AMBIENTE-CHILE: ¿Quién mató a los cisnes?

Ecologistas aseguran que una planta de celulosa provocó la masiva mortandad de cisnes de cuello negro (Cygnus melancoryphus) en el sur de Chile. Los acusados dicen que los verdes carecen de pruebas.

En el santuario natural de Río Cruces, al sur del país, se registra una masiva mortandad de cisnes de cuello negro, atribuida por grupos ecologistas a contaminación causada por una planta de celulosa. Sus propietarios, sin embargo, niegan ser responsables, mientras las autoridades optan por una sospechosa cautela.

El santuario, llamado Carlos Andwandter en memoria de un científico y filántropo, contenía hasta hace poco unos 6.000 de esos cisnes, la mayor población de ellos en América del Sur, pero quedan unos 2.000, porque cerca de un centenar ha muerto y miles emigraron.

El lugar, situado en la provincia de Valdivia y 790 kilómetros al sur de Santiago, fue declarado Humedal de Importancia Internacional en 1981 por la Convención de Ramsar, suscrita en 1971 en esa ciudad iraní para proteger ecosistemas prioritarios como recursos hídricos y fuentes de biodiversidad.

En febrero de este año, y tras un largo proceso para conseguir permisos ambientales, comenzó a operar la planta Valdivia de la empresa Celulosa Arauco y Constitución (Celco), que vierte sus desechos industriales en el río Cruces, unos 15 kilómetros antes de que llegue al humedal.

En abril, la Comisión Regional del Medio Ambiente (Corema) aplicó a Celco una multa de unos 25.000 dólares por la pestilencia que emanaba de la planta, perceptible a 60 kilómetros de distancia, en la ciudad de Valdivia.

Celco pertenece al grupo Angelini, uno de los dos mayores conglomerados empresariales chilenos debido en gran parte a la explotación maderera y la producción de celulosa, con inversiones en Chile, Argentina y Uruguay, naciones en que suma 779.000 hectáreas de propiedades forestales.

La pulpa de celulosa sólo es superada por el cobre como responsable de ingresos en la balanza comercial chilena, y buenos precios internacionales llevaron al grupo Angelini a maximizar su producción.

Sara Larraín, directora del Programa Chile Sustentable, dijo a Tierramérica que tanto en Valdivia como en otra planta en Itata, más al norte, Celco presentó proyectos para producir 550.000 toneladas anuales de celulosa.

”Pero ilegalmente ha estado produciendo (en ambas instalaciones) más de 850.000 toneladas, colapsando las plantas de tratamiento, emitiendo olores molestos para la población y contaminando el ambiente”, afirmó.

En octubre comenzó la mortandad masiva de cisnes de cuello negro, que el Comité Chileno de la Unión Mundial para la Naturaleza atribuyó a las emisiones de residuos líquidos y gaseosos de la planta de Celco en el río Cruces, según denunció el 25 de noviembre en Bangkok, en el congreso general de esa organización.

La Corema de la región de Los Lagos impuso el 29 de noviembre dos multas de 5.000 dólares cada una a Celco, por no entregar en forma oportuna informes sobre la medición en sedimentos y agua de organoclorados, desechos tóxicos de la producción de celulosa.

Pero el director de la Corema, José Luis García Huidobro, y el intendente (autoridad designada por el gobierno central) de la región de Los Lagos, Patricio Vallespín, insistieron en que no está probada la relación entre esa irregularidad y la mortandad de cisnes.

Se hicieron eco así de declaraciones del ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Eduardo Docekendorff, quien alegó que se debe ”presumir inocencia hasta que se demuestre lo contrario”.

”Tal como lo ha expresado la propia autoridad ambiental, debemos puntualizar que no existe ningún estudio científico que permita concluir que este fenómeno (la muerte de cisnes) esté relacionado con la operación de la planta de celulosa”, dijo José Tomás Guzmán, presidente de Celco.

Vallespín informó que se encargó a la Universidad Austral de Valdivia estudiar las causas de muerte de las aves, y dijo que los resultados se conocerán en dos semanas.

Vallespin debería pedir la paralización y cierre de la planta con base en 19 irregularidades ambientales y de producción que constan en un informe realizado por una consultora para la Comisión Nacional del Medio Ambiente, sostuvo Larraín.

El ecosistema de Río Cruces ”está enfermo o ha sido alterado”, ya que no provee alimentos y otras necesidades a las aves, lo cual se evidencia en que este año no hubo casi postura de huevos o anidación de cisnes, señaló Miguel Stuzic, experto del gubernamental Servicio Agrícola y Ganadero, al diario El Mercurio.

”Era evidente que la planta de celulosa Celco descargaría en el río Cruces sus residuos líquidos, dañando gravemente la flora y fauna. Lo peor es que el daño es irreversible y se extenderá a otras especies por el consumo de agua contaminada”, dijo a Tierramérica Manuel Baquedano, presidente del Instituto de Ecología Política.

Baquedano y otros ambientalistas rechazaron la construcción de la planta, que en su proyecto inicial iba a verter desechos en el océano Pacífico a través de un ducto, lo que fue rechazado por pescadores y criadores de moluscos.

* El autor es corresponsal de IPS. Publicado originalmente el 4 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (

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