REFUGIADOS-SERBIA: ONU promueve ”solución duradera”

Durante más de un decenio, el problema de los refugiados en Serbia y Montenegro sólo fue expresado en números, explotado por políticos o dejado de lado.

Ahora, expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea promueven una ”solución duradera” que involucre la integración final de los refugiados a la sociedad serbia o el retorno a sus tierras de origen, siempre teniendo en cuenta su libertad y derecho de elegir lo mejor para ellos mismos.

”Serbia es el país con más refugiados en Europa”, destacó Darío Carminati, director del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Belgrado. ”Es necesario hallarles una solución permanente, que no los prive del derecho a la libre elección”, exhortó.

Carminati participó este mes en una conferencia en Belgrado sobre Soluciones para Personas Refugiadas y Desplazadas, organizada por ACNUR, el Consejo Danés para los Refugiados y la Oficina Serbia para los Refugiados.

Serbia tiene 7,4 millones de habitantes, de los cuales unos 500.000 nacieron fuera del país y llegaron como refugiados o desplazados internos a causa de las guerras de desintegración de la antigua Yugoslavia, en la década de 1990, pero todos pertenecen a la etnia serbia.

De esos 500.000 refugiados, unos 180.000 llegaron desde Croacia y 100.000 de Bosnia, donde las guerras empezaron en 1991 y 1992, respectivamente, y terminaron en 1995.

Los restantes 220.000 son los llamados desplazados internos: son serbios de la provincia autónoma de Kosovo, de mayoría albanesa, que huyeron en 1999 cuando tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de la ONU entraron en la provincia.

El éxodo se produjo tras 11 semanas de bombardeos de la OTAN en Serbia, debido a las políticas represivas de su gobierno contra los albaneses de Kosovo. Los serbios huyeron por temor a represalias de los albaneses.

Según estadísticas de ACNUR, sólo unos 60.000 serbios regresaron a Croacia desde mediados de los años 90. Se estima que unos 100.000 regresaron a Bosnia-Herzegovina, y casi ninguno a Kosovo.

El estatuto de refugiado y de desplazado implica acceso gratuito a la atención de la salud y raciones mensuales de alimentos, pero no empleo ni asentamiento definitivo.

La mayoría de los refugiados trabajan en la llamada ”economía gris”, alquilan su vivienda y sueñan con el día en que puedan terminar los trámites de venta de sus propiedades en la tierra que dejaron para poder asentarse definitivamente en Serbia. Pero el proceso es lento.

Ni bajo el régimen de Slobodan Milosevic (1989-2000) ni tras su derrocamiento, la situación de esas personas mejoró.

”Ya es hora de elaborar una estrategia adecuada”, dijo a IPS el presidente del parlamento de Serbia y Montenegro, Zoran Sami.

”Pero es un problema que no podemos resolver solos; necesitamos esfuerzos decisivos y ayuda de la comunidad internacional”, agregó.

”Durante años, estas personas han sido tratadas como una carga. La mayoría dejaron su casa apenas con un bulto de ropa y muy poco dinero”, señaló a IPS Zvezdan Djuric, profesor de la Facultad de Economía de Kosovska Mitrovica, un distrito de Kosovo.

Según Djuric, el hecho de que algunos refugiados llegaran con capital suficiente para iniciar sus propios negocios no incidió demasiado en su vida.

”Serbia vivió en total aislamiento por las sanciones internacionales (de los años 90), por eso ellos debían gastar el dinero en la mera supervivencia”, explicó.

La economía serbia quedó devastada por el embargo y los bombardeos de la OTAN, y apenas se ha recuperado desde 2000.

Otros expertos señalan que no sólo Serbia tiene problemas con los refugiados.

”En los años 90, los Balcanes fueron escenario de la mayor migración después de la segunda guerra mundial. Hablamos de más de dos millones de personas”, resaltó Milena Spasovski, profesora universitaria de Belgrado.

Los migrantes no fueron sólo serbios. También numerosos musulmanes huyeron de partes de Bosnia-Herzegovina controladas por serbios o por croatas, en un intento por reubicarse en un área donde su comunidad fuera mayoría o emigrar a terceros países.

Se estima que un millón de personas (un cuarto de la población previa a la guerra) de distintas comunidades emigraron de Bosnia y nunca volvieron, incluso después del fin de la guerrae, en 1995. Actualmente es un país muy poco poblado.

”En un sentido político, la guerra creó estados étnicamente 'limpios'”, señaló Borka Pavicevic, directora del Centro para la Descontaminación Cultura, una organización no gubernamental de Belgrado que trabaja por la reconciliación entre las naciones beligerantes en los años 90.

”La comunidad internacional pasa esto por alto”, agregó.

En medio de este panorama sombrío, se destacan algunas historias de éxito. Una de las mayores empresas privadas que maneja el transporte público de Belgrado pertenece a los hermanos Saric, que llegaron de Croacia hace 10 años, cuando las autoridades de la capital no tenían recursos para mantener a flote el sistema.

Actualmente, la empresa es un negocio multimillonario, y tiene por política dar empleo a refugiados.

Esa política tiende a ”devolver la autoestima a gente común, y ayudarla a sustentar a sus familias”, declaró Milan Saric, uno de los dueños. (

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