CINE-BRASIL: Lula por dos

Una persona casi siempre en busca de comicidad en las situaciones, contando chistes o sus sueños de ascenso social. Así aparece el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva en un filme documental que permite conocerlo en relativa intimidad.

”Entreatos” (Entreactos), dirigido por Joao Moreira Salles, reconocido como uno de los mejores documentalistas brasileños, muestra hechos tras los bastidores en las cinco últimas semanas de la campaña electoral que llevó el ex obrero Lula a su histórico triunfo del 27 de octubre de 2002.

Lula es también el personaje central, aunque ausente, de otro filme que también entró en exhibición el último fin de semana en las principales ciudades del país: ”Peones”, de Eduardo Coutinho, el maestro de la actual y exitosa generación de documentalistas brasileños.

Los peones aludidos son los obreros metalúrgicos que, comandados por Lula, participaron en las huelgas de 1979 y 1980 en un conjunto de ciudades industriales de la región metropolitana de Sao Paulo denominado ABC.

Ese fue el periodo que convirtió al líder sindical Lula en un héroe nacional, por desafiar a la dictadura militar, promover obreros a la condición de protagonistas de la historia y empezar luego una carrera política que lo llevaría a la presidencia de Brasil 22 años después.

Coutinho, con su conocidad habilidad de entrevistador, hace hablar a compañeros de lucha del actual presidente que siguieron anónimos, y revela cómo viven hoy estos obreros jubilados. Muchos volvieron a la pobre región noreste de Brasil, de donde migraron para buscar un empleo en Sao Paulo, igual que la familia de Lula.

Para ”Entreatos”, Lula se dejó filmar en la agitación de la campaña, en momentos informales de conversación con sus familiares o compañeros del Partido de los Trabajadores, y en la preparación de las entrevistas, debates y programas televisivos de propaganda.

Las situaciones cómicas se suceden y logran que el filme no sea aburrido pese a sus 114 minutos, duración riesgosa para documentales. Lula revela su lado humorista al contar y comentar hechos del pasado, por ejemplo cuando se jacta de haber sido buen futbolista, y desafía a su compañero de fórmula como candidato a vicepresidente, José Alencar, a jugar un partido en la plaza delante del palacio presidencial.

También cuando describe el intervalo para almorzar cuando era obrero, diciendo que bebía varias dosis de aguardiente antes de comer ”en quince minutos” para luego jugar fútbol y volver al trabajo con la ropa empapada de sudor.

Eso hace recordar, con risas entre los espectadores, que este año el corresponsal en Brasil del diario estadounidense The New York Times, Larry Rohter, casi fue expulsado del país por publicar un reportaje sobre la presunta ”preocupación nacional” provocada por el consumo excesivo de alcohol por parte de Lula.

El entonces candidato presidencial cuenta también, con humor, su fracasado intento de librarse de la violenta represión policial durante las huelgas en el ABC, haciendo que los obreros cantaran el himno nacional o se envolvieran en la bandera nacional.

El filme permite conocer también los viejos sueños de Lula de ascender a la ”clase media”. El mismo candidato cuenta la alegría que tuvo al adquirir un auto que le permitió ”conquistar a Marisa”, su esposa.

”No tengo un milímetro de nostalgia de la fábrica”, afirma Lula para realzar que no le gustaba la vida de obrero, solo alabada por ”quien no la vivió”. El mismo sentido tienen sus comentarios sobre el uso de traje y corbata, señalando que nunca se acostumbró al uniforme de metalúrgico, pese a usarlo durante años, pero sí a la corbata ”en tres días de uso”.

”Entreatos” revela también la evolución política de Lula, la creciente moderación de su discurso y de sus objetivos, por sus propias palabras en que destaca la necesidad de ampliar alianzas políticas, de acercarse a la opinión pública. Así se comprende mejor la política económica conservadora de su gobierno.

En pocos diálogos aparece el pensamiento político de Lula, por lo general en vuelos durante los constantes viajes de la campaña electoral. En uno de esos momentos destaca la diferencia entre su liderazgo y el del polaco Lech Walesa.

Los dos son frecuentemente comparados, porque fueron líderes obreros antes de llegar a la presidencia, pero Walesa fue llevado al poder por ”católicos conservadores” y el movimiento anticomunista, sin una base social fuerte, según Lula.

Su caso ascenso, en cambio, se basó en ”cimientos” únicos en el mundo, por representar la ”conciencia de los trabajadores” y contar con el sostén de la mayor central sindical del país, de la iglesia católica progresista y sus comunidades de base, los campesinos y variados movimientos sociales, adujo Lula.

Salles dijo haber disfrutado de total libertad para utilizar las filmaciones que había realizado durante 240 horas, y esto se demuestra en dos momentos en que la cámara se detiene ante puertas cerradas. El cineasta afirma que eligió los momentos que consideró mas reveladores de la personalidad del actual presidente. (

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