Sin los talibán en el medio y con el apoyo de un gobierno pro-occidental, el viejo proyecto de construir un gasoducto en Afganistán parece reflotar con la ayuda del Banco Asiático para el Desarrollo (ADB).
El organismo multilateral anunció esta semana que elaborará un estudio sobre la viabilidad de la construcción de un caño, por 2.000 millones de dólares, que transporte gas desde Turkmenistán hasta Pakistán atravesando todo el territorio afgano.
Se trata de un viejo proyecto que fue disputado en los años 90 por la empresa estadounidense UNOCAL (Union Oil Company of California) y la argentina Bridas. A tal punto llegó la ambición de estas dos compañías, que estuvieron dispuestas a pagar hasta 300 millones de dólares por año a Kabul de regalías.
Sin embargo, los constantes combates entre el movimiento radical islámico Talibán, que gobernaba la mayor parte del país, y la opositora Alianza del Norte, convencieron a las firmas de que sería imposible concretar el plan.
Pero ahora la situación es diferente. El Talibán fue desalojado del poder en 2001 por Estados Unidos, que estableció un gobierno interino presidido por Hamid Karzai y con representación de las diversas etnias.
El mes pasado se realizaron las primeras elecciones, supervisadas por la Organización de las Naciones Unidas, en las que Karzai fue confirmado en el gobierno.
Ahora se espera que Kabul favorezca el regreso de UNOCAL para que reflote el proyecto.
Quizás esto se sustente en los supuestos vínculos de Karzai con la compañía. El presidente afgano habría sido asesor de la firma, así como el actual embajador de Estados Unidos en Kabul, Zalmay Khalilzad, según versiones divulgadas en diciembre de 2001 por el diario francés Le Monde y reproducidas en el documental Fahrenheit 9/11, del estadounidense Michael Moore.Tanto Karzai como UNOCAL negaron la información.
La mitad del gasoducto proyectado, de 1.800 kilómetros de largo, atravesaría territorio afgano para transportar gas desde la ciudad turkmena de Dawlatabad a la pakistaní Gawadar.
Funcionarios del ADB señalaron que pronto se divulgará un borrador del proyecto, aunque no aclararon sin en él se menciona alguna participación de UNOCAL o Bridas.
El estudio técnico y económico del ADB estará listo y (representantes de) los tres países involucrados en el proyecto se reunirán en Islamabad a fines de noviembre, cuando se anunciará el resultado, dijo a Pajhwok un asesor del Ministerio de Minas e Industria de Afganistán.
El director de Proyectos de Energía y Caminos de la ADB, Gul Ahmad Kamali, explicó que el organismo se encargará sólo de ayudar a Kabul brindando asesoramiento técnico, dirigiendo estudios de viabilidad y supervisando las instalaciones.
Turkmenistán, el mayor productor mundial de gas, está interesado en abrir nuevos mercados y así impulsar su debilitada economía.
Por eso es posible que el gasoducto se extienda luego también a India, desde donde se transportaría el gas a Tailandia por barco. Se trataría entonces de un gigantesco plan regional.
El ministro de Empleo y Asuntos Sociales afgano Hakim Taniwal, quien también ocupó la cartera de Minas e Industria, dijo a Pajhwok que Afganistán, Pakistán y Turkmenistán discutirán medidas para garantizar la seguridad del gasoducto.
El actual ministro de Minas e Industria, Mohammad Mangal, señaló que Afganistán tiene un gran potencial para participar de grandes proyectos de desarrollo económico en Asia.
Acabo de regresar de India donde participé de una conferencia sobre energía. Hay ventanas de esperanza abiertas para nosotros, afirmó días atrás.
Salam Azemi, ex asesor de UNOCAL, señaló que el proyecto es muy importante para Afganistán en términos de ingresos y generación de empleo.
Por su parte, el analista político afgano Afrasyab Khattak, radicado en Pakistán, sostuvo que el gasoducto beneficiará a toda la región.
Nuestra región está muy atrasada en desarrollo económico, y si se pone en práctica este proyecto será de gran ayuda. Algunos problemas fueron obstáculos para este negocio, pero ahora es un buen momento y hay que aprovecharlo, señaló.
La inseguridad en el territorio afgano fue el principal escollo para la concreción del proyecto, y aún hoy es la mayor preocupación.
En 1998, UNOCAL asumió el proyecto luego de que Bridas se retirara, según algunas versiones, por la falta de seguridad. Las obras debían comenzar ese año, pero se retrasaron debido a la guerra civil.
Finalmente, la firma debió retirarse cuando el entonces presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001) ordenara ataques aéreos contra campamentos de la red terrorista Al Qaeda en Afganistán, en represalia por los atentados perpetrados por esa organización contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania.
Ahora la situación parece ideal. Estados Unidos tiene 20.000 efectivos en el territorio afgano.
Sin embargo, Azemi señaló que la rivalidad entre Pakistán e India podría suponer otro obstáculo para el proyecto, mientras otros analistas rechazan el posible regreso de UNOCAL debido a su pasada relación con el movimiento Talibán.
En 1998, 30 organizaciones no gubernamentales de Estados Unidos presentaron una carta de protesta a la compañía.
La cooperación de UNOCAL con el régimen del Talibán, que violó todos los derechos humanos, en especial de las mujeres, llevó a muchas organizaciones feministas de Estados Unidos a criticar la compañía, escribió el analista pakistaní Bashir Ahmad Ansari, en su libro Afganistán en las llamas del petróleo.