Para las familias de los rehenes civiles y militares en manos de la guerrilla colombiana, que quiere canjearlos por insurgentes presos, ésta parece una semana más.
Nadie habla de lo que en otros círculos parece candente: el 17 de diciembre el presidente Álvaro Uribe lanzó un ultimátum. O las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) liberan ”antes del 30 de diciembre” a 63 rehenes, o el detenido Simón Trinidad, figura notoria de esa guerrilla, será extraditado a Estados Unidos.
Las FARC retienen —sujetos a canje por Trinidad y otros insurgentes presos— a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, que en febrero cumplirá tres años de cautiverio, y a otros 24 políticos, 34 oficiales y suboficiales de la policía y del ejército y a tres estadounidenses que buscaban información de inteligencia.
El gobierno agregó a esa lista, motu proprio, a un ciudadano alemán. Colombia lleva más de cuatro décadas de guerra civil.
Trinidad (cuyo verdadero nombre es Ricardo Palmera) fue detenido un año atrás en Quito, deportado a Colombia y pedido en extradición en marzo por la justicia de Estados Unidos, que lo acusa de ”actividades de narcotráfico” y ”toma de rehenes”.
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El guerrillero, un ex banquero y economista que estudió en Estados Unidos y fue negociador en el fracasado intento de paz entre las FARC y el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), cree que su extradición es ”cierta” y que ella ”cierra todos los caminos” al canje, según dijo en una entrevista al semanario El Espectador en la que aseguró dará ”la batalla en el campo político” ante los tribunales estadounidenses.
Pero la inminente extradición de Trinidad no genera comentarios en la décima ”Vigilia por los secuestrados en Colombia”, un encuentro anual, el último sábado del último mes del año, en la céntrica Plaza de Bolívar de Bogotá.
Se trata en verdad de un programa radial en vivo, desde las 12.00 de la noche a las seis de la mañana, del periodista Herbin Hoyos.
Durante el año, Hoyos dedica los sábados, desde la medianoche hasta el amanecer, a emitir desde los estudios de Radio Caracol para los secuestrados.
En su programa ”Voces del secuestro”, madres, hijas, hijos, padres, hermanos y amigos de secuestrados hablan a los cautivos. Semanalmente las familias llaman a una extensión telefónica atendida por un contestador automático, oprimen algunos comandos y graban el mensaje que se emitirá para su ser querido.
Durante la vigilia de la plaza, los mensajes se dan en vivo, personalmente o por teléfono.
”Para todos nuestros oyentes en las montañas del país, para todos los que están secuestrados en algún lugar de Colombia, les saludamos a esta hora desde la Plaza de Bolívar de la capital colombiana”, comienza Hoyos la transmisión, enlazada con Neiva y Cali, ciudades al sur y sudoccidente donde las FARC han cometido secuestros masivos.
”Así como ustedes han pasado los 365 días de este año a la intemperie, nosotros vamos a pasar esta madrugada en petición de su libertad”, dice Hoyos a los secuestrados, que sumaron 2.201 en 2003, según el Departamento Nacional de Planeación (DNP).
Aunque el DNP atribuye 20,8 por ciento de esos casos a la guerrilla, para la Fundación País Libre, la insurgencia perpetró 48 por ciento de los secuestros. En todo caso, la gruesa proporción restante es responsabilidad de delincuentes comunes e incluso de familiares que se disputan herencias.
Algunos casos corresponden, sorprendentemente, a miembros de la fuerza pública que integran bandas de secuestradores. A diferencia de los rehenes, los secuestrados no están sujetos a un canje humanitario, y su liberación depende del pago de rescates.
”Todos estamos bien, y te pensamos mucho”, ”la niña cumplió 15 años”, ”tu hijo ya aprendió a leer y dice que quiere conocer a su papito”, dicen las cartas habladas, y a algunos se les quiebra la voz. Quienes han vuelto del secuestro dan cuenta que el programa es escuchado con devoción por los cautivos.
Para algunos uniformados ésta fue la séptima Navidad en poder de sus captores. Otros están retenidos hace seis y cinco años. En mayo de 2003 perecieron ocho militares, el ex gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria y su asesor de paz y ex ministro de Defensa, Gilberto Echeverri Mejía, en un fallido intento de rescate por la fuerza.
Ese es el peor escenario para las familias. Sólo Betancourt, estando cautiva, se mostró de acuerdo en que los civiles sean rescatados militarmente, pero a condición de que la operación sea exitosa. Además, la libertad de los combatientes en manos de las FARC debe ser negociada, afirmó la líder política en un mensaje de vídeo, un año y medio atrás.
”Álvaro Uribe, lo saludo y le pido que ponga de su parte unos granitos de arena y construyamos el cambio humanitario para todos nuestros hijos, nuestros policías y soldados que están secuestrados. Le pido esa apertura, para que salgan en libertad. No queremos más dolor, no queremos más secuestros, no lo hagan más, guerrilleros”, dice un anciano de sombrero de fieltro y ruana (el poncho de lana gruesa tejido en telar, propio de los Andes).
”Secuestrados de Colombia, mi Juliancho: confío en Dios que pronto estarán de regreso. Pero mientras esto ocurre, les deseo que Papá Dios les regale, para el 2005, la vida. Paz, mucha paz interior, mucha paciencia. Y tomen sus corazones y sus almas, que sí hay esperanza,” dice Emperatriz de Guevara, madre del capitán Julián Guevara.
Y la hija de éste, Ana María, afirma: ”Aunque ese día mi mami hizo todo lo posible para que yo estuviera muy contenta, tú me hacías mucha falta… El Niño Dios me trajo una bicicleta. Te extraño y quiero que sepas que a cada minuto estuviste en mi mente”.
Las 34 familias de los militares rehenes se agrupan en Asfamipaz, que preside Marleny Orjuela. Ella exige a la guerrilla pruebas de supervivencia de los retenidos. Hace 19 meses recibieron las últimas.
”Ése es el mínimo derecho que tenemos, de tener una carta, una foto, un vídeo”, dice Orjuela, dirigiéndose por su nombre a los máximos comandantes guerrilleros, y envía un saludo de cumpleaños a Betancourt, nacida un 25 de diciembre.
”La extradición de Simón Trinidad va a complicar el acuerdo humanitario”, dijo Orjuela a IPS y opinó que el gobierno debería acoger la propuesta de la Iglesia Católica de prorrogar varias semanas el plazo del ultimátum.
”Que esa voluntad política, que manifiestan tanto el gobierno (como) la guerrilla de las FARC a través de los medios de comunicación, se haga realidad en la firma del acuerdo humanitario es la única opción que tenemos”, agregó.
El lunes, las FARC divulgaron una carta dirigida al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, en la que piden por segunda vez una audiencia ante la Asamblea General del foro mundial.
La guerrilla solicita a Annan que la ONU, el Vaticano y ocho países, apoyados por la Cruz Roja Internacional y la Iglesia Católica colombiana, faciliten y acompañen el canje de prisioneros por rehenes, que los alzados consideran ”viable”.
Ángela Rodríguez de Pérez, esposa del ex senador liberal Luis Eladio Pérez (tres años y medio como rehén de las FARC), considera que el ultimátum de Uribe ”fue inoportuno”, pues ”no favorece el acercamiento entre las partes”.
”Este acuerdo (de canje) sigue en el pulso militar y político entre gobierno y FARC”, dijo Rodríguez a IPS.
Ella no tiene dudas de que ”sobre la extradición (de Trinidad) hay de fondo una negociación por la libertad de los tres norteamericanos”.
El clamor humanitario ”no ha sido entendido ni oído por las dos partes confrontadas. La posición de los dos sigue siendo intransigente. Las familias tendremos que seguir trabajando por esa libertad, por el acercamiento, la negociación y la concertación entre las partes”, concluyó Rodríguez.