ECONOMIA-BRASIL: Muerte de Furtado echa más leña a la crítica

La muerte de Celso Furtado, el respetado economista brasileño que dedicó su vida a promover el desarrollo, se convirtió en una involuntaria y molesta crítica al rumbo económico del gobierno de su amigo, Luiz Inácio Lula da Silva, al coincidir con varios hechos políticos relacionados.

Furtado, quien ya hacía un largo tiempo que padecía problemas cardíacos, murió el sábado a los 84 años. Lula no compareció a los últimos homenajes a su amigo realizados en Río de Janeiro, y envió a un ministro y un senador como sus representantes.

En cambio, dos años atrás y luego de ser declarado victorioso en las elecciones presidenciales, Lula había viajado a esa ciudad sólo para compartir el triunfo con Furtado, en un gesto simbólico de que llevaría a la práctica en su gobierno las ideas del experto exponente del desarrollismo.

Pero el gobierno del líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) está lejos hoy de las posiciones siempre defendidas por el economista, opuestas a la política de altas tasas de interés, actualmente practicada por el Banco Central, que "están absorbiendo más que la totalidad del ahorro nacional".

A pesar de las discrepancias, Furtado evitó siempre criticar públicamente el gobierno actual e insistía en expresar su confianza en el presidente Lula.

Pero su muerte dos días después de que uno de sus discípulos, Carlos Lessa dimitiera de su cargo de presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), como consecuencia de una decisión de Lula, realzó el alejamiento entre el sueño de Furtado y el gobierno del cual se esperaba poner en práctica algunas de sus ideas.

El nombramiento de Lessa para presidir el BNDES, a comienzos de 2003, fue sugerencia de Furtado. Es que ese banco de fomento es clave para la economía nacional, al disponer del equivalente a 20.000 millones de dólares para financiar proyectos de desarrollo y empresas.

Lessa venía discrepando públicamente de la gestión económica oficial, especialmente de la política monetaria adoptada por el Banco Central. Su retiro fue un duro golpe para los sectores "desarrollistas" del gobierno y del gobernante PT.

Furtado le escribió, días antes de su exoneración, una carta de apoyo pidiéndole resistir las presiones y mantener la "lucha en defensa de los intereses nacionales".

La dimisión de Lessa el jueves pasado dejó en difícil situación a Lula para concurrir a las exequias de Furtado. La presidencia justificó su ausencia por problemas de agenda debido a la visita este lunes a Brasilia del mandatario de Rusia, Vladimir Putin.

La muerte de Furtado coincide también con varios hechos que intensifican las presiones sobre la política económica conservadora, conducida por el Ministerio de Hacienda y el Banco Central, con los altos intereses trabando el crecimiento económico y la cautela fiscal impidiendo inversiones públicas.

La renuncia de Lessa provocó el viernes una manifestación de personalidades de izquierda y militantes del PT en Río de Janeiro, en protesta contra el rumbos de la economía. El BNDES era considerado el último bastión de los "desarrollistas" en el gobierno.

La dirección nacional del PT, reunida el domingo en Sao Paulo, decidió invitar al ministro de Hacienda, Antonio Palocci, a explicar la política económica oficial a sus pares del partido, en el inicio del próximo año, invitación que fue respondida por el funcionario de modo afirmativo y "con mucho gusto".

La resolución aprobada declara que el PT seguirá luchando por una "reducción consistente y responsable" de las tasas de interés y que la estabilidad monetaria es un "objetivo fundamental", pero a ser perseguido con "generación de empleos y recuperación del ingreso" de la población.

La tasa básica de interés del Banco Central está en 17,25 por ciento, una de las más elevadas del mundo, y en alza desde septiembre, cuando se ubicaba en 16 por ciento. Por las evaluaciones de la autoridad monetaria, deberá subir más aún en los próximos meses, ante las presiones inflacionarias, sostienen los expertos.

El presidente del PT, José Genoino, dijo que el partido no hará "una batalla" en torno de la cuestión de los intereses, pero reconoce que están "muy altas" las tasas.

La salida de numerosos miembros del gobierno, especialmente de asesores personalmente vinculados a Lula, también se interpreta como un cierto descontento por el rumbo económico adoptado.

Este mismo lunes, 331 economistas de posiciones progresistas divulgaron un documento, en el que critican el mantenimiento de la misma política económica del gobierno anterior, de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), y proponen 10 cambios, entre las cuales se cuenta una "drástica reducción de la tasa básica de interés" y control del flujo de entrada y salida de capitales extranjeros.

La presión de las elecciones de 2006, cuando Lula intentará su reelección, constituirá la principal presión en favor de cambios en la gestión económica, evaluó para IPS Fernando Cardim de Carvalho, economista y profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

El Banco Central y el Ministerio de Hacienda ya dejaron claro que las medidas monetarias y fiscales restrictivas se repetirán o se acentuarán si la economía amenaza crecer más de 3,5 por ciento al año, un desempeño "insuficiente para asegurar la reelección", según Cardim, porque no crea empleos suficientes para mejorar la situación social del país.

Las elecciones municipales de octubre pasado indicaron la posibilidad de que surjan candidatos presidenciales fuertes, con apoyo empresarial. Lula tiene sólo el próximo año y medio para promover un crecimiento más satisfactorio, pero no se ve en el horizonte ninguna perspectiva de cambios, observó el economista.

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