ECONOMIA-CHINA: Ayuda al desarrollo, ¿hasta cuándo?

El explosivo crecimiento económico de China y sus ambiciones de superpotencia llevan al Norte rico a reconsiderar su política de asistencia. ¿Corresponde seguir ayudando al gigante asiático?, se preguntan los donantes.

Agencias de crédito internacionales como el Banco Mundial comenzaron a recortar los préstamos destinados al desarrollo y se concentran, en cambio, en aportar asesores en materia de política económica.

”Muchas oficinas de cooperación se preguntan si tiene sentido darle dinero a China cuando el país se apresta a enviar a dos astronautas al espacio el año próximo y gastan una fortuna en la reconstrucción de Beijing y Shangai”, comentó un diplomático occidental en la capital china.

El segundo vuelo espacial tripulado de China está previsto para el año próximo y orbitará la tierra durante cinco días, anunciaron las autoridades este mes.

Las señales de inquietud de la comunidad internacional en relación con los créditos a China quedaron en evidencia en agosto, cuando un grupo de legisladores japoneses recomendaron un recorte en la ayuda prometida por Tokio a Beijing.

”No encontramos ninguna justificación para continuar promoviendo la ayuda oficial para el desarrollo a China”, argumentaron los legisladores.

China ya no es el necesitado y marginal estado comunista que presentó el difunto líder Deng Xiaoping al Banco Mundial cuando pidió ayuda en 1980 para reincorporar al país a los esquemas de crédito de esa institución, tras años de aislamiento autoimpuesto.

Pero las cosas han cambiado aun ante los ojos del presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, tradicional partidario de grandes créditos a China.

El Banco calculó que la población pobre de China cayó de más de 600 millones en 1981 (64 por ciento de la población de entonces) a 132 millones, es decir 11 por ciento de la población en 2004.

En mayo de este año, el Banco y China organizaron en conjunto una conferencia mundial sobre reducción de la pobreza en Shangai, que permitió apreciar cómo este país desarrolló su economía y se incorporó en las corrientes comerciales del planeta en los últimos 24 años.

En vísperas de la conferencia, Wolfensohn dijo a sus anfitriones que el Banco Mundial redujo sus créditos al país porque China tiene ”mucho dinero”.

”Francamente, no precisan pedir dinero para una cantidad de proyectos que pueden financiar por sí mismos”, habría dicho a funcionarios de Beijing.

China ha tenido un crecimiento económico promedio de más de nueve por ciento al año en el último decenio, lo que causó temor a un sobrecalentamiento de la economía.

A fines de septiembre, las reservas en divisas de China habían alcanzado los 514.000 millones de dólares, solo superadas en el mundo por las de Japón.

Hoy, Beijing se ha convertido en prestamista del mundo en desarrollo, y se comprometió recientemente a aportar 100 millones de dólares al Fondo de Desarrollo Asiático y al Fondo de Desarrollo de África, ambas agencias de las respectivas ramas regionales del Banco Mundial.

En los primeros 10 meses de este año, China atrajo 53.800 millones de dólares en inversiones extranjeras directas, 23,47 más que en el mismo periodo del año pasado, según el Ministerio de Comercio. Las inversiones directas han servido para modernizar el país y permitir a las empresas nacionales ampliar sus actividades.

El gran flujo de inversión extranjera directa hacia China, que hace parecer pequeña la asistencia de agencias multilaterales de crédito, ha llevado a muchos donantes a reducir o redireccionar su ayuda.

Luego de alcanzar niveles excepcionales en los años 90, los préstamos del Banco Mundial a China cayeron en el último periodo. La institución prestó 1.140 millones de dólares al país en el año junio 2002-junio 2003, 2.800 millones menos que en 1997, según el sitio web de la institución.

Dado el aumento del ingreso por habitante de los últimos años, China ya no califica para préstamos blandos de la Asociación Internacional de Fomento, la rama de créditos a emprendimientos privados del Banco.

El Banco ha concentrado sus esfuerzos en el asesoramiento en materia de política económica al gobierno, al que suministra análisis y sugerencias en materias como la reforma fiscal y la protección del ambiente.

El financiamiento del desarrollo de China ya no es una prioridad, ni para el Banco Mundial ni para otros donantes.

La Unión Europea sigue entregando 94 millones de dólares todos los años a China en asistencia al desarrollo, pero ahora sus programas de cooperación se refieren a la capacitación de funcionarios públicos y jueces.

”Los chinos aseguran necesitar más ayuda para aliviar la pobreza, pero el asunto tiene implicancias morales, dado el abultado presupuesto militar de Beijing y su ambicioso programa espacial”, dijo otro diplomático occidental.

El presupuesto de defensa de China para 2004 asciende a 25.000 millones de dólares. Pero el Departamento (ministerio) de Defensa de Estados Unidos calculó que el gasto militar real de 2003 fue de entre 50.000 y 70.000 millones de dólares, lo que conviertiría a este país en el tercero del mundo por sus erogaciones en la materia, detrás del propio Estados Unidos y de Rusia.

Japón —uno de los principales donantes de China— está incómodo por esta razón. A comienzos de mes, un grupo de legisladores japoneses recomendaron recortar la asistencia a Beijing.

Tokio ha comprometido 32.300 millones de dólares en asistencia oficial al desarrollo de China. En el año fiscal 2002, ésta fue el segundo receptor de ayuda japonesa, detrás de Indonesia.

Pero Tokio considera que Beijing muestra poco aprecio por ese aporte, mientras el crecimiento antijaponés cunde en la juventud china. (

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