NEPAL: La guerrilla maoísta tiene cara de mujer

Cuatro muchachas, de rifle al hombro y el rostro cubierto con pañuelos, saludan desde una foto en la portada del sitio oficial en Internet del maoísta Partido Comunista de Nepal.

Un tercio de los combatientes del Ejército de Liberación Popular son mujeres, según sus dirigentes. En ocho años, la rebelión maoísta se propagó de dos de los 75 distritos de Nepal a dos tercios del territorio nacional.

Las mujeres en sus filas son visibles en todas partes, sea como activistas de propaganda e integrantes de equipos de producción agrícola o como combatientes. Los guerrilleros aseguran que son voluntarias. Fuera de los campamentos insurgentes, muchos sostienen que fueron sometidas a leva.

La jefa del Departamento Femenino del Comité Central del Ejército de Liberación Popular, que se hace llamar camarada Parvati, sostuvo que ya hay en la organización mujeres en los niveles de vicecomandante de batallón y de comisario político.

El informe diario a la prensa elaborado por los insurgentes incluye con frecuencia el nombre de maoístas violadas, secuestradas, desaparecidas y asesinadas, la mayoría, según los rebeldes, a manos de las fuerzas de seguridad.

En la matanza de Doramba que puso abrupto fin a las negociaciones de paz en 2003, militares asesinaron a tiros a 19 miembros desarmados del ”gobierno popular” de ese distrito. Seis eran mujeres.

Días después, Relimaya Moktan, trabajadora de un centro médico rural de 44 años sospechosa de ser informante, fue asesinada en represalia.

La creciente cantidad de mujeres en el movimiento maoísta puede rastrearse en las bajas registradas en las escaramuzas con las autoridades.

En los dos primeros años de insurgencia, las muertes de mujeres fueron seis. Pero en 2003, según la organización de derechos humanos INSEC, eran 159 de los 1.308 abatidos por las fuerzas de seguridad.

La denominada Guerra del Pueblo fue declarada en 1996 por el Partido Comunista de Nepal-Maoísta (PCN-Maoísta) para abolir la monarquía e instalar una república socialista.

Su ideología no se basa directamente sobre la del líder histórico de la vecina China, Mao Zedong, sino sobre la lejana guerrilla peruana Sendero Luminoso, aplastada por el régimen de Alberto Fujimori.

Los combates entre la insurgencia maoísta y las fuerzas de seguridad arrojaron hasta ahora un saldo de 10.000 muertes.

El presidente del PCN-Maoísta, apodado camarada Prachanda, admitió que la dirigencia partidaria fue sorprendida por la inesperada respuesta de las mujeres que se unieron a la lucha armada.

El aparato de propaganda del partido con frecuencia capitaliza esa respuesta, aplaudiendo los esfuerzos de las guerrilleras.

La dirigente del PCN-Maoísta Hsila Yami, esposa del segundo del partido, ha destacado el potencial emancipatorio que representa el movimiento para las mujeres.

”Las mujeres tienen más que ganar que los hombres de la Guerra del Pueblo. Por eso las mujeres, en especial de las comunidades tibeto-birmanas y no arias (de las castas inferiores) constituyen una parte importante del movimiento”, dijo la dirigente antes de pasar a la clandestinidad.

”Las mujeres constituyen la mayoría de la comunidad rural. La nuestra es una economía agraria de subsistencia dirigida por mujeres, pues uno de cada dos hogares está afectado por la migración estacionaria” de los hombres, explicó.

”Con las mujeres encabezando, de hecho, los hogares, no podrá haber revolución agraria sin movilización femenina y sin que ellas vistan el uniforme guerrillero”, agregó.

Pero detrás de la retórica, la camarada Parvati critica la actitud del PCN-Maoísta hacia las mujeres.

”Los asuntos femeninos son difícilmente asumidos como una cuestión central por el partido, que es reticente a implementar los programas desarrollados por los frentes de masas femeninos”, dijo la dirigente a IPS.

”Las mujeres participantes del trabajo de propaganda y ubicadas mucho más cerca de sus hogares parecen tener menos oportunidades de trascender los roles de género específicos que las mujeres integrantes de las unidades de combate”, agregó.

”La presión del matrimonio y del ciclo reproductivo las obliga a renunciar a la participación activa en el movimiento después de cumplir los 25 años”, según Parvati.

En ese mismo sentido, se quejó, las maoístas se enfrentan con presiones dentro del propio partido para que se casen. ”La incertidumbre respecto del futuro llevan al hombre a insistir en un embarazo precoz”, afirmó.

Fuera del movimiento maoísta, los hombres jóvenes tienden a huir de la violencia en Nepal.

Los desplazados internos son más de 200.000, según diversas estimaciones. Las restricciones al movimiento de entrada y salida de los poblados impuestas por los guerrilleros tienen no solo un objetivo militar, sino también el de contener la emigración, según los dirigentes del PCN-Maoísta.

El fenómeno de poblados en los que no hay hombres es hoy generalizado. Mientras, las mujeres son vulnerables a las incursiones del Ejército Real Nepalés y a los reclutadores maoístas.

Un general del ejército aseguró a IPS que las jóvenes que se integran voluntariamente a la guerrilla lo hacen por falta de oportunidades.

”Los muchachos pueden cruzar la frontera y obtener empleo en India o en Malasia. ¿A dónde pueden ir las muchachas? Si vienen a Katmandú o se dirigen a India, corren el riesgo de quedar atrapadas en las redes de explotación sexual”, dijo el militar, que solicitó reserva de su identidad.

Unas 5.000 niñas son conducidas ilegalmente cada año a India.

Dos muchachas entrevistadas por IPS, una de 19 y otra de 17, afirmaron que abandonaron sus poblados en el este de Nepal para escapar de la leva maoísta y que ahora trabajan en un bar de Katmandú donde es habitual la explotación sexual.

Cuando los rebeldes exigieron a las familias del distrito de Lamjung que enviaran a un miembro a sus cuarteles, los padres se inclinaron más a enviar a las hijas que a los hijos varones, según el periodista Bishnu Sharma, del diario local Rajdhani.

La escritora nepalí Manjushree Thapa con varias muchachas en los campamentos guerrilleros del occidente del país, entre ellas con Camarada Binita, integrante del equipo de ”motivadores políticos” en el distrito de Surkhet.

”Tiene tres hermanos. Ella era la menor, y la única hija. Fue la única que abandonó sus estudios y se unió al PCN-Maoísta. Para muchas muchachas pobres y casi analfabetas, la guerrilla parece la mejor opción disponible para escapar a una vida de durísimo trabajo”, dijo Thapa a IPS.

Una joven maoísta le dijo a la escritora: ”Ya ves, a las chicas como nosotros solían poner en nuestras manos apenas una hoz y algunas plantas. Ahora, tenemos rifles automáticos.” *** +Página oficial del Partido Comunista de Nepal-Maoísta (http://rwor.org/s/dispatch-s.htm) (

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