Los máximos representantes de los pueblos indígenas de Colombia se niegan a recibir préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y a ser involucrados en los mercados formales, en los circuitos financieros o en la economía de mercado.
Los indígenas colombianos no aceptan ningún tipo de apoyo, en forma de créditos o préstamos, que ponga en riesgo su diversidad, su territorio, su patrimonio cultural y la sabiduría ancestral, o la cosmovisión propia de cada comunidad.
Así lo hicieron saber esta semana en una Decisión firmada por la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y por la agrupación de Autoridades Indígenas de Colombia (AICO), que reúne a los ancianos sabios (líderes espirituales) de los 90 pueblos originarios de este país sudamericano.
Aunque suman casi un millón, los aborígenes colombianos no llegan a dos por ciento de la población nacional.
Los indígenas sólo admiten donaciones no reembolsables que fortalezcan sus procesos organizativos, la afirmación de su autonomía e identidad y la preservación y conservación de sus territorios, garantías y derechos.
También aceptan la creación de fondos especiales que atiendan los requerimientos de los pueblos indígenas según sus propios planes de vida, trazados por cada comunidad en pleno y equivalentes a los planes de desarrollo de la que ellos denominan cultura occidental.
El BID invitó el lunes y el martes a representantes de organizaciones indígenas nacionales y regionales a un taller de consulta de dos días en La Vega, un poblado cercano al occidente de Bogotá en el departamento de Cundinamarca, con el fin de recoger elementos para el Marco Estratégico para el Desarrollo Indígena y la Política Operativa para Pueblos Indígenas.
Ambos documentos están en elaboración y deben ser aprobados en febrero por la dirección del BID, con sede en Washington.
En el cronograma del BID, el taller debía quedar como constancia de que las comunidades habían sido consultadas. El proyecto prevé también consultas con gobiernos, donantes y otros actores de la sociedad civil y, según el banco, el procedimiento ya se ha hecho en todos los demás países de América Latina.
Entre los indígenas, una consulta implica numerosas asambleas de toda la comunidad, en las que cada cual toma la palabra y finalmente los ancianos resumen y orientan el consenso.
Cualquier acercamiento, conversación o consulta debe ser el resultado final de un proceso interno de análisis y discusión de las comunidades con sus autoridades, precisa la declaración indígena.
La ONIC y la AICO rechazaron que se aplique a los pueblos indígenas los conceptos de pobreza, bienestar e inclusión social asociados con el desarrollismo occidental y que sólo buscan 'marcar' con indicadores ajenos a nuestra propia concepción del mundo, a nuestras comunidades sustraídas y reducidas a la marginación, añade.
La concepción de desarrollo, pobreza, bienestar e inclusión social de los pueblos indígenas no es la de cubrir necesidades creadas, sino la permanencia en el tiempo, en el territorio, la afirmación de nuestra identidad y soberanía alimentaria.
El BID parte de la base de que hay correlación entre comunidades indígenas y pobreza.
Para José Evelis Andrade, presidente de ONIC, mientras estos bancos (internacionales) han tenido fracasos en la disminución de la pobreza, no quieren asumir que existen otras formas de economía para que la gente acceda al desarrollo.
A los bancos les interesa generar ganancias y crecimiento económico. Pero lo que se ha hecho es agravar la situación social, que no se compadece con ese crecimiento económico, dijo a IPS.
Lo que han hecho en América Latina es incrementar la deuda externa, y lo que vemos es que el panorama es cada vez más devastador. Queremos un crecimiento que no genere esas deudas y desigualdades, porque con ese sistema los países ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres, afirmó.
La Decisión rechaza también el concepto de 'desarrollo con identidad' del BID, pues es sinónimo de endeudamiento, que podría comprometer e hipotecar el futuro de nuestra autonomía, territorio y nuestros derechos.
Para el BID, desarrollo con identidad significa generar condiciones para que los indígenas puedan acceder a financiación.
Pero Andrade teme a la contraprestación. Como los indígenas sólo poseen sus territorios para poner como prenda de garantía, tendríamos que responder con nuestros territorios. Vemos con mucha preocupación ese aspecto, arguyó.
Según el líder de ONIC, las prioridades de crecimiento económico y social, no se constatan en la práctica. Lo que ha ocurrido es devastación, deterioro cultural y problemas sociales, dijo.
Añadió que los bancos necesitan financiar grandes obras de infraestructura, que se han convertido, para los pueblos indígenas, en motivo de inseguridad, deterioro ambiental y desarticulación organizativa, sin hablar de la violencia que se ha generado en esos territorios.
Hace un año se leía en la revista BIDAmérica que para fines del año 2002, los proyectos que incluían a grupos indígenas como beneficiarios y participantes representaban más del 20 por ciento de la cartera total del Banco en el ámbito continental.
El BID considera que su Marco Estratégico para el Desarrollo Indígena sirve para que estos pueblos puedan enfrentar los desafíos de la globalización. Además, la institución trata de incentivar la exportación de productos étnicos y consolidar la economía en los territorios indígenas, aumentando la productividad, así como reducir la discriminación en los mercados comerciales y financieros.
Colombia es el país más avanzado en América Latina en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, dueños de territorios colectivos de más de 27 millones de hectáreas, una superficie más grande que la de Gran Bretaña.
En sus territorios, las autoridades indígenas tienen carácter estatal y autonomía para el manejo de los asuntos comunitarios internos, incluida la aplicación de justicia. La ley las respalda a la hora de trazar sus opciones de vida, sus modelos de salud y educación y definir sus prioridades de inversión.
Los proyectos desarrollados con y para los pueblos indígenas no pueden ir en detrimento del ambiente, ni de los derechos ancestrales, individuales y colectivos de nuestros pueblos, ni la economía tradicional, los fundamentos cosmogónicos y las garantías a nuestros saberes ancestrales, advierte la Decisión de ONIC y AICO.
Sucesivos gobiernos de Colombia han llevado al país a niveles de endeudamiento irreversibles e insostenibles, según diferentes expertos. El déficit fiscal podría llegar a 10 por ciento, al tiempo que la deuda pública podría alcanzar 50 por ciento del producto interno bruto.