América Latina y el Caribe tienen al día sus estadísticas de inflación, comercio, crecimiento y otras cuestiones económicas, pero sobre la violencia contra las mujeres, que según se supone afecta a cuatro o cinco de cada 10 de ellas en la región, hay poco o simplemente nada.
Con algunas excepciones como México y Chile, hay una caja negra sobre el tema, dijo a IPS Sonia Montaño, jefa de la Unidad Mujer y Desarrollo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Eso se debe a que el problema se oculta y no es prioritario en las agendas públicas y políticas, salvo en fechas como la de hoy, 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer por decisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Las muertas anuales por violencia doméstica son 70 en Chile, 80 en Sao Paulo, 100 en la capital mexicana y 297 en Colombia. Estas y otras cifras nuevas o viejas, obtenidas con metodologías diferentes, fueron expuestas este jueves.
En Colombia, funcionarios de la ONU informaron que de 2000 a 2003 las denuncias anuales de violencia doméstica contra mujeres pasaron de 50.000 a 60.000, aunque en el mismo periodo las acusaciones judiciales formales contra los agresores disminuyeron de 8.000 a más o menos 4.000.
En México se aprovechó la fecha para informar que unas 1.000 líderes realizarán en junio de 2005 la llamada Cumbre Global para promover la participación femenina, que según sus organizadoras será el Davos de las mujeres, en alusión al Foro Económico Mundial que se realiza cada año en ese sudoriental poblado suizo.
El objetivo de la Cumbre Global será a trazar estrategias para que las mujeres hagan un uso efectivo de la tecnología y se amplíe su participación en los negocios internacionales.
En la mayoría de los países latinoamericanos hubo por la fecha ceremonias oficiales, en las que los gobiernos repitieron guiones ya tradicionales y prometieron trabajar más y mejor a favor de las mujeres, mientras los medios de comunicación se abrieron a la difusión de casos de violencia contra ellas.
Ojalá se repitieran en el año más días por la eliminación de la violencia contra las mujeres, expresó Montaño, entrevistada por teléfono en sus oficinas de la Cepal en la capital chilena.
Lo que sucede es que las mujeres golpeadas no tienen voz pública, ni son parte de sindicatos o asociaciones para presionar y colocar su denuncia, salvo en una ocasión como ésta, y fuera de su día mundial muchos les prestan atención sólo cuando mueren, sostuvo.
Las estadísticas disponibles sobre violencia contra las mujeres, de fuentes diversas y en algunos caos antiguas, permiten suponer que 40 por ciento de las habitantes de América Latina y el Caribe son en algún grado víctimas de agresión, apuntó la funcionaria de Cepal.
El Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer habla en cambio de 50 por ciento o más.
Cualquiera sea la cifra, activistas, gobiernos y agencias internacionales coinciden en que el problema es grave a pesar de la batería de acuerdos internacionales, leyes nacionales, comisiones y demás instrumentos diseñados desde los años 70 para combatirlo.
Hay muchas leyes y acuerdos en la materia, pero aún falta que los gobiernos los traduzcan en instituciones, recursos y realidades, señaló Montaño.
Según la ONU, violencia contra la mujer es todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada.
La jefa de la Unidad Mujer y Desarrollo de la Cepal indicó que los casos más graves de violencia contra mujeres en América Latina se registran ahora en Guatemala y México, donde han muerto cientos de ellas asesinadas, pero hay otros de similar importancia en otros países, donde son padecidos en silencio.
En muchísimos casos, la violencia no causa la muerte pero anula la fuerza productiva y la vitalidad, dejando sobrevivientes que no pueden salir adelante, destacó.
De esas víctimas se sabe poco, pues sus casos, como la mayoría de los otros, no están en las estadísticas, a diferencia de los sonados asesinatos relacionados con cuestiones de género, llamados femicidios.
En Guatemala hubo en promedio una mujer asesinada por día desde inicios de 2001, en su mayoría de sectores sociales pobres, estranguladas, baleadas, acuchilladas, mutiladas o víctimas de otras formas graves de violencia.
En Ciudad Juárez, al norte de México y fronteriza con Estados Unidos, se han reportado las muertes de 300 mujeres y la desaparición de otras 500 en los últimos 10 años, en su mayoría impunes, al igual que en Guatemala.
Muchas de las asesinadas en Juárez fueron víctimas de cuchillos y sus cadáveres aparecieron lejos de zonas habitadas, en numerosos casos con huellas de tortura y violación.
Montaño considera que los casos de Guatemala y México muestran qué sucede con la sociedad cuando la violencia se instala como forma de vida y se suman otros factores como la modernización salvaje.