La acelerada marcha de China hacia la prosperidad económica permitirá reducir a la mitad la cantidad de indigentes de toda Asia oriental antes de 2015, una de las metas de desarrollo establecidas por la comunidad internacional en 2000, pronosticó la OIT.
El optimismo de esta agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con sede en Ginebra contrasta con los obstáculos que otras regiones del mundo deben atravesar para ayudar a millones de pobres a salir de esta condición.
Unas 1.390 millones de personas en el mundo trabajan pero aun así son incapaces de lograr que sus familias obtengan un ingreso superior a los dos dólares diarios, según el Informe sobre el Empleo en el Mundo 2004-2005, elaborado por la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
Entre ellos, 550 millones ni siquiera pueden sobrepasar con sus familias el umbral de la pobreza de un dólar diario, indica el informe de 256 páginas, publicado el martes.
Pero ésa es una realidad ajena a Asia oriental, indica el informe.
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La región está en camino de alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir en 2015 a la mitad respecto de 1990 la población que vive con menos de un dólar diario, el umbral de la miseria, según el Banco Mundial.
De hecho, China ya (casi) alcanzó la meta. Por añadidura, como la fuerza de trabajo de China representa 95 por ciento de la regional, Asia oriental también redujo a la mitad la cantidad de trabajadores pobres desde 1990, indica el informe.
Para 2003, los trabajadores pobres de china se redujeron de 242 millones en 1990 a 139 millones en 2003, una reducción de 43 por ciento, según el estudio de la OIT.
El exceso del gigante asiático se basa sobre la actividad agrícola e industrial. La productividad agrícola aumentó desde las reformas diseñadas para reducir la pobreza introducidas en 1978, señala el estudio.
Eso logró un aumento del ingreso rural a través de cambios en el sistema de mercadeo y en la estructura de empleo, y alentó el flujo de trabajadores de la agricultura hacia las actividades rurales no granjeras.
En 2000, los pobres de áreas rurales eran 30 millones, apenas 3,7 por ciento de la población rural. En 1978, eran 250 millones, es decir, 33 por ciento.
Una reducción de la pobreza de tal escala y en tan corto tiempo no tiene precedentes en la historia, indica el informe.
El crecimiento del sector industrial en áreas urbanas debido a la inversión extranjera también ayudó a reducir la pobreza, dijo a OIT la experta Elizabeth Morris, de la oficina de Asia-Pacífico de la OIT. Eso se percibe en los empleos creados en el sectro de la construcción, agregó.
En el resto de Asia oriental y sudoriental, la pequeña y mediana empresa ha sido el motor del crecimiento, al crear empleos y ayudar en la reducción de la pobreza. La mayoría de los empleos han sido creados por estas empresas privadas, sostuvo Morris.
Ochenta por ciento de los nuevos empleos de Vietnam corresponden a pequeñas empresas, consideró.
China es el país de Asia oriental con mejor rendimiento económico, con ocho por ciento anual a lo largo de un prolongado periodo, mientras Vietnam la sigue de cerca, con tasas de alrededor de seis por ciento.
Las Metas de Desarrollo del Milenio fueron fijadas en la sesión especial de la Asamblea General del foro mundial en septiembre de 2000 en presencia de numerosos jefes de Estado y de gobierno.
Entre los objetivos establecidos figuran garantizar para 2015 la educación universal de niños y niñas, y reducir a la mitad, respecto de 1990, la población de pobres, de hambrientos y sin acceso a agua potable ni medios para costearla.
Otros objetivos establecidos en 2000 por los 189 países entonces integrantes de la ONU son promover la equidad de género, reducir la mortalidad infantil, combatir el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades y garantizar la sustentabilidad ambiental.
Hoy, más de 1.200 millones de personas —casi un quinto de la población mundial— viven con menos de un dólar diario. El área Asia-Pacífica sirve como banco de pruebas de la lucha contra la pobreza, pues allí viven dos tercios de las personas que viven en condiciones de pobreza extrema, casi 768 millones.
La OIT consideró en su informe que la creación de empleos decentes y productivos es vital para reducir la pobreza mundial, de acuerdo con las metas del milenio.
Pero activistas por los derechos laborales consideran que China no puede ser tomada como la panacea regional. El mercado laboral chino no es un indicador seguro para la región, porque no es sustentable, dijo a IPS la coordinadora de la Campaña Sindical Tailandesa, Junya Yimprasert.
No hay ley para hacer responsables a los empleadores y eso ya origina problemas. Algunos trabajadores chinos ya comenzaron a protestar, sostuvo Yomprasert.
Por otra parte, existe el peligro de que los avances en China enmascarar una clase sumergida viviendo en la pobreza en poblados y ciudades, dijo a IPS el director regional de la organización humanitaria británica Oxfam, Ashvin Dayal.