AMERICA LATINA: ¿Campeona en el mercado de carbono?

América Latina negocia unos 210,6 millones de dólares por reducción de emisiones de dióxido de carbono en el marco del Protocolo de Kyoto, cuya inminente entrada en vigor, en febrero de 2005, reanimó el alicaído combate contra el recalentamiento del planeta.

La región presentó unos 46 proyectos en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) de ese tratado, que podrían reducir unos 55 millones de toneladas equivalentes de ese gas, el principal causante de efecto invernadero (retención de calor en la atmósfera) y derivado de la quema de combustibles fósiles.

Ese récord sitúa a la región al frente, sólo después de Asia, de los esfuerzos en el mundo en desarrollo por reducir las emisiones de estos gases, responsables del cambio climático global.

Los críticos se preguntan, sin embargo, si la estrategia latinoamericana fomentará las energías más limpias y renovables en la región o se limitará a la venta, al mejor postor del Norte industrializado pero por bajo precio, de ”créditos de carbono”.

El MDL es uno de los tres mecanismos flexibles del Protocolo de Kyoto (1997), diseñados para ayudar a los países industrializados a cumplir con la meta para 2012 de reducir sus emisiones 5,2 por ciento respecto de los niveles de 1990.

El mecanismo, que comenzó a instrumentarse antes de que el tratado entre en vigencia, permite a compañías del Norte invertir en proyectos de reducción de emisiones en países en desarrollo.

A través de los créditos de carbono, las empresas pueden contabilizar esas reducciones como propias en sus países de origen o comerciarlas en los mercados de emisiones.

Es el caso de la firma franco-alemana Vallourec and Mannesman (V&M), que planea construir en Brasil una planta termoeléctrica con base en derivados del carbón vegetal, producto de la reforestación.

La central generará electricidad para la planta siderúrgica que la propia V&M tiene en Barreiro, en el sudoriental estado de Minas Gerais, y permitirá reducir 1,15 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono en 21 años. La empresa acreditará como suya esa reducción.

La principal motivación de la empresa ”no fue ambiental, sino eliminar los riesgos de la interrupción del suministro de electricidad, que son terribles para los altos hornos siderúrgicos”, admitió en diálogo con Tierramérica Eduardo Botelho, de la Superintendencia de Mantención y Utilidad de V&M.

V&M provocó graves daños ecológicos en Minas Gerais, ”pero hace unos ocho años mejoró su gestión ambiental y por eso le damos un voto de confianza al proyecto (de Barreiro), que es interesante pues usa residuos como materia prima” señaló María Dalce Ricas, de la Asociación Minera de Defensa del Ambiente.

Brasil es el mayor potencial exportador de créditos de carbono, seguido por Colombia, Panamá, Costa Rica y Perú, según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. El informe registró en marzo al menos 46 proyectos MDL en la región. Pero varios más entraron al proceso de inscripción durante los últimos meses.

Empresas europeas como V&M son las más entusiastas. Las españolas Endesa, Unión Fenosa e Iberdrola anunciaron inversiones por 850 millones de dólares en proyectos MDL en América Latina.

Pero los créditos de carbono derivados de proyectos de energía renovable representan sólo 10 por ciento de todos los que se negocian en el marco del MDL, según la no gubernamental CDMWatch, con sede en Bali, Indonesia.

Y esta es la crítica más recurrente de los verdes: hasta ahora, los gobiernos y corporaciones del Norte usan el MDL para proyectos que generan grandes volúmenes de créditos de carbono baratos, a través de gases como el metano y los hidrofluorocarbonos (en especial el HFC-23), que les permiten cumplir rápida y cómodamente las metas de Kyoto.

Estos son los gases preferidos en el mercado de carbono, que intercambió 64 millones de toneladas métricas equivalentes de dióxido de carbono durante el primer semestre de 2004. El gobierno de Japón, el de Holanda y el Banco Mundial son los principales compradores.

El MDL, aducen los activistas, simplemente cambia el lugar donde se registran las reducciones de gases, sin mayores beneficios ambientales o sociales para los países huéspedes y no permiten promover cambios en el uso y producción energética.

En Colombia, la inversión social fue una exigencia para desarrollar la central eólica de Jeripachi, en la Guajira, el primer proyecto MDL en el país, de otros 15 en planificación.

El proyecto, que permitirá la reducción de emisiones por valor de 3,2 millones de dólares, es parte del Fondo de Carbono y Desarrollo Comunitario del Banco Mundial e incluye la modernización de infraestructura escolar y sanitaria en beneficio de la vecina etnia wayuú.

”Cuando se trata de territorios indígenas, los miembros de dichos pueblos deben poder participar como socios” en proyectos MDL, dijo a Tierramérica Wilder Guerra, de ascendencia wayuú y director del centro académico Observatorio del Caribe.

Pero hay quienes califican este tipo de inversión como un paliativo menor y abogan por un MDL exclusivo para energías renovables. Algo, sin embargo, poco probable ”pues estamos en una etapa de transición donde también usamos energías fósiles más limpias”, dijo a Tierramérica Carlos Loret de Mora, presidente del Consejo Nacional del Ambiente de Perú, otro de los pioneros con 19 proyectos MDL y una inversión de 935 millones de dólares.

El 1 de diciembre Perú firmará su primera venta de créditos de carbono a Holanda, a través del proyecto hidroeléctrico Poechos, en la septentrional ciudad de Piura, que sustituirá plantas térmicas con base en diesel y carbón, y reducirá 30. 229 toneladas equivalentes de dióxido de carbono al año. Se exigió que la empresa operadora dote de electricidad a la comunidad vecina, entre otros beneficios.

También la española Endesa, con operaciones en Argentina, Perú, Chile y Colombia, colocará en el mercado europeo los créditos provenientes de la proyectada hidroeléctrica de Callahuanca, a 16 kilómetros de Lima, que reducirá 460.000 toneladas de dióxido de carbono.

”Callahuanca se realizará a pesar de la incertidumbre que existe todavía respecto del futuro precio de la tonelada de dióxido de carbono, lo que implica un riesgo. Pero ha primado el interés de obtener experiencia en el MDL”, dijo Wilfredo Jara, gerente de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la filial de Endesa en Chile.

Los precios de la tonelada de dióxido de carbono se cotizan ahora entre 3,5 y 7 dólares, un precio muy bajo aún. Y los costos de transacción llegan a 200.000 dólares por proyecto, lo que no deja espacio para pequeños emprendimientos.

”En Argentina, los costos y la complejidad de presentar un proyecto MDL han inhibido la participación de las pequeñas y medianas empresas”, dijo a Tierramérica Victoria Beláustegui, de la unidad de producción limpia del Ministerio de Salud de ese país. Tampoco hay mayor interés en México que, pese al tamaño de su economía, ha inscrito apenas cuatro proyectos vinculados a la hidroelectricidad.

La entrada en vigor del Protocolo de Kyoto el año próximo podría catapultar el Mecanismo de Desarrollo Limpio, pero su vida útil puede ser muy corta. Los compromisos del tratado sólo abarcan hasta 2012 y, aunque el próximo año se abren nuevas negociaciones climáticas, lo que se acuerde más allá de Kyoto es incierto.

* La autora es directora editorial de Tierramérica. Con aportes de Mario Osava (Brasil) Abraham Lama (Perú) y Yadira Ferrer (Colombia). Publicado originalmente el 20 de noviembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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