DESARME: Tiempo de oír a las víctimas

”Pisé una mina terrestre cuando me dirigía al mercado. No sabía qué me había sucedido pues quedé inconsciente. Sólo me enteré en el hospital al día siguiente. Mi pierna derecha ya no estaba”, contó la joven ugandesa Monica Piloya.

”Tenía la mano derecha quemada por completo. Me aterroricé ante semejante transformación”, añadió al recordar lo que le ocurrió en 1996, sin mencionar que su pierna izquierda también fue severamente dañada.

Testimonios como éste captan la atención en la Cumbre de Nairobi para un Mundo Libre de Minas, que comenzó este lunes en la capital keniata.

”Todavía hay muchas minas terrestres abandonadas por los rebeldes y, por eso tantas personas inocentes perdieron partes de sus cuerpos”, dijo la joven de 29 años a IPS.

En la reunión de Nairobi, que se desarrolla entre este lunes y el viernes auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas, se analizarán los avances logrados desde la entrada en vigor de la Convención de Ottawa, en 1999, que prohíbe el uso, producción, almacenamiento y transferencia de esos explosivos.

La Convención hasta ahora ha sido ratificada por 144 países.

En la Cumbre participan unos 2.000 delegados de gobiernos y organizaciones mundiales como el Comité Internacional de la Cruz Roja, la Media Luna Roja y la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersonal (ICBL, por sus siglas en inglés), una coalición de grupos civiles.

La necesidad de incrementar la ayuda internacional a las víctimas de las minas terrestres será uno de los principales asuntos de discusión.

En muchos países no hay servicios médicos ni psicológicos especiales para estas personas, que enfrentan grandes dificultades para obtener un empleo luego de sufrir el daño físico. Los pocos servicios existentes son por lo general muy caros y brindados en centros urbanos, lejos del hogar de los afectados.

Piloya es originaria del norte de Uganda, la zona más afectada por los combates entre las fuerzas del gobierno y el insurgente Ejército de Resistencia del Señor (LRA).

El LRA, con bases en el sur de Sudán, lucha desde 1986 para derrocar al presidente Yoweri Museveni e instaurar un estado fundamentalista cristiano.

En Uganda hay más de 1.000 víctimas civiles de las minas antipersonal abandonadas por los guerrilleros, la mayoría en el norte del territorio, señaló Maragaret Arach Orech, de la Campaña Ugandesa para Prohibir las Minas Terrestres.

Pero esta es una realidad en todo el este de Africa. La eritrea Tedla Gebrehiwet, de 33 años, lo puede atestiguar. Ella perdió su pierna, su brazo y su ojo derechos en 1981, cuando activó sin querer una mina terrestre.

”Estaba jugando con mis amigos, lanzándonos unos a otros el artefacto. Explotó justo sobre mí y perdí el sentido. Recuperé la consciencia dos semanas después, y me di cuenta de que estaba en un hospital sin una pierna y sin un brazo, y que sólo podía ver con un ojo”, contó a IPS.

Miles de minas terrestres fueron instaladas en la frontera entre Etiopía y Eritrea en 1998, cuando ambos países se enfrentaron en una guerra territorial.

”El problema de las minas está propagado en toda Eritrea, donde no hay cifras oficiales de víctimas, pero se estima que unas 40.000 personas han sobrevivido a explosiones de esos artefactos”, dijo Gebrehiwet, que ahora trabaja para la Red de Sobrevivientes de Minas Terrestres de ese país.

”Mientras haya una guerra, seguirá siendo muy difícil acabar con el uso de minas antipersonal”, sostuvo.

Sin embargo, la Cumbre se inició este lunes con optimismo luego de la divulgación de un informe de la ICBL que demuestra una caída en el número mundial de víctimas de esos artefactos explosivos.

”En 1999, se calculó que unas 26.000 personas eran víctimas de minas terrestres al año. El número cayó en forma significativa, sobre todo en los países más afectados. Ahora es probable que haya entre 15.000 y 20.000 víctimas al año”, señala el estudio, presentado el 19 de este mes en Nairobi.

No obstante, los delegados discutirán formas de acelerar el desmantelamiento de los artefactos en todo el planeta.

El presidente de la Cumbre, Wolfgang Petritsch, informó que desde 1997 se recaudaron 2.700 millones de dólares para financiar la erradicación de las minas.

”Esto nos ha ayudado a realizar un buen trabajo. Pero necesitamos 2.000 millones más para completarlo. Este es un problema mundial que requiere una pronta solución”, dijo a IPS.

Más de 37 millones de los 48 millones de minas terrestres declaradas por los estados parte de la Convención han sido destruidas, según la ICBL. Africa sigue siendo el continente más rezagado.

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