Amira Jahic, de 12 años, pasa todos los días frente a varias escuelas, pero nunca asistió a una, y ayuda a su madre a vender objetos usados en un mercado callejero de Belgrado.
Los niños en edad escolar de unas 15.000 familias serbias carecen por completo de educación formal. Ellos están entre los más pobres de la población infantil de 600.000 cuyas familias viven con menos de dos dólares diarios.
Esos y otros datos de un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) han causado una oleada de protestas públicas y titulares dramáticos en la prensa local. Uno de ellos fue: La pobreza priva a los niños de Serbia de su futuro.
El malestar ante la situación se asocia con preguntas incómodas sobre las consecuencias de la transición desde el socialismo a una economía de mercado.
La estrategia para erradicar la pobreza en Serbia incluye esfuerzos para ayudar a los niños. Pero parece que el problema es típico de las economías en transición, y que ni siquiera la recuperación económica mejora la situación de la infancia, dijo a IPS Mihail Arandarenko, del equipo gubernamental contra la pobreza.
La recuperación no trae servicios gratuitos de salud, buenos sistemas educativos y altos niveles de calidad de vida como los que tuvo el país en el pasado, apuntó.
El Unicef estudió la situación de niños de 27 países, de Europa oriental, Europa central y la Comunidad de Estados Independientes (CEI), formada por naciones que integraron la Unión Soviética. Los terribles resultados muestran que, como señaló Arandarenko, niñas y niños de economías en transición que viven a miles de kilómetros de distancia comparten los mismos graves problemas.
Según el informe, 14 millones del total de 44 millones de población infantil de esos países viven en la pobreza, privados de sus derechos a servicios sociales, educación y cuidados adecuados.
Cubrimos una región amplia y dispersa, pero los problemas de la infancia son definidamente comunes, dijo a IPS la directora de la oficina del Unicef en Belgrado, Anne Lyse Svensson.
El estudio de esa agencia de la Organización de las Naciones Unidas, titulado Monitor Social 2004, es el resultado de una investigación de tres años que comparó situaciones contemporáneas con las de 1992, antes de la desintegración de la Unión Soviética y de la antigua Yugoslavia, cuando los países en la región eran ocho, en vez de los actuales 27.
De 1992 a hoy hubo un colapso económico catastrófico, tanto en áreas tradionalmente agrícolas como en otras que estaban altamente industrializadas, y las consecuencias sociales de los cambios de régimen excluyeron a muchos de los servicios de salud y educación, apuntaron los autores del informe.
La nueva era trajo consigo violencia y desesperación, y una de las consecuencias de la desintegración de familias ha sido un considerable aumento de la cantidad de niños en instituciones a cargo del Estado o de organizaciones de caridad, destacaron.
La desesperada situación económica de grandes sectores también es una importante causa del aumento del consumo de alcohol y drogas ilegales entre los jóvene, y en algunas regiones de la CEI, por ejemplo, el consumo de drogas es diez veces mayor que en Europa occidental, indicó Svensson.
La migración de jóvenes con hijos pequeños es un problema creciente en los países estudiados, y de acuerdo con el estudio, más de un quinto de los migrantes desde Rusia a países de la CEI tienen menos de 20 años, subrayó.
Los migrantes irregulares y sus hijos afrontan problemas especialmente graves, porque a menudo son víctimas de exploitación y exclusión social, y su situación les impide acceder a muchos servicios públicos, según el informe.
Hay mucho que hacer para ayudar a los niños en el marco de las transiciones, que claramente diseminan una profunda desigualdad, opinó Arandarenko.
La piedra angular del programa del Unicef con gobiernos de la región, y la clave para combatir la pobreza, logrando sustentabilidad social, económica y política, está en reformas políticas y legales que aseguren la protección de toda la población infantil y de sus derechos, comentó Svensson.