La estrategia del presidente estadounidenses George W. Bush para buscar su reelección el 2 de noviembre incluye mostrarse más moderado ante Irán, a juzgar por la noticia difundida esta semana de que discutirá este viernes con aliados europeos un posible acuerdo con ese país sobre su programa nuclear.
También se informó que el gobierno enviará a Beijing la semana próxima a su principal especialista en asuntos coreanos, Joseph deTrani, quien coincidirá en la capital china con altos funcionarios de Corea del Norte. Eso crea por lo menos la apariencia de que Washington desea reactivar su estancado diálogo con Pyongyang.
Irán y Corea del Norte fueron, junto con Iraq, los países señalados por Bush a comienzos de 2002 como integrantes de un eje del mal peligroso para la seguridad estadounidense, por su desarrollo de programas nucleares y su eventual apoyo al terrorismo internacional.
La gran pregunta es si esos movimientos indican que Bush se ha convencido de que s mejor hablar que guerrear, como dijo en 1954 el entonces primer ministro británico Winston Churchill, o se trata de una maniobra táctica para convencer a los votantes de que no es tan belicista como dice su adversario John Kerry, candidato a la presidencia del Partido Demócrata.
La Casa Blanca no ha tratado de destacar esas noticias, y asegura que no ha cambiado de opinión acerca de Corea del Norte e Irán, en parte porque uno de los centros de su campaña es acusar a Kerry de no mantener sus posiciones, y alegar que él, en cambio, es firme, aunque el candidato demócrata prefiera llamarlo terco.
Sin embargo, y al mismo tiempo, Bush, ha insistido en que busca una solución diplomática y multilateral a los desafíos planteados en relación con los dos países.
Quiere neutralizar las acusaciones de militarismo que ha recibido de Kerry, opinó el asistente de un parlamentario demócrata, en condiciones de anonimato.
La iniciativa en relación con la cuestión iraní es considerada la más relevante, porque Bush había insistido hasta ahora en que el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas debía adoptar sanciones contra Teherán, por su presunto incumplimiento de demandas planteadas por la Agencia Internacional de Energía Atómica.
En ese sentido, ha reiterado que es escéptico acerca de una campaña desarrollada desde hace un año por Alemania, Francia y Gran Bretaña, para ofrecer a Irán garantías de suministro de combustible nuclear, a cambio de la suspensión indefinida de sus esfuerzos para producir uranio enriquecido, que según Teherán apunta a lograr ese combustible, y según funcionarios estadounidenses a fabricar armas.
El presidente estadounidense ha dejado correr el rumor de que si el Consejo de Seguridad no sanciona a Teherán, está listo para ataques preventivos contra instalaciones nucleares iraníes.
Washington tampoco ha intentado desmentir informes periodísticos del mes pasado sobre la venta a la fuerza aérea israelí de unas 500 bombas capaces de atravesar las defensas de las instalaciones nucleares iraníes.
Es por eso que el diario New York Times, el primero en informar sobre nuevos planes para la cuestión iraní, sostuvo que éstos eran un significativo viraje.
Una de las nuevas propuestas a Teherán que Estados Unidos discutiría con Alemania, Francia y Gran Bretaña es otorgarle, a cambio de la suspensión del programa de uranio enriquecido, el levantamiento de un embargo occidental vigente contra la venta a Irán de equipo de uso dual (que puede emplearse con fines pacíficos o bélicos), incluyendo piezas de aviones.
Ese es exactamente el tipo de propuesta defendida por Kerry en relación con Irán, y algunos asesores del candidato demócrata han abogado incluso por un gran trato con Teherán que abarque la normalización de relaciones diplomáticas, interrumpidas hace 25 años.
Kerry dice que si el gobierno iraní no aceptara acuerdos de ese tipo, habría que concertar con los aliados europeos de Estados Unidos la imposición a Teherán de duras sanciones económicas y diplomáticas.
En todo caso, el actual gobierno sólo ha expresado su voluntad de saber qué sanciones a Irán apoyarían si sus propuestas no son aceptadas, según explicó el martes el portavoz del Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores), Richard Boucher.
Boucher precisó que Washington no desea disuadir a sus aliados del intento de articular una propuesta y presentarla a Teherán este mes, poco antes de la elección presidencial estadounidense.
En relación con Corea del Norte, expertos en armas piensan que puede tener ocho bombas nucleares y capacidad para producir más, y Washington ha tratado durante dos años de aislarla en el marco de negociaciones con participación de China, Corea del Sur, Japón y Rusia, para que deba aceptar desarmarse por completo y desmantelar su programa nuclear, sin recibir nada a cambio.
Este año Washington insinuó, sin embargo, que Pyongyang podría recibir algún tipo de recompensa. Ese cambio de actitud se produjo bajo presión de los demás participantes en la estancada negociación, y especialmente de China, que ha actuado como coordinadora de las conversaciones.
La mayoría de los expertos en política internacional piensan que el gobierno norcoreano no aceptará ni rechazará ninguna propuesta hasta conocer el resultado de las elecciones en Estados Unidos.
Kerry ha dado a entender que adoptaría en relación con Pyongyang la misma línea de acción que con Irán, y que está dispuesto a reanudar el diálogo bilateral con Corea del Norte que Bush interrumpió al asumir la presidencia en 2001.
La súbita actividad diplomática de estos días hizo pensar en un avance de la negociación antes de las elecciones estadounidenses, pero la mayoría de los observadores coinciden con El Informe Nelson, un boletín que circula entre especialistas de Washington en asuntos asiáticos: Lo más probable es que se trate de un esfuerzo de Estados Unidos, China y Corea del Sur para que las cosas parezcan mejores de lo que son.