La revolución se fue al diablo y dejaron a los políticos sueltos, pero verá que el PRI regresa a la presidencia en 2006, afirma convencido Arnulfo Patiño, un anciano mexicano que se define priísta hasta el tuétano. Su vaticinio podría estar cerca de la realidad.
Al igual que en las 13 elecciones estaduales que precedieron este año a las realizadas el domingo en otros cinco distritos de este tipo, donde viven 16 millones de los 102 millones de mexicanos, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) demostró que goza de buena salud.
Esta constatación cobra mayor importancia teniendo en cuenta que la instancia comicial de la víspera, en la que se designaron a cuatro gobernadores, legisladores y presidentes de ayuntamientos, fue la última contienda antes de la que en 2006 elegirá al sucesor de Vicente Fox, quien es desde 2000 el primer presidente ajeno al PRI desde 1929.
En el oriental estado de Tamaulipas, en el Sinaloa, en las costas del océano Pacífico, y en el meridional de Puebla ganaron los candidatos del PRI. Además pelea los primeros lugares, según indicaron los resultados oficiales preliminares, en Tlaxcala, también en el centro sur del país, y en Michoacán, otro en las costas del Pacífico.
En la actualidad, el viejo Partido Revolucionario Institucional gobierna la mayoría de los estados, los municipios y tiene el mayor número de legisladores nacionales.
Sin embargo, en las encuestas sobre la preferencia ciudadana de los potenciales candidatos presidenciales aparece en un segundo lugar junto al conservador Partido Acción Nacional (PAN), de Fox.
El primer puesto que surge de estas consultas es para el alcalde de la capital mexicana, Andrés López Obrador, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), con más de la mitad de las preferencias entre los entrevistados.
Patiño, un ex trabajador municipal de 75 años, señala que no quiere morirse sin antes ver que su partido regresa a la presidencia, de donde nunca debió ni deberá salir, pues a su entender es la única agrupación que encarna la revolución.
Para el anciano, no importa que su partido, fundado en 1929 al terminar una revolución agrarista que cobró más de un millón de vidas, eche mano a viejas mañas como el llamado acarreo de votos (llevar ciudadanos a las casillas de votación) o a la entrega de favores a cambio del sufragio.
Esas prácticas, comunes en el pasado, fueron otra vez denunciadas por los opositores al PRI en casi todas las elecciones estatales de este año.
Otras imputaciones incluyen amenazas, intimidación e incluso asesinatos, como el perpetrado a balazos en octubre en un pequeño poblado del estado sureño de Oaxaca por un alcalde militante del PRI contra Guadalupe Avila, aspirante a sucederlo por el PRD.
En las elecciones del domingo los opositores del PRI denunciaron que ese partido no jugó limpio, por lo que prometieron impugnar los resultado de varias casillas ante los tribunales electorales, figura legal que tiene creciente trabajo desde que fue creada a mediados de los años 90.
El PRI gana la mayoría de las elecciones gracias a la ineptitud de los otros partidos y a que hay una gran desmemoria de los ciudadanos sobre lo que fueron sus gobiernos por más de 70 años, dijo a IPS el politólogo Alfonso Martínez, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Con el panorama actual, no sería ninguna sorpresa que en 2006 regrese a la PRI a la presidencia de México, comentó el observador.
Según Patiño, el gran error cometido por el PRI en el pasado fue abrir las puertas a todos esos políticos de medio pelo. Ya ve lo que hicieron, tienen al país jodido (mal). Debemos volver a los tiempos de antes, declaró a IPS.
Hasta comienzos de los años 90, era común observar que el ex partido gobernante organizaba las elecciones y las ganaba en medio de denuncias de fraudes. Pero luego se realizaron varias reformas legales que independizaron a las autoridades electorales y el PRI comenzó a perder su hegemonía hasta que en 2000 fue derrotado por Fox.
Tras conocer los resultados de los últimos comicios y hacer una evaluación de las 14 contiendas celebradas en el año, el presidente de PRI, Roberto Madrazo, afirmó que esa tradicional agrupación está fuerte y camina a paso firme hacia las elecciones presidenciales de 2006.
Es sorprendente que el PRI se esté reinventando y siga manteniéndose a pesar de tantos años y desgastes, expresó el analista político Salvador García.
Ese partido, que se proclama como nacionalista y de centro, comenzó a mostrar que aún goza de buena salud en las elecciones federales realizadas en 2003.
El PRI logró en esa ocasión aumentar su número de diputados de 207 a 224, afianzándose como la fuerza política con la mayor cantidad de representantes, mientras que el conservador y gobernante PAN bajó de 203 a 151.
En tercer puesto quedó la bancada del izquierdista PRD, que, aunque es la tercera fuerza política del país, tiene en sus filas al potencial candidato presidencial con mayores posibilidades de triunfar en 2006.