Dice el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE): madre: Hembra que ha parido. Hembra respecto de su hijo o hijos. Y para la palabra padre define: Varón o macho que ha engendrado. Varón o macho, respecto de sus hijos.
En solo dos líneas se concreta todo el sexismo, afirma la filóloga Esther Forgas Berdet en un estudio compartido con otras dos reconocidas académicas de la lengua, que es un reclamo contra el sexismo de la Real Academia Española (RAE).
El padre es ´varón o macho´, mientras que la madre solamente es ´hembra´ (no 'mujer') y, para mayor escarnio, la madre solamente ha parido, mientras que el padre se reserva para sí totalmente el edificio de engendrar, alega Forgas Berdet.
Ante tal cúmulo de errores, que no tiene en cuenta el papel esencial e indispensable de la madre (el hombre será padre sólo si ella quiere) y que sin pretenderlo resuelve de un plumazo los graves problemas legales que se plantean actualmente entre las diferentes posibilidades de maternidad (madre biológica, de alquiler, adoptiva, etcétera), sobran los argumentos, dice.
En vísperas del Tercer Congreso Internacional de la Lengua Española, que se iniciará este miércoles en la ciudad argentina de Rosario, Forgas Berdet, Eulalia Lledó y María Angeles Calero presentaron en Madrid el estudio de 450 páginas De mujeres y diccionarios. Evolución de lo femenino en la 22º Edición del Diccionario de la Real Academia.
Ese trabajo está vinculado a otro análisis, que las tres efectuaron a pedido del DRAE, luego de que se publicara su penúltima edición, en 1991.
La RAE, principal impulsora de esos congresos, constituye la referencia internacional del idioma español, así como su presidente, Víctor García de la Concha, lo es para la Asociación de Academias, que reúne a las instituciones especializadas de América, el Caribe, Guinea Ecuatorial y Filipinas.
En su primer estudio, las tres filólogas habían propuesto modificar 3.194 de las 80.000 palabras del diccionario e incorporar 33 nuevas. Al publicarse la última edición, en 2001, con 40.000 modificaciones, revisaron el texto y encontraron algunas mejoras, pero con cambios tímidos y nunca sistemáticos, según Lledó.
El DRAE explica el mundo desde un punto de vista de hombre, católico y heterosexual, señala Forgas Berdet.
La primera acepción del diccionario para la palabra hombre indica: ser animado racional, varón o mujer.
Respecto de vestidos y adornos, el diccionario presenta 245 ejemplos de mujeres, y sólo 22 de hombres, 28 con femenina y 10 con masculina, así como 23 de femenino, seis con su plural, dos de masculino y ninguno con su plural. Según el DRAE, son las mujeres, no los hombres, las que se visten y adornan.
Otro ejemplo analizado se refiere a las definiciones de felación (estimulación bucal del pene) y cunnilingus (práctica sexual consistente en aplicar la boca a la vulva).
Comprobamos que en ambas definiciones se intenta demostrar lexicográficamente que los varones durante la felación son estimulados por tales prácticas sexuales, mientras que las mujeres durante el cunnilingus recibimos una simple 'aplicación' sin que se desprenda de ello resultado fisiológico alguno, dice Forgas Berdet.
La Real Academia, pues, ha considerado improcedente hablar de estimulación en las mujeres (que no en los hombres) y ha elegido el verbo 'aplicar' para describir esta práctica, palabra que ni es acertada ni mejora la redacción, ya que supone como estática una acción que la práctica demuestra dinámica.
Lledó presta especial atención al tratamiento social de los términos masculinos y femeninos. Así, comenta la elevada cantidad de ejemplos de reinas y otros personajes femeninos de la nobleza. Lo cierto es que lo que tiene que ver con este estamento recibe un tratamiento diferenciadoà tal vez porque comparte realeza con la Academia.
En efecto, la Real Academia es encabezada por el rey Juan Carlos, quien preside su Fundación encargada de reunir fondos y de financiar la mayoría de sus actividades.
Lledó contrapone ese tratamiento dado a las mujeres de la nobleza con la incorporación de 10 nuevos ejemplos peyorativos para el colectivo femenino, entre ellos cacho. Cacho de tonta, comecocos. Es una comecocos, petardo, da. No aguanto a tu amiga. Es una petarda, y posesivo, va. Una madre posesiva.
Esas diferencias entre los términos reales y los peyorativos para las mujeres permite ver con total nitidez el modo de proceder de la Real Academia, así como su ideología y los objetivos que persigue, concluye Lledó.
Calero prestó especial atención a la manera en que la RAE trata la prostitución, y comprobó que sigue habiendo una gran desigualdad, aunque algo se ha mejorado.
Por ejemplo, se ha extendido el oficio de la prostitución a los varones, aunque la poca convicción con la que se ha acometido este cambio explica que en muchos lugares (del diccionario) se siga hablando únicamente de mujeres.
Ante ello, La Real Academia debe afrontar una seria revisión del vocabulario de la prostitución para indicar el exacto valor social y pragmático que tiene.
Quizás una de las razones de la supervivencia de la visión sexista de la RAE sea la composición de su cuerpo académico: 38 hombres y tres mujeres.