El mes sagrado musulmán del Ramadán, período de ayuno, oración y búsqueda de la paz con el prójimo, se celebrará este año en las mezquitas del sur de Tailandia en medio de una ola de violencia.
A partir de este viernes, los mahometanos se abstendrán de comer y beber entre el alba y la puesta del sol, y concurrirán a las mezquitas para hacer la oración de tharawih luego de romper el ayuno. Estos centros de culto están siempre rodeados de un clima festivo por las noches.
Pero este año podría ser diferente (en el sur de Tailandia). Las oraciones de tharawih se verán afectadas, señaló a IPS el presidente del independiente Instituto de Estudios Islámicos Mundiales, con sede en Bangkok, Arong Suthasana.
El temor a la violencia podría hacer que las personas decidan no ir a las mezquitas por las noches y se queden en sus casas, dijo Arong.
Las meridionales provincias tailandesas de Pattani, Narathiwat, Yala, Satun y Songkhla, donde la pobreza es extrema y casi 90 por ciento de la población es musulmana, son desde enero escenario de constantes hechos de violencia.
El gobierno los atribuye a bandidos, a grupos radicales islámicos vinculados con redes terroristas internacionales y a movimientos separatistas.
Luego de que varios cuarteles, edificios públicos y escuelas fueran asaltadas e incendiadas, el gobierno del primer ministro Thaksin Shinawatra decretó la ley marcial, bajo cuyo amparo se han realizado detenciones arbitrarias, asesinatos, intimidaciones y desapariciones forzadas, según organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional.
Si la violencia aumenta en Ramadán, será mucho peor de lo que pensábamos, señaló Arong.
Eso significaría que los grupos armados del sur no respetan el mes sagrado y por tanto no reconocen la autoridad del máximo líder islámico de Tailandia, Sawasdi Sukumalayasak.
Apenas cuatro por ciento de los 64 millones de tailandeses son musulmanes, en su gran mayoría de la etnia malaya. Noventa y cuatro por ciento de la población es budista, y hay una pequeña minoría cristiana e hindú.
El anciano Sawasdi hizo desesperados llamados a la calma a todos los musulmanes en vísperas de Ramadán y luego de reunirse con otros líderes musulmanes en Arabia Saudita.
Sawasdi citó la resolución de la sesión número 38 del Consejo Constitucional de la Liga Mundial Musulmana, realizada a comienzos de este mes en la sudoccidental ciudad sagrada saudita de La Meca, que insta a todos los fieles islámicos a distanciarse del terrorismo.
El vicepresidente del Consejo Islámico de la meridional ciudad tailandesa de Yala, Nimu Makaje, dijo esperar que el llamado a la paz sea respetado, ya que Ramadán es un mes de ayuno, oración, caridad y buenas obras.
Instamos a todas las personas a que se opongan a la violencia y garanticen un Ramadán pacífico, añadió.
El Ramadán es una festividad de gran importancia para el Islam, sobre todo debido a que está ordenada por el profeta Mahoma en el primer versículo del Corán, el texto sagrado de los musulmanes.
Pero la historia también registra batallas con participación de musulmanes durante el Ramadán. La resistencia islámica en Iraq a la ocupación estadounidense, por ejemplo, incrementó sus ataques durante esta festividad en 2003.
Las esperanzas de que este año haya un Ramadán pacífico en Tailandia son pocas, pues muchos líderes de la comunidad musulmana creen en el uso de la violencia con fines políticos.
Esto se hizo más evidente luego de un enfrentamiento el 29 de abril entre separatistas musulmanes y soldados del gobierno frente a una mezquita antigua. Ese día murieron 108 jóvenes islámicos.
Entre las ropas de uno de ellos se encontró un libro con el título: Lucha por la liberación de Pattani, que exhortaba a los malayos musulmanes a pelear contra el Estado.
Hace un siglo, las cinco provincias del sur pertenecían al reino de Pattani, que fue anexado por Bangkok en 1902.
Bangkok acusa a los musulmanes de haber matado a unas 200 personas, entre policías, soldados, funcionarios públicos, maestros, monjes budistas y estudiantes.
Se calcula que, en total, han muerto más de 350 personas desde enero, cuando los separatistas robaron unas 400 armas de un cuartel del ejército en Narathiwat luego de degollar a cuatro soldados.
Analistas señalan que la violencia este año ha sido más grave que en los 70 y 80, cuando la Organización para la Liberación de Pattani Unida peleó contra el gobierno.
Los malayos musulmanes del sur se han sentido discriminados durante años por la etnia mayoritaria tai, con la que tienen diferencias culturales, religiosas y de idioma.
Una disminución en el número de asistentes a las mezquitas este Ramadán sería interpretada por muchos como una señal más de que los musulmanes no pueden practicar libremente su fe, y esto podría tener más graves consecuencias, advirtió Arong.