La imagen internacional de Rusia es hoy la del país de la oligarquía post-soviética, los petroleros multimillonarios presos, el presidente Vladimir Putin ejerciendo un poder casi ilimitado, los abusos contra la sociedad civil y los 10 años de guerra en Chechenia.
Pero en vísperas del Día Internacional de la Anticorrupción, que se celebrará por primera vez este jueves, surgen esperanzas en la materia en el país más vasto —y uno de los más complicados— del mundo.
Las pequeñas empresas rusas lanzaron una alianza para reducir la corrupción endémica que ha obstaculizado su desarrollo desde la disolución de la Unión Soviética en 1991.
Una red liderada por la Asociación de Empresarios por Negocios Honestos se dedica a educar a sus pares de toda Rusia, advertir al público sobre el costo de la corrupción, elaborar proyectos de ley en la materia, comprometer a los políticos en su causa y forzar los cambios presentando candidaturas a cargos públicos.
El esfuerzo es producto del Programa de Mejoramiento de la Productividad (PEP), una iniciativa de Sharon Tennison, la ciudadana estadounidense que fundó en 1983 el Centro para Iniciativas Ciudadanas (CCI) en un intento por allanar las barreras entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Cuando colapsó la Unión Soviética en 1991, Tennison continuó creando programas para ayudar en la democratización de Rusia, como el PEP, que ofrece capacitación en manejo empresarial.
El esquema se inspiró en las Giras Productivas del Plan Marshall, establecido por Estados Unidos para asistir a la reconstrucción de Europa tras la segunda guerra mundial (1939-1945). En las giras, 24.000 extranjeros se capacitaron en fábricas estadounidenses.
Hasta ahora, el PEP logró que unos 4.000 rusos que no hablaban inglés obtuvieran capacitación en más de 10.000 compañías de 500 ciudades estadounidenses.
Cinco mil rusos "egresados" de programas del CCI forman el núcleo de la Asociación de Empresarios por Negocios Honestos, que tiene varios años de gestación.
"Me obsesiona el fenómeno del soborno en las empresas tradicionales rusas porque sofocan el desarrollo de las pequeñas empresas", dijo Tennison. "Los pequeños empresarios sufren sin parar esta plaga, pero no han podido combatirla abiertamente porque se arriesgan a que las autoridades clausuren sus firmas de la noche a la mañana."
"Para complicar aun más la situación, no hay historia de alianzas para facilitar los cambios en Rusia. Aquellos que lo intentaron en el pasado pagaron en los gulags (centros de detención en Siberia) o con la vida", agregó.
"En estos tiempos, los rusos se tienen temor entre ellos mismos. No saben si su vecino podría informar sobre lo que hacen. Esta falta de confianza, combinada con su falta de experiencia en materia de alianzas, arroja una gran sombra sobre la vida empresarial en la Rusia de hoy", consideró.
La organización no gubernamental Transparencia Internacional informó que en 2002 las empresas en Rusia eran más proclives a pagar sobornos a funcionarios que las de ningún otro mercado emergente del mundo.
Empresarios rusos calcularon el costo de la corrupción para sus negocios en 36.000 millones de dólares en 2003, el equivalente a entre 10 y 12 por ciento del producto interno.
Los sobornos ascendieron a alrededor de 10 por ciento del costo total de las transacciones de negocios, mientras los ciudadanos comunes pagaron cerca de 2.800 millones de dólares para acceder a servicios estatales que son gratuitos por ley, como la salud y la educación.
Para las grandes empresas, "la corrupción podrá ser irritante, pero para las pequeñas y medianas es una cuestión de vida o muerte", observó el diario Moscow Times.
Por ahora, según Tennison, "los años de temor ante fuerzas más allá del control de las empresas comenzaron a abrir paso a cierta esperanza. Los pequeños empresarios rusos dicen que pueden sentir vientos de cambio".
"El presidente Putin, que goza de la confianza de la mayoría de ellos, se puso de su lado al advertir a los burócratas que la corrupción no puede coexistir con una economía saludable y que, si ellos no cambian, los cambios vendrán de arriba", añadió.
Cien de los 5.000 "egresados" del CCI asistieron este año en Washington a 55 reuniones con expertos anticorrupción de todo el mundo, y recibieron capacitación de 13 embajadas, del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Treinta y tres "recomendaciones al presidente" elaboradas por esos empresarios fueron entregadas luego al asesor económico de Putin, Andrei Illarionov, quien se reunió durante dos horas y media con ellos en el Kremlin.
"La acción de los voluntarios es uno de los medios más efectivos para acabar con la corrupción en el gobierno y en los negocios", dijo Jack N. Behrman, profesor de relaciones internacionales y ética de la Escuela de Negocios de la Universidad de Carolina del Norte
En junio, los empresarios vinculados con el CCI se volvieron a reunir para decidir el rumbo a seguir y el 25 de septiembre concluyeron las formalidades para registrarse como asociación no comercial. ***** + Asociación de Empresarios por Negocios Honestos, en inglés (http://www.ccirussia.ru/Environ/1/wa/Main?wosid=9FpfQGuYMrD0bbibT4FVJ0&level1=main&lang=English) +Transparencia Internacional (http://www.transparency.org/about_ti/spanish_intro.html) (FIN/IPS/traen-mj/wf/ml/ip if dv/04)