzas del orden y opositores a la política energética de Sánchez de Lozada, culminaron con la muerte de 67 personas, según una organización de familiares de las víctimas.
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Con algunas excepciones, el centroizquierdista Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) y la liberal Nueva Fuerza Republicana (NFR) siguieron el camino de su ex aliado, el MNR, y no consiguieron reeditar viejas campañas electorales.
Al contrario, el izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS) dirigido por el líder indígena de los cultivadores de la hoja de coca Evo Morales y, a prudente distancia, la naciente y centroderechista Unidad Nacional (UN), del empresario del cemento Samuel Doria Medina, lograron espacios de poder en gran parte de los municipios, según cómputos preliminares.
Es una experiencia novedosa de apertura democrática. Se abre un nuevo espacio político, dijo el domingo por la noche presidente Carlos Mesa, quien asumió el mando de la nación tras la renuncia de Sánchez de Lozada, el 17 de octubre del pasado año.
Este es un momento de una readecuación de los partidos políticos, dijo tras conocer los primeros resultados. Los datos completos serán conocidos en unos siete días, tras la recolección de las actas y el cómputo final.
Es la primera elección en que el gobierno no participa ni patrocina a candidatos, dijo a IPS el ministro de Participación Popular, Robert Barbery, quien se mostró satisfecho de la aplicación de la Ley de Agrupaciones Ciudadanas y Pueblos Indígenas, que allanó el camino para que estas organizaciones presentaran candidatos.
Pero sigue siendo una tarea pendiente la generación de nuevos liderazgos en las regiones, para culminar el proceso abierto este año, añadió.
Antes de la vigencia de la nueva legislación, todos los aspirantes a cargos electivos debían presentar sus candidaturas bajo el patrocinio de los 17 partidos políticos registrados y autorizados como tales.
En opinión del observador de la Organización de Estados Americanos (OEA), el guatemalteco Alejandro Balsells, el sistema político se oxigena con la incorporación de otros actores.
Se abre un nuevo debate con mayores opciones ciudadanas, al margen de los problemas operativos, dijo a IPS.
Indígenas y ganaderos se disputan, voto a voto, la alcaldía de San Ignacio de Moxos, en el central departamento de Santa Cruz, relataba sorprendida una corresponsal extranjera, al describir la lucha entre los aliados MNR-MIR, representantes de los intereses de los hacendados, y una agrupación de habitantes originarios.
La elección del domingo será recordada. Aunque algunos líderes sociales se abrieron paso en los últimos años para acceder al poder político, hasta ahora campesinos e indígenas sólo asumían el papel de electores y se resignaban a ver el ascenso de grupos económicamente poderosos a los cargos de decisión.
En el municipio tarijeño de Uriondo, en el sur del país, el recolector de uva Inocencio Sagredo celebraba este lunes su victoria, mientras en la zona cocalera del occidental Chulumani, el cultivador Dionicio Torrez, apoyado por la Asociación de Productores de Coca, ahora con personería reconocida por la Corte Nacional Electoral, acariciaba la silla municipal.
Yapacaní, en el departamento de Santa Cruz, tendrá como alcalde al ingeniero Juan Siancas, que conquistó el primer lugar con una agrupación denominada Cambio para Vivir Mejor.
En las capitales de departamentos los pronósticos de las encuestas se confirmaron, con excepción de las ciudades de Santa Cruz y Cochabamba (ambas en el centro del país), donde los márgenes de votación son estrechos.
La sede del gobierno, La Paz, tendrá un alcalde electo por segundo periodo. El activista de los derechos humanos e impulsor del juicio que llevó a la cárcel por 30 años al ex dictador militar Luis García Meza, el abogado Juan Del Granado Cossío logró seis de las 11 sillas del concejo municipal.
El MAS de Morales logró dos lugares en el concejo, mientras la UN ganó una.
Sorprendió a analistas políticos la elección del ex oficial de la policía David Vargas como concejal en La Paz, en representación de la agrupación Bolivia Unida y Soberana – Tercera República.
La actuación de Vargas como cabecilla de un amotinamiento de policías contra el impuesto a las personas, el 12 y 13 de febrero de 2003, y su alejamiento de la institución forzado por los reglamentos, fue capitalizado para captar el voto de los sectores contrarios al programa de privatizaciones y apertura económica.
Un hecho inédito se registró en la ciudad de Potosí, en el sudeste del país, con la victoria del guevarista René Joaquino, de la agrupación Alianza Social, que obtuvo 10 de las 11 concejalías, hegemonía sin contrapesos que ya señalan algunos analistas políticos.
Colocaré a Potosí entre las ciudades con mejor calidad de vida, dijo Joaquino, inspirado en las ideas del guerrillero cubano-argentino Ernesto Che Guevara, y quien gana la alcaldía por tercera vez.
Joaquino impuso un modelo de desarrollo urbano basado en el trabajo comunitario, en el que é mismo es principal protagonista ejerciendo su oficio de albañil.
Al sur, en la ciudad de Tarija, Oscar Montes Barzón recuperó la imagen deteriorada del MIR, aunque para ello postuló a figuras con reconocimiento local, y alcanzó una mayoría que le permitirá el retorno a la alcaldía para dirigirla en los próximos cinco años.
En la capital, Sucre, la única mujer con posibilidades de volver a sus funciones de alcaldesa en una cabeza de departamento es Aideé Nava, del Movimiento Bolivia Libre. El escrutinio primario le concede cuatro de los siete lugares del concejo municipal.
En Cochabamba, Gonzalo Terceros, de la agrupación Ciudadanos Unidos, gana por estrecho margen al candidato del MAS, Gonzalo Lema, quebrando la hegemonía de los últimos 10 años de la NFR. La elección será definida en el concejo.
La ciudad de Santa Cruz es escenario de un empate entre Roberto Fernández (Alianza Siglo XXI), Percy Fernández (Frente Amplio Juntos para Todos) y Oscar Vargas (Unidad y Progreso), todos ellos candidatos de agrupaciones ciudadanas.
En la ciudad occidental de Oruro, el vencedor fue el candidato del movimiento ciudadano San Felipe de Austria, Edgar Bazán, mientras en Trinidad, capital del nororiental Beni, fue reelecto Moisés Shiriqui, de la derechista Acción Democrática Nacionalista (ADN).
Cobija, la septentrional ciudad capital de Pando, tendrá como alcalde a Pablo Bravo, de ADN, mientras la empobrecida y militante ciudad de El Alto, cercana a La Paz, reeligió a José Luis Paredes de la agrupación ciudadana Plan Progreso.