Una antigua organización juvenil serbia que participó con coloridas movilizaciones en la campaña contra el depuesto presidente Slobodan Milosevic exporta sus acciones de protesta a Ucrania, Georgia, Belarús y Zimbabwe, entre otros países.
Tras la movilización contra Milosevic culminada en 2000, Otpor (Resistencia) aportó el año pasado su conocimiento al grupo estudiantil georgiano Kmara (Suficiente) en su acción contra el entonces presidente Edouard Shevardnadze, luego reemplazado por Mijail Saakasvhili.
Esta vez, la pericia de Otpor es visible en Kíev, donde apoya a cientos de miles de ciudadanos, muchos de ellos jóvenes, que exigen un recuento de los votos en las controvertidas elecciones presidenciales.
La demanda es producto de acusaciones de fraude en favor de la candidatura presidencial del primer ministro Viktor Yanukovich.
Dos integrantes de Otpor fueron expulsados de Ucrania en la primera ronda de las elecciones, el 31 de octubre. Los dirigentes se encontraban allí apoyando a la organización local Pora (Ya Es Hora).
De todos modos, la influencia de Otpor fue bastante manifiesta. Varios activistas con la palabra Pora escrita en sus gorras estaban en el estrado de protestas encabezadas por el candidato opositor Viktor Yushchenko, así como los jóvenes serbios participaban identificados en los actos opositores de 2000.
Además, los ucranianos instalaron 27 tiendas de campaña en la Plaza Independencia de Kíev, donde representaron un recuento de votos en broma en cada una de las 27 provincias de su país. En Serbia hubo representaciones parecidas.
Pero este tipo de protestas son aún poco comunes en los países otrora comunistas de Europa oriental y central. Otpor allanó un nuevo territorio cuando logró que grandes cantidades de manifestantes bloquearan el tránsito en las ciudades para protestar por el fraude electoral en favor de Milosevic hace cuatro años.
Los ventanales de las áreas comerciales de todo Belgrado y de las grandes ciudades serbias fueron cubiertas con afiches y adhesivos que decían Está terminado, en referencia a Milosevic.
Cientos de miles de personas lucieron en sus ropas distintivos con la misma leyenda durante dos semanas, hasta que el dictador cayó.
Otpor también organizaba partidos de fútbol simbólicos en lugares públicos. Uno de los equipos simulaba ser de simpatizantes de Milosevic. Siempre perdía.
Entonces, la organización ayudó a la oposición a realizar una huelga general que paralizó Serbia los dos días anteriores a la caída de Milosevic.
Colaboramos con Pora en sus protestas en Ucrania, dijo a IPS el ex líder de Otpor Sinisa Sikman. Pero ayudamos con capacitación y asesoramiento sobre cómo organizar protestas no violentas, qué destrezas desarrollar y en la identificación de sus objetivos, agregó.
Como muchos otros integrantes de Otpor, Sikman se unió al no gubernamental Centro de Resistencia No Violenta, que capacitó en Serbia y en otros países a 14 dirigentes de Pora.
Les enseñamos a promover sus metas, a organizar una campaña exitosa, a motivar a los votantes para que acudan a las urnas, cosas como esas, agregó. Ofrecemos conocimientos sobre cómo organizar un movimiento, desarrollar acciones masivas y conectarse con la gente que podría ayudar.
En Serbia, el símbolo de la resistencia de Otpor era un puño con la consigna Está acabado. La consigna de Pora es El reloj corre, en alusión al poco tiempo que, según la oposición, permanecerá Yanukovich en el poder.
Pero no es verdad que seamos exportadores de revoluciones, como los medios de comunicación dicen con frecuenica, dijo a IPS Danijela Nenadic, del Centro de Resistencia No Violenta. No hay recetas.
Cada país tiene sus propios problemas, la gente tiene que lidiar con ellos y nosotros nos limitamos a encontrar una base común para descubrir cómo atraer o motivar a los descontentos, sostuvo Nenadic.
Eso no fue difícil en el caso de Ucrania, por los problemas que los habitantes de ese país comparten con los serbios, agregó.
Ambas poblaciones quieren acabar con el aislamiento de sus países, volver a Europa… esa era la base para las consignas, los mensajes y las campañas. Pero las consignas y los mensajes varían de país a país y deben sincronizarse con lo local, sostuvo la activista.
Los dirigentes de Otpor dicen que una campaña solo puede tener éxito cuando el descontento pasa un punto crítico. Entonces, las autoridades admiten que el cambio es inevitable.
En Ucrania, eso significaría sacar al menos a un millón de los 48 millones de habitantes a las calles, según los serbios. En este país, en cambio, fue suficiente en 2000 que salieran varios cientos de miles de los ocho millones que forman la población.
Se estima que Pora cuenta con unos 10.000 miembros, mientras Otpor tenía 22.000 antes de la caída de Milosevic.
Los miembros de Otpor no se limitaron a compartir métodos de resistencia con sus pares de toda Europa.
A través del Centro de Acciones y Estrategias Aplicadas No Violentas, el ex miembro de la organización Srdja Popovic estableció un grupo internacional de una docena de capacitadores, que estuvieron en Georgia el año pasado y que ahora trabajan en Zimbabwe.
Esta institución tiene contacto con movimientos similares en Belarús y en otros países que Popovic evita identificar porque los dictadores aprenden rápido de la experiencia de los otros, y no queremos ayudarlos poniéndolos sobre aviso.
Sikman y Popovic afirmaron que la capacitación es financiada con dinero recolectado por los grupos que los contactan para requerir su ayuda. No nos corresponde preguntar, sino simplemente capacitar y mostrar cómolas buenas ideas pueden desarrollarse a través de acciones apropiadas, explicó Sikman.
El Centro planea publicar un manual basado sobre su propia experiencia, para que la estrategia esté disponible en todo el mundo. (