María Sánchez será en diciembre la primera mujer en comandar un municipio indígena en el sudoriental estado mexicano de Chiapas, donde la tradición indica que esa tarea no puede caer en manos femeninas. Soy la primera, pero hay muchas más que vendrán más adelante, afirma.
Veo que mis hermanos me respetan y yo los respeto, por eso he podido lograr este triunfo grande, que no será el único de las mujeres indígenas, dijo Sánchez a IPS vía telefónica desde Chiapas.
La dirigente logró quebrar en dos elecciones, una realizada en junio y otra a inicios de este mes, los llamados usos y costumbres indígenas del municipio de Oxchuc y de gran parte de Chiapas, según las cuales las mujeres no están capacitadas para llevar el bastón de mando.
El caso de Sánchez es excepcional, pues en México la población femenina indígena sufre altos niveles de marginación, además de pobreza. Incluso hay lugares del país donde son obligadas a casarse con parejas que no escogieron o incluso llegan a ser vendidas.
La población femenina es la más vulnerable de la comunidad indígena de México, que congrega alrededor de 10 por ciento de los 102 millones de habitantes del país. Entre ellas, la esperanza de vida es de 71,5 años, frente a la de los hombres nativos que es de 76.
Mientras el analfabetismo de los hombres de las etnias originarias es de 18 por ciento, en las mujeres llega a 32 por ciento. Además, cerca de 46 por ciento de las nativas carecen de instrucción primaria y apenas 8,9 por ciento cursaron la educación media.
En promedio, 39 por ciento de la población indígena de cinco a 24 años no asiste a la escuela en este país, pero ese porcentaje se eleva a 42 si sólo se analiza el caso de las mujeres.
He tenido la suerte de estudiar, pues he tomado el reto, pero ahora viene otro más difícil que es dirigir a mi comunidad, señaló Sánchez.
Esta mujer, con estudios universitarios de contaduría y administración, asumirá en diciembre como presidenta municipal de Oxchuc, una zona indígena de 72 kilómetros cuadrados donde viven sumidos en la pobreza alrededor de 40.000 integrantes de la etnia tzetzal.
Se trata de un lugar vecino a la zona de influencia del guerrillero Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
En elecciones basadas en las tradiciones, pero sin reconocimiento oficial, Sánchez se presentó en junio ante su comunidad como aspirante a ocupar la presidencia municipal. En esa ocasión y a pesar de la oposición de los ancianos del lugar, ganó el apoyo mayoritario.
Para nosotros la elección municipal del 3 de octubre (organizada y avalada por el Instituto Electoral de Chiapas, que también ganó), sólo fue un requisito formal, pues en los hechos la comunidad ya me había escogido, indicó.
La participación electoral de Sánchez, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), fue cuestionada por los ancianos de Oxchuc, que se proclaman los defensores de los usos y costumbres, pero también por sus contendientes hombres, quienes hacen notar que la presidenta municipal electa es esposa del alcalde saliente, Norberto Santiz.
No he recibido ayuda de mi esposo. Fue la comunidad la que me ha dado su apoyo para ver cómo salimos de tanta pobreza, afirmó.
Gobernaré para todos, pues eso de poner atención sólo a los partidarios o los amigos son cosas que ya nos ha hecho mucho daño a los indígenas. Como la primera presidenta municipal mujer tengo una gran responsabilidad, añadió.
En Oxchuc, lugar de alta marginalidad, 87,8 por ciento de sus habitantes realiza actividades agropecuarias, el analfabetismo llega a 31 por ciento, 88,7 por ciento de las viviendas tienen piso de tierra y 82,7 por ciento de ellas cuentan con paredes de madera.
Según la presidencia municipal electa, que estará en funciones tres años, ni el EZLN ni ningún otro grupo tienen influencia en Oxchuc. Estamos rodeados de grupos, pero aquí en nuestra comunidad no hay esos problemas, aseguró.
Yo respeto a los zapatistas y espero que ellos también respeten a nuestra comunidad. Lo peor que podemos es seguir dividiéndonos como indígenas, expresó.
Según el EZLN, en su zona de influencia, ubicada no muy lejos de Oxchuc, las mujeres sí tienen posiciones de dirección. Ese grupo acusa al PRI, en el que milita Sánchez, de acosar a sus partidarios incluso militarmente.
Estudios del gobierno de México indican que menos de 15 por ciento de los 75.634 kilómetros cuadrados de Chiapas tiene influencia zapatista. Se trata de zonas gobernadas de manera particular y donde no se puede ingresar sin la autorización de la guerrilla.
Alejado de la política, el EZLN, que no dispara un solo tiro desde la segunda semana de su irrupción en escena en enero de 1994 y tampoco es atacado por el Ejército gracias a una ley de pacificación, afirma que en sus territorios priman la justicia, la vida comunitaria y el respeto a la mujer y al ambiente.
No se sabe con exactitud cuantos nativos viven bajo la égida del EZLN, pero cálculos extraoficiales señalan que serían menos de 100.000.
Con el fin de los gobiernos del PRI, que se sucedieron desde 1929 hasta 2000 cuando Vicente Fox ganó la presidencia, la guerrilla zapatista, integrada en su mayoría por indígenas, ha perdido el protagonismo que ganó a pulso de iniciativas políticas y de movilizaciones en favor de la democracia y de los derechos de los pueblos originarios.
En los perímetros de la zona zapatista hay comunidades y organizaciones contrarias a la insurgencia, lo que ha generado hechos de violencia en más de una ocasión.
El peor de ellos fue la matanza del 22 de diciembre de 1997, cuando el grupo perteneciente a la organización civil católica Las Abejas fue atacado en la localidad de Acteal por paramilitares derechistas, lo que costó la vida de 21 mujeres, 15 niños y nueve hombres.
Un estudio de fines de los años 90, preparado por el grupo de derechos humanos Agustín Pro Juárez, ligado a la orden católica de los jesuitas, sostiene que en Oxchuc y zonas aledañas hay evidencia de la operación de llamado Movimiento Indígena Revolucionario Antizapatista, que estaría vinculado al PRI.
No es cierto, en Oxchuc no hay grupos violentos. Aquí lo único que queremos es vivir en paz y salir de la pobreza, dijo quien será desde diciembre la primera presidencia municipal en la zona indígena de Chiapas.
Respetamos la forma de pensar de los zapatistas, pero también esperamos por el bien de todos que ellos respeten la nuestra, insistió.
Lo que quiere la gente en Chiapas es trabajo, pues somos pobres y hay mucho sufrimiento. Yo vengo a poner mi grano de arena, declaró Sánchez.