Una periodista de Túnez organizará una contraconferencia a la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información que se celebrará en su país en 2005, en protesta por las restricciones impuestas por el régimen a la libertad de expresión.
Sihem Bensedrine recibió esta semana en Toronto el Premio Libertad de Prensa Internacional 2004, que asigna Periodistas Canadienses por la Libertad de Expresión. Este galardón anual reconoce a periodistas que afrontan riesgos personales en el ejercicio de la profesión.
Los otros dos premiados en esta ocasión fueron Guy-André Kieffer, periodista independiente canadiense que desapareció en Costa de Marfil en abril, y el diario zimbabwo The Daily News, clausurado en febrero por su oposición sin claudicaciones a la represión del gobierno.
El presidente tunecino Zine El Abidine Ben Alí fue elegido en octubre para ocupar su cargo por un cuarto periodo de cinco años. El escrutinio oficial asegura que recibió 99 por ciento de los votos.
Túnez será sede el año próximo de la segunda fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, en la que se considerarán asuntos como la libertad de expresión y la promoción de la democracia a través de las tecnologías de la información y las comunicaciones.
No hay medios independientes en Túnez. Que mi país sea sede de la Cumbre es una paradoja, dijo Bensedrine a IPS.
El gobierno impidió que la periodista participe en la conferencia, pero Bensedrine se propone organizar una Contraconferencia contra la Cumbre, en la que prevé contar con la presencia de delegados de organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales.
La iniciativa es apenas un ejemplo del compromiso de Bensedrine por la verdad y la libertad, aun después de haber sufrido el arresto y la tortura en manos de la policía tunecina.
Al regresar de una visita a Berlín en diciembre pasado, donde habló con parlamentarios alemanes sobre la falta de libertad de prensa en su país, fue golpeada por desconocidos.
La periodista ha sufrido continuo hostigamiento durante muchos años en que trabajó como reportera y secretaria de redacción en cinco diarios, algunos de los cuales fueron clausurados, entre ellos Kalima! y Blanc sur Noir.
Aún intenta publicar Kalima! como periódico electrónico, pero no puede actualizarlo en Túnez porque el acceso al sitio en Internet está bloqueado por las autoridades.
Esa nación de Africa septentrional tiene una infraestructura de Internet razonablemente buena, incluidos 300 cibercafés operados por el gobierno y todos los centros de enseñanza media y universidades.
Pero el acceso a la red mundial informática está estrictamente controlada por el gobierno, que apela a programación de avanzada y a cientos de técnicos a cargo de impedir a los tunecinos acceder a numerosos sitios, aseguró Bensedrine.
Entre ellos figuran los de las organizaciones de derechos humanos Amnistía Internacional, Human Rights Watch y otras que luchan por la libertad de expresión y de prensa, afirmó.
El año pasado, ocho usuarios de Internet, entre ellos siete de entre 17 y 22 años, fueron acusados de promover atentados terroristas sólo a causa de los archivos que bajaron de Internet. En julio de este año fueron condenados a 13 años de prisión.
Esa sentencia tuvo como única prueba confesiones firmadas extraídas bajo tortura, según la organización Reporteros sin Fronteras.
Bensedrine organizó campañas internacionales para alertar al mundo sobre las condenas y para que otros países presionen al gobierno tunecino a fin de que las anule.
El Instituto de Prensa Internacional, red de periodistas y directores de medios con sede en Viena, afirmó que Túnez tiene uno de los regímenes con procedimientos de censura más opresivos del mundo.
Esta organización mundial, entre otras, pretende que la comunidad internacional cambie la sede de la segunda fase de la Cumbre sobre la Sociedad de la Información.
Mark Bench, del Comité Mundial por la Libertad de Prensa, que reúne a 45 países, afirmó que en la reunión preparatoria de la Cumbre en la ciudad tunecina de Hamment en junio se acallaron todas las críticas al gobierno del país anfitrión.
Hubo interrupciones e incluso se le retiró el micrófono a oradores en medio de las reuniones, dijo Bench. Ochenta y siete de las 200 organizaciones no gubernamentales participantes en la reunión eran tunecinas, y sus delegados fueron los encarados de restringir la participación.
Solo cuatro o cinco organizaciones de la sociedad civil de Túnez son realmente independientes, afirmó Bensedrine.
En la Cumbre tampoco habrá espacio —tanto intervenciones como oficinas— para las organizaciones no gubernamentales internacionales, afirmaron activistas.
Esto es una señal de lo que sucederá el año próximo. Estamos profundamente preocupados, sostuvo Bench.
Bensedrine regresará a Túnez en diciembre comenzará de inmediato a organizar la contracumbre.