CAMBIO CLIMÁTICO: Negociadores optimistas

Al finalizar la primera semana de la Décima Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, reina entusiasmo y optimismo entre los delegados gubernamentales por los avances alcanzados, un hecho infrecuente en estas reuniones.

”Habitualmente al finalizar la primera semana se produce un síndrome de pesimismo entre los negociadores, pero esta vez no es así”, dijo Raúl Estrada Oyuela, jefe de la delegación argentina que preside esta mega-conferencia, y uno de los artífices del proceso iniciado en 1992.

”Hubo dificultades, siempre están los que no quieren que no se avance en ningún tema, pero los delegados están trabajando con entusiasmo para alcanzar decisiones que probablemente no sean suficientemente buenas, pero sí razonablemente buenas”, sintetizó el funcionario en rueda de prensa.

A su lado, el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Argentina, Atilio Savino, también consideró que se está avanzando ”positivamente” en las gestiones que culminarán el 17 de diciembre.

Esta es la Décima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, un instrumento de la comunidad internacional en vigor desde 1994 para afrontar los desafíos del recalentamiento global provocado por la contaminación humana.
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Savino destacó que en el segmento ministerial de la conferencia, que se realizará del 15 al 17 de diciembre, participarán ”más de 90 ministros”, el mayor número de los cuatro últimos encuentros, según la secretaría ejecutiva de la Convención.

Los delegados intentan abrir una agenda que permita obtener recursos financieros para proyectos de adaptación al cambio climático en los países en desarrollo, y ya hay ”promesas” de los donantes de elevar los fondos de 100 a 340 millones de dólares por año a partir de 2005, dijo Estrada Oyuela.

Además, Argentina propuso al plenario abrir una instancia técnica de intercambio de ideas sobre los compromisos que deberán suscribir los países para reducir los gases de efecto invernadero causantes del cambio climático, más allá de 2012.

Ese año es el límite marcado por el Protocolo de Kyoto (instrumento tributario de la Convención), que establecerá por primera vez en la historia las obligaciones de reducción de emisiones contaminantes para 30 naciones industriales.

El Protocolo, que entrará en vigor en febrero del año próximo, obliga a esos países a reducir los gases invernadero que arrojan a la atmósfera 5,2 por ciento por debajo de los volúmenes de 1990. El plazo para esa reducción es 2012.

Estados Unidos (el mayor contaminante) y Australia no estarán obligados pues no suscribieron el Protocolo. Tampoco las naciones en desarrollo, que no están comprendidas en ese esquema.

Kyoto es, por lo tanto, un primer paso importante, pero pequeño en términos de la enorme contaminación que debe revertirse.

Argentina sugirió realizar en 2005 dos seminarios con asistencia de dos expertos gubernamentales por país, con la intención de recuperar iniciativa sobre la adopción de nuevos instrumentos obligatorios, un asunto de largo debate por parte de la sociedad civil.

El candidato para presidir esos seminarios es Michael Zammit Cutajar, quien fue el secretario ejecutivo de la COP-1, presente en Buenos Aires como delegado de Malta. Aunque la iniciativa parece recoger consenso, resta su aprobación definitiva.

De los 189 países que firmaron la Convención, 130 suscribieron el Protocolo de Kyoto. Y el mundo no ha detenido el consumo desenfrenado de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), la fuente más importante de dióxido de carbono y de otros gases que recalientan la atmósfera.

”En los últimos tres años, no había ánimo para mirar hacia delante porque esperábamos la entrada en vigor del Protocolo, pero ahora sí los gobiernos debemos retomar la reflexión sobre lo que viene”, dijo Estrada Oyuela.

Un asunto clave de ese escenario será Estados Unidos, que retiró su firma del Protocolo en 2001, por orden del presidente George W. Bush, quien repudió públicamente y en reiteradas ocasiones ese tratado.

El resto de la comunidad internacional intenta devolverlo a la negociación, y tiene un argumento poderoso: las nuevas reglas a discutir para después de 2012.

Estados Unidos, que emite 25 por ciento de los gases invernadero, protestó porque el Protocolo no obliga a los grandes países en desarrollo como China, India o Brasil.

”El principal problema es que al socio más grande de la Convención lo tenemos afuera de los compromisos”, reconoció Estrada Oyuela.

En medios académicos y no gubernamentales ya se discuten nuevas formas de medir la reducción de las emisiones, que podrían ser por persona o por sector industrial, entre otras iniciativas.

Esos asuntos se debatirían en los seminarios de 2005, a los que Estados Unidos estaría dispuesto a asistir, anticipó el diplomático argentino.

La iniciativa parece avanzar en respaldo, aunque el Grupo de los 77 países en desarrollo más China se muestra más retrasado en definiciones, según Estrada Oyuela.

Ese grupo, que reúne en la ONU (Organización de las Naciones Unidas) a más de 100 países en desarrollo, tiene ”un lastre que es Arabia Saudita”, afirmó el funcionario.

”Están los que quieren dejar en claro que el seminario no debe ser un foro de negociación y están los que no quieren que haya seminarios”, definió sin dar detalles.

Estrada se quejó por los obstáculos interpuestos por ese país petrolero y otros miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para alcanzar acuerdos en materia de adaptación al cambio climático.

El jueves casi naufragan las negociaciones dentro del grupo y hubo fuertes críticas de las organizaciones ambientalistas a Arabia Saudita.

La OPEP reclama recibir compensación económica por el eventual impacto que sufrirán sus países socios por la reducción del consumo de petróleo que implicarán las medidas para abatir los gases invernadero.

Ese argumento es inaceptable en momentos en que los precios del petróleo están en expansión y la demanda mundial no deja de crecer, replican los donantes.

Finalmente, los delegados todavía no acuerdan el lugar que será sede de la próxima conferencia, en noviembre de 2005, que coincidirá con la primera reunión de los países ratificantes del Protocolo de Kyoto, por entonces en plena vigencia.

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