Atraídos por el trabajo abundante y la posibilidad de ganancias rápidas, empresarios y obreros de la construcción de Pakistán cruzan la frontera hacia el vecino Afganistán.
Según contratistas pakistaníes, los trabajadores se sienten atraídos porque en Kabul ganan en dólares y porque creen que la elección de Hamid Karzai, quien fue presidente interino durante tres años, generará estabilidad en Afganistán.
La victoria de Karzai en las primeras elecciones presidenciales del país, en octubre, fue lo mejor que pudo ocurrirle a los contratistas de la construcción de Pakistán, opinó Shah Nawaz Khan, propietario de una compañía que vende cemento a Afganistán.
Según Khan, hay un boom de la construcción en Kabul, la capital afgana. Vendemos cemento a Afganistán y nos pagan por adelantado. Ganamos bien, aunque debemos pagar 'comisiones' a milicianos en varios puestos de control antes de llegar con nuestra mercancía a Kabul, contó a IPS.
Actualmente, Afganistán importa la mayor parte de los materiales de construcción que precisa, porque no los produce o produce cantidades muy limitadas. El cemento, una de las principales materias primas de la construcción, se importa actualmente de Pakistán e Irán.
Gul Nazir también está satisfecho por la elección de Karzai, porque los negocios le marchan mejor que nunca. El contratista pakistaní se dedica a reclutar obreros de la construcción capacitados para enviar a Afganistán..
Con Karzai hay estabilidad ahora. Los obreros pakistaníes quieren trabajar en Afganistán, y el hecho de cobrar en dólares estadounidenses los atrae, dijo.
La mano de obra pakistaní es barata. Por eso, ambos (contratistas y trabajadores) tenemos ganancias considerables, agregó Nazir.
Además, las empresas extranjeras que encabezan los esfuerzos de reconstrucción en Afganistán, devastado por más de 20 años de guerra, pagan a sus empleados en efectivo y en forma puntual.
Esto es una atracción importante, porque los trabajadores no siempre cobran puntualmente en Pakistán, señaló el contratista.
Los trabajadores de la construcción más buscados en Afganistán son albañiles, carpinteros, electricistas y operadores de grúa.
Karzai fue juramentado el martes en Kabul. Desde el derrocamiento del grupo extremista islámico Talibán por fuerzas estadounidenses, a fines de 2001, había conducido al país como presidente interino.
Afganistán sufrió una destrucción masiva en los últimos 23 años de guerra esporádica e inestabilidad. Algunas de sus provincias, como Kabul, Kandahar, Bamiyan y Balj, quedaron completamente destruidas.
Kabul y sus alrededores se llevaron la peor parte de la guerra civil de los años 90, y fueron el centro de los conflictos armados de las últimas dos décadas. Su grado de destrucción fue por lejos el mayor de todas las provincias.
En 1996, Talibán tomó el control de Kabul y el sur de Afganistán. Las ofensivas del grupo radical islámico en el norte del país, a fines de la década, desplazaron a cientos de miles de personas hacia Pakistán e Irán, y también internamente.
Tras el derrocamiento de Talibán y el establecimiento del Estado Islámico de Transición, en abril de 2002, muchas empresas de construcción comenzaron a trabajar, en especial en Kabul, pero carecían de personal experimentado.
Miles de casas destruidas y montañas de escombros son la señal más visible de la devastación provocada por la guerra, y hacen que la población viva en condiciones extremas. Organizaciones internacionales están abocadas a la reconstrucción de la infraestructura física a través de empresas extranjeras.
Gul Wali, un contratista afgano, emigró a Pakistán hace 20 años y comenzó a trabajar como albañil. Tras la victoria de Karzai el pasado octubre, regresó a Kabul y lanzó su propia empresa de construcción.
Contraté los servicios de 150 albañiles pakistaníes en Kabul. Sólo 22 de ellos tienen pasaporte, y el resto trabaja sólo con mi garantía personal, dijo a IPS.
Los empleados de Wali cobran entre 10 y 15 dólares al día, mucho más de lo que recibían por el mismo trabajo en su país.
En Pakistán sólo cobran el equivalente a dos dólares por jornal, y no tienen trabajo garantizado todos los días. En cambio, en Afganistán, sobra trabajo. Lo difícil es encontrar personal suficiente, explicó el contratista.
Los carpinteros también tienen buenas perspectivas en Afganistán.
Trabajamos casi siete días a la semana, y nos pagan 25 dólares al día, frente a cuatro dólares en Pakistán, contó Taus Khan. Además, si trabajan horas extraordinarias, los carpinteros pueden ganar de 10 a 15 dólares más por día, dijo.
Khalid Khan, un albañil pakistaní, agradece que un colega lo haya llevado a Kabul. En Pakistán su situación laboral era muy mala y había pensado en cambiar de oficio.
Ahora, soy el hombre más buscado en lo que a mi trabajo concierne, celebra Khan, que quiere llevar a su familia, residente en la fronteriza ciudad pakistaní de Peshawar, a vivir con él. (