Las elecciones municipales de Brasil consolidaron al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) y al Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) en la disputa por la hegemonía política del país, aunque también crecieron pequeñas agrupaciones.
El PT, del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, fue el gran victorioso en los comicios, por haber logrado que la ciudadanía eligiera a seis alcaldes de capitales estaduales, entre los 11 definidos en la primera vuelta, y más que duplicar el total de municipios que gobierna hasta ahora.
Pero se agrandó la posibilidad de una derrota en la batalla principal, en la segunda vuelta del 31 de octubre en algunas grandes ciudades. En Sao Paulo, su candidata, Marta Suplicy, obtuvo sólo 35,8 por ciento de los votos, superado por José Serra, del PSDB, quien alcanzó 43,5 por ciento, una ventaja que desmintió las encuestas que apuntaban un empate.
Además de esa diferencia, se conoce que Suplicy enfrenta un índice de rechazo popular muy superior a la de Serra, el candidato presidencial derrotado por Lula en 2002.
El ex presidente Fernando Henrique Cardoso, el principal líder del PSDB y que llegó a la presidencia por dos veces consecutivas al derrotar a Lula en las elecciones de 1994 y 1998, llamó a un frente contra el PT en la segunda vuelta municipal, como forma de contener los ímpetus antidemocráticos del PT.
Un triunfo opositor en Sao Paulo es la forma de restablecer algún equilibrio en la política brasileña, impidiendo la hegemonía arrolladora que pretendería el PT, según Cardoso.
El riesgo de otra derrota traumática para el PT ocurre en Porto Alegre, la capital del meridional estado de Río Grande del Sur, gobernado por ese partido hace 16 años. Se trata de un mostrador de las administraciones del partido, incluso como cuna y sede del Foro Social Mundial.
En este municipio su candidato Raul Pont enfrentará a José Fogaça, del Partido Popular Socialista (PPS). El PT parte de un resultado mejor en la primera vuelta, 37,6 por ciento contra 28,3, pero el adversario tiende a agregar más apoyos entre los derrotados.
El PT tuvo éxito en estos comicios, pero debe trabajar más en la segunda vuelta, con humildad, declaró su presidente, José Genoino. Pero elecciones municipales son un hecho local, definió, disminuyendo sus posibles efectos en la disputa presidencial de 2006.
Aunque las elecciones abarcaron los 5.562 municipios del país el domingo, las atenciones se concentran en las 26 capitales estaduales, por su mayor repercusión política. Es donde se afirman los líderes que influyen en los destinos del país.
En 15 de ellas habrá segunda vuelta, con el PT participando en nueve y el PSDB en siete. En cuatro capitales los dos partidos se enfrentan directamente.
La mayor cantidad de alcaldes, sin embargo, la logró el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fuerte en los pequeños y medianos municipios, aunque de baja proyección nacional.
Este partido de estructura construida en cuatro décadas, desde que era la única oposición consentida por la dictadura militar entre 1964 y 1985, ya había sumado 1.036 alcaldías cuando aún faltaban escrutar 99 municipios.
También el Partido del Frente Liberal (PFL), que ganó en 1.028 municipios hace cuatro años, ahora no podrá alcanzar siquiera 800.
El retroceso de estos dos grandes partidos correspondió al crecimiento del PT, que puede quedarse con más de 400 alcaldías, contra 187 conquistadas en 2000, y del PSDB, que llegaría a obtener 1.000 alcaldías..
Pero también avanzaron los pequeños partidos, algunos prácticamente duplicaron la cantidad de municipios que gobiernan hoy. Es el caso del Partido Liberal, que asumirá el poder en 380 municipios, y el PPS y el Partido Democrático Laborista, ambos acercándose a 300 alcaldías.
A estos se suma el Partido Verde, que con prédica ambiental triplicó su presencia, pasando a gobernar 44 municipios, y sumó 1,2 millones de votos, el doble del obtenido hace cuatro años.
De los 27 partidos que participaron en las elecciones, la mayoría son los llamados partidos enanos que, en algunos casos crecieron más del doble de sus votaciones anteriores y conquistaron algunas decenas de alcaldías.
Un ejemplo es el Partido Humanista de la Solidaridad, que conquistó 23 alcaldías en el interior de Brasil.
Esa evolución de los partidos pequeños y el mantenimiento del poder de las agrupaciones más tradicionales en el interior del país, pese a las pérdidas, alejan los temores de que la polarización entre PT y PSDB puedan conducir la política brasileña a un bipartidismo. (