El gobierno venezolano de Hugo Chávez encara cambios de canciller y de política exterior, tras sus últimas victorias electorales y los presagios de mayor dureza de Washington tras la reelección presidencial de George W. Bush y la designación de Condoleezza Rice como secretaria de Estado.
El inminente relevo del canciller Jesús Pérez, un amigo de infancia de Chávez, es un hecho según círculos políticos y diplomáticos, además de casi toda la prensa del país. Puede haber cambios, por ahora sigo en el cargo, pero no estoy atornillado a él y se definen objetivos en esta nueva fase del proceso bolivariano, admitió el ministro.
En lo inmediato no será Pérez, sino el vicecanciller Arévalo Méndez, quien acompañará a Chávez en la gira que emprenderá el mandatario este fin de semana por España, Libia, Irán, Qatar y Rusia.
Pérez, quien reconoció sentirse cansado y con algunos problemas de salud, fue antes de asumir su actual cargo de embajador en Argelia y Francia, y se especula con que se le encomendará una nueva misión diplomática, probablemente en Canadá.
Como reemplazos se mencionan a Alí Rodríguez, actual titular del grupo estatal Petróleos de Venezuela y ex secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, y a Samuel Moncada, historiador y figura importante del comando de la campaña con la que Chávez se impuso en el referendo sobre su mandato presidencial el 15 de agosto.
También se maneja el nombre del general retirado Carlos Santiago, actual embajador en Colombia, así como el del representante ante la Organización de Estados Americanos, Jorge Valero.
Esas posibilidades muestran la intención de tener en la cancillería a una figura de peso y fuerza para atender lo que puede ser un seguimiento milimétrico por parte de Estados Unidos de la relación bilateral y del conjunto de la democracia en Venezuela, dijo a IPS María Teresa Romero, profesora universitaria de Asuntos Internacionales.
El nuevo embajador de Washington en Venezuela, William Brownfield, ha abogado por apartar la diplomacia bilateral de los micrófonos, para trabajar sobre aquellas materias en las que tenemos coincidencias y también procesar las diferencias.
La relación petrolera es obvia, porque Venezuela es asiento de firmas transnacionales energéticas estadounidenses y exporta cada día a Estados Unidos 1,5 millones de barriles de 159 litros de petróleo. Pero sobre otros temas de comercio e inversión hay discrepancias, y las diferencias políticas ya son un dato firme de la realidad regional.
Este año, hasta el referendo de agosto, Caracas y Washington chocaron mediante recias declaraciones. Chávez y sus seguidores acusaron a Bush de haber apoyado el frustrado golpe de estado de abril de 2002, y portavoces oficiales de Estados Unidos criticaron el vigor de los derechos humanos en Venezuela, el trato a los opositores y una supuesta connivencia del gobierno venezolano con las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Hay visiones fuertemente diferentes en Caracas y Washington sobre lo que debe ser la democracia y la lucha contra el terrorismo. Y con Rice al frente del Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores) cabe esperar que Estados Unidos insistirá en hacer sus señalamientos y en decir lo que les parece que está mal, opinó Romero.
Estados Unidos repetidamente ha acusado a Chávez de no hacer lo suficiente para acompañar al Estado colombiano en su lucha contra las izquierdistas FARC, a las que el gobierno venezolano, como la mayoría de los de América Latina, se ha rehusado a calificar de terroristas.
En los hechos, eso significa resistirse a ubicar el conflicto entre Bogotá y las FARC, como quiere el derechista presidente colombiano Alvaro Uribe, en el marco de la campaña internacional contra el terrorismo lanzada por Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Si Bush ganó para sus políticas un formidable envión al ser reelegido el 2 de este mes, Chávez fue apuntalado al relegitimarse con 59 por ciento de votos a favor en el referendo sobre su mandato y luego de ganar sus seguidores la gran mayoría de las gobernaciones regionales y alcaldías disputadas el 31 de octubre.
Además, la bonanza petrolera facilita la diplomacia de Venezuela, que suscribe acuerdos de suministro de crudo en condiciones favorables a varios países latinoamericanos y caribeños, y encuentra cada vez más eco a su discurso sobre alianzas políticas y económicas regionales.
Aunque critica que los presidentes vamos de cumbre en cumbre, mientras nuestros pueblos van de abismo en abismo, Chávez asiste a casi todas las citas internacionales a las que se le invita, y no oculta su entusiasmo por la que se realizará en diciembre en Cusco, al sur de Perú, con la intención de sentar las bases de una Unión Sudamericana.
El viaje que Chávez emprende por Europa y Medio Oriente, y el que prevé para fines de año por China e India, son parte de una ofensiva internacional de cara a la nueva etapa de consolidación del proceso bolivariano que el presidente impulsa, según el ministro de Información, Andrés Izarra.
El mandatario hará hincapié en la visión de un mundo multipolar y en las estrategias que permitan combatir la hegemonía del poder, agregó.
Ese marco y nuevos repartos de tareas entre los dirigentes chavistas, tras las victorias de agosto y octubre, impulsarían el remozamiento de la cancillería, aunque en la práctica, para los asuntos de Colombia y Estados Unidos, ha actuado como canciller el vicepresidente José Vicente Rangel, dijo a IPS el analista Carlos Romero.
Rangel, un veterano dirigente político de izquierda y primer canciller de Chávez (1999-2000), es, junto con el propio presidente, quien más ha acudido ante los micrófonos para responder a críticas o señalamientos llegados desde Bogotá o Washington.
Pero el relevo en la cancillería también se asocia con la sorda lucha en esa área entre funcionarios viejos, formados antes de que Chávez llegase al gobierno en 1999, y los nuevos que tienen una actitud militante a favor de la revolución bolivariana.
Cartas y panfletos que circulan de mano en mano y llegan a sitios de Internet dan cuenta de esa pugna, y profesores de estudios internacionales dijeron a IPS, a condición de permanecer anónimos, que nuestros alumnos señalan una campaña para que todos los funcionarios se conviertan en promotores del modelo político del presidente.
Para algunos de los nuevos diplomáticos radicales, el canciller Pérez, nombrado en febrero, no ha actuado con suficiente firmeza y rapidez en el reemplazo de los antiguos funcionarios por los que acogen la línea chavista, dijo una de esas fuentes.
Para otro de los académicos, en la Casa Amarilla (sede de la cancillería) avanzan en el criterio expresado por el presidente de que la revolución debe llegar a todos los campos de la sociedad, y cabe esperar que en breve tengamos un Ministerio de Relaciones Exteriores compactado con los propósitos de esta revolución.