El gobierno de Gran Bretaña reconoció ante el Comité contra la Tortura 17 casos investigados en los últimos meses de probables tratos inhumanos perpetrados por sus Fuerzas Armadas en Iraq, dijo a IPS una fuente de ese organismo de la ONU.
Las autoridades británicas respondieron a un pedido de información que el Comité dirigió a los dos principales integrantes de la coalición ocupante de Iraq, Estados Unidos y Gran Bretaña, tras la divulgación de denuncias de torturas cometidas en la prisión de Abu Ghraib, controlada por tropas estadounidenses, y en otros centros de detención.
El informe británico sostuvo que de los 17 casos investigados, ocho fueron descartados. En otros cinco, las indagaciones prosiguen, mientras las autoridades examinan otras tres denuncias. El último caso ha sido llevado a juicio, dijo la respuesta de Londres.
En Afganistán, donde las Fuerzas Armadas británicas forman parte de una alianza militar más amplia que ocupó el país a fines de 2001, no se ha registrado ningún caso relacionado con torturas, expresó el informe de Londres.
El Comité, encargado de verificar el cumplimiento de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos y Penas Crueles, Inhumanas y Degradantes por los estados parte, examina en su período de sesiones inaugurado el lunes en Ginebra, los casos de Argentina, Gran Bretaña y Grecia.
El activista Livio Zilli, representante de Amnistía Internacional que sigue el examen del caso británico en el Comité, dijo a IPS que prefería no comentar las cifras de las supuestas violaciones cometidas por las tropas británicas en Iraq, porque son las suministradas por el gobierno al organismo de la ONU.
Lo que puedo comentar, sin tener en cuenta la validez de esos datos, es el sentido que tiene la investigación de los casos, precisó el delegado de Amnistía, organización internacional de derechos humanos con sede en Londres.
Esta clase de investigación no existiría si no fuera por las familias de los civiles iraquíes eliminados por las Fuerzas Armadas de Gran Bretaña o por las organizaciones de derechos humanos iraquíes que presentaron las denuncias, afirmó.
Zilli opinó que el sistema de investigación adolece de defectos, pues no permite un examen independiente del caso. Solo una parte interviene, la involucrada en las denuncias, vale decir el ejército británico que se investiga a sí mismo.
Este método no se compadece con los requisitos de independencia e imparcialidad, insistió.
El informe presentado este martes por Amnistía Internacional al Comité contra la Tortura recuerda los documentos divulgados por la agencia humanitaria a partir de mayo de 2003, donde detallaba las denuncias sobre graves violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas ocupantes en Iraq.
Los abusos consignados por Amnistía incluían torturas, malos tratos y muertes de detenidos, infracciones graves de las convenciones de Ginebra, los instrumentos jurídicos internacionales que establecen las modalidades de tratamiento a prisioneros, heridos de guerra y poblaciones civiles.
Varios ex detenidos entrevistados por Amnistía aseguraron haber sido torturados o maltratados durante los primeros días de arresto en Iraq. Los denunciantes dijeron que fueron obligados a permanecer acostados, esposados, encapuchados o con los ojos vendados durante un largo tiempo.
También recibieron castigos corporales, fueron constreñidos a mantenerse en posiciones dolorosas, a la vez que se les impedía dormir, forzados a pararse y expuestos a músicas atronadoras y a luces enceguecedoras.
Amnistía mencionó al Comité el caso de Baha Dawood Salem al-Maliki, uno de los ocho empleados iraquíes de hotelería que fueron arrestados por soldados británicos el 14 de septiembre de 2003 en Basora.
Los ocho detenidos fueron golpeados fuertemente. Tres días más tarde, el padre de Baha Dawood Salem al-Maliki recibió el cadáver de su hijo, totalmente magullado y cubierto de sangre.
La agencia humanitaria expuso que sigue reclamando a las autoridades británicas un mecanismo conducido por civiles para investigar todas las muertes sospechosas atribuidas a efectivos de su ejército.
La presentación de Amnistía ante el Comité expone las graves violaciones de los derechos humanos cometidas en el contexto de las respuestas de las autoridades de Gran Bretaña a los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Zilli dijo que las autoridades británicas están violando prohibiciones fundamentales de la tortura y de otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
La acusación de Amnistía se dirige tanto a los funcionarios del Poder Ejecutivo, como a la acusación pública y a la justicia, porque infringen la prohibición de utilizar las declaraciones obtenidas bajo tortura como una prueba en un proceso.
Otras preocupaciones de la agencia humanitaria se refieren a los casos de niños soldados, en alusión a menores de 18 años alistados en fuerzas armadas, a la violencia contra las mujeres y al tratamiento otorgado a los solicitantes de asilo y a los refugiados.
Además del papel de Gran Bretaña en Iraq, Amnistía objeta la falencia del gobierno británico al encarar el problema de las violaciones de derechos humanos en la base naval estadounidense de la Bahía de Guantánamo, territorio de Cuba, contra personas aprehendidas por Estados Unidos.
El Comité contra la Tortura emitirá la semana venidera sus recomendaciones ante el caso de Gran Bretaña y también se expedirá sobre las situaciones en Argentina y Grecia. (