GUINEA-BISSAU: Militares hipotecan el futuro

Las cíclicas presiones de militares sobre gobernantes democráticos en Guinea-Bissau amenazan con hipotecar el futuro y la credibilidad internacional de esa pequeña república de Africa occidental, independiente de Portugal desde 1974.

La última alarma en este sentido se produjo esta semana en Lisboa, durante una reunión del consejo de ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), que condenó ”todas las manifestaciones de fuerza que tiendan a restringir la acción del gobierno democrático” de Guinea-Bissau.

El punto único del temario del Consejo fue la inestable situación que se mantiene desde el 6 de octubre, cuando un grupo de militares rebeldes asesinaron al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general Veríssimo Correia de Seabra y al director de informaciones del Ejército, coronel Domingos de Barros.

Esos actos de violencia tienen vinculación con conflictos étnicos, ya que las víctimas eran de la etnia papel, y los victimarios de la etnia balanta, dijo a IPS el presidente de la Asociación Guineana de Solidaridad Social, Fernando Ká.

Los rebeldes no tomaron formalmente el poder, sino que se limitaron a demandar el pago pendiente de remuneraciones y a denunciar las degradantes condiciones de vida en los cuarteles. Pero determinan, entre bastidores, el comportamiento del poder civil.

Militares armados deambulan por las calles de Bissau y ejercen presión sobre el gobierno civil, lo que a juicio de la CPLP confirma una preocupante debilidad de las instituciones democráticas.

Los cancilleres de la CPLP, formada por Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Portugal, Santo Tomé y Príncipe, y Timor Oriental, expresaron su apoyo sin reservas al gobierno guineano ”en sus esfuerzos para normalizar la vida del país”.

Según la CPLP, acciones como las que llevan a cabo los rebeldes ”conducirán al aislamiento de Guinea-Bissau, con inevitables consecuencias en la asignación de recursos para su desarrollo”.

La organización reúne a los ocho países de lengua portuguesa, que suman 219 millones de habitantes, y decidió enviar a Bissau una misión encabezada por el canciller de Timor Oriental, José Ramos-Horta, con la misión de ”colaborar con las autoridades, entidades militares, fuerzas políticas y de la sociedad civil, para ayudar a la estabilidad democrática del país”.

El Consejo también va a ”movilizar y coordinar acciones para reforzar el auxilio internacional al desarrollo de Guinea-Bissau, con la urgencia que la situación exige”, en coordinación con otros esfuerzos internacionales, ”en especial de la ONU y de la Unión Africana”.

El ministro de Economía y Finanzas de Guinea-Bissau, Joao Fadiah, uno de los escasos miembros del gobierno que se permiten criticar a los militares, afirmó el miércoles en rueda de prensa que ese país ”retrocedió tres o cuatro años” con la sublevación de octubre, que calificó de ”puñetazo en el estómago” en materia económica, porque ”provocó nuevas desconfianzas en los inversores de la comunidad internacional”.

”Infelizmente, no me sorprendió de forma alguna el trágico acontecimiento que comprometió aun más la fama de Guinea-Bissau en el contexto internacional”, comentó Ká.

En Guinea-Bissau, ”existe un verdadero terrorismo militar”, afirmó ese activista de doble nacionalidad portuguesa y guineana, ex diputado del Partido Socialista de Portugal.

”La reciente situación de insubordinación de los militares, de naturaleza criminal, fue un verdadero atentado contra los intereses del país y de su pueblo, al perpetuar el clima de instabilidad, poniendo en peligro la paz interna necesaria para el desarrollo”, aseveró.

El martes, 14 organizaciones de la Plataforma de Concertación de las Organizaciones No Gubernamentales de Guinea-Bissau enviaron una carta al secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan, solicitándole apoyo a un programa de reformas profundas en las Fuerzas Armadas, para convertirlas en genuinamente ”republicanas”.

No habrá solución para ese país de 1,2 millones de habitantes, con uno de los ingresos por habitante más bajos del mundo, ”sin reestructurar, de arriba abajo, las Fuerzas Armadas, liberándolas primero de la fuerte connotación tribal existente, y en segundo lugar, procurando el equilibrio étnico en el proceso de selección de reclutas, con preferencia por los que sepan leer y escribir”, opinó Ká.

A los soldados se les debe exigir la escolaridad básica obligatoria en el país, a los suboficiales haber concluido la enseñanza secundaria y a los oficiales formación terciaria. Solo así ”estarán debidamente preparados para el desempeño de sus funciones en el ámbito militar en un régimen democrático de un Estado de derecho”, sostuvo.

Para que Guinea-Bissau pueda vivir en paz y desarrollarse, ”es preciso que la comunidad internacional, con el empeño sin reserva de la CPLP, pase de las palabras a los actos”, y ”ayude con medios técnicos y financieros a implementar profundas reformas estructurales de las Fuerzas Armadas guineanas”, subrayó.

Pero Ká no escondió su escepticismo en relación con el presidente guineano Henrique Rosa, ”jefe de un Estado donde no existe poder político ni judicial”.

”Lo mejor sería que dimitiese”, si ni siquiera puede impedir ”que los militares se paseen de norte a sur del país robando ganado a los campesinos pobres”, alegó.

Rosa estableció ”una situación escandalosa” al nombrar comandante supremo de las Fuerzas Armadas al general Tagnoi Noi, ”uno de los cómplices del asesinato de Veríssimo de Seabra”, que además es ”analfabeto, y cuyo único mérito es haber sido guerrillero durante la lucha anticolonial” (1961-1974), adujo el activista.

Pasados 30 años de la independencia, ”los méritos militares deberían basarse en principios democráticos y no en quién mató más soldados portugueses durante la guerra. No podemos seguir aceptando que quien tiene armas, las usa y decide”, añadió.

La comunidad internacional, incluida la CPLP, ”no puede limitarse, como siempre, a condenar actos criminales de los militares, que cíclicamente postergan toda perspectiva de normalidad en el país, con la agravante de causar siempre pérdidas de vidas humanas y alimentar el espíritu de odio y de venganza”, acotó el ex diputado.

”Hay que evitar este tipo de situaciones a toda costa, so pena de que el país sea empujado hacia una guerra civil tribalizada”, advirtió.

Está en curso un intento de ”limpieza étnica” en el nivel superior de las Fuerzas Armadas ”y no hay dudas de que este levantamiento militar tuvo una inspiración política y tribal”, aseguró Ká.

”Me avergüenzo de ser guineano, y me duele la forma en que mi país es tratado en el extranjero”, debido a la actitud de militares que ”no saben cuáles son sus verdaderos deberes y derechos ante el país y sus conciudadanos”, dijo.

”Los que se sirven de armas para alcanzar sus objetivos, contrarían la fuerza de la razón y la convivencia democrática. En vez de colocarse a disposición del Estado al que supuestamente sirven, adoptan una actitud contraria a los intereses del país” y ”una postura de cobardes”, al ”amenazar la integridad física de sus compatriotas indefensos”, deploró el activista. (

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