¿Vender, cambiar, comprar, guardar en el banco o seguir escondiendo los billetes verdes bajo el colchón? Todas se han vuelto decisiones difíciles de tomar en Cuba desde el anuncio oficial del próximo fin del imperio del dólar.
Evelio Jiménez, contador de 68 años, escribió una amplia lista de opciones y, tres días después, no sabía aún qué hacer con los poco más de 200 dólares estadounidenses que atesora para alguna urgencia.
Cambiar todo por pesos cubanos convertibles, cambiar una parte y guardar otra en dólares en el banco, abrir una cuenta en el banco, gastarlo todo en la tienda, enumera Jiménez sin decidirse por una ni por otra.
El dilema, tan difícil como el ser o no ser de Hamlet, esconde una paradoja. A más de 10 años de la legalización del dólar en la isla, la población sigue sin saber cómo reaccionar ante las fluctuaciones del mercado.
Lo nunca visto, la gente está cambiando todos o buena parte de sus dólares por pesos cubanos no convertibles, dijo el contador sobre una tendencia considerada totalmente imprevista por economistas consultados por IPS.
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El dólar se vende a 27 pesos cubanos y se compra a 26. Paralelamente, circula el peso cubano convertible, una moneda concebida para sustituir a la estadounidense en el mercado interno, con un valor de uno a uno.
Desde 1993 la población debe acudir a la divisa de Estados Unidos para obtener un grupo de bienes y servicios, pero a partir del 8 de noviembre deberá cambiar cada dólar por peso convertible con un gravamen de 10 por ciento.
Hasta esa fecha la población podrá cambiar sus dólares sin gravamen alguno y también abrir cuentas bancarias de donde podrá después sacar efectivo en pesos convertibles o en dólares, sin pérdida alguna.
La medida fue anunciada por el presidente Fidel Castro el lunes 25 como una respuesta a acciones del gobierno estadounidense de George W. Bush dirigidas a obstaculizar el ingreso de dólares a este país caribeño.
Las sanciones económicas establecidas por Estados Unidos contra Cuba hace más de 40 años impiden a este país el uso del dólar estadounidense en operaciones comerciales.
Daniel W. Fisk, subsecretario para asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense, anunció este mes la creación de un llamado Grupo de Persecución de Activos Cubanos para detener los movimientos de divisas hacia la isla.
Se estima que cada año ingresan a Cuba unos 1.000 millones de dólares en remesas familiares, buena parte procedente de Estados Unidos, donde reside una comunidad cubana de 1,3 millones de personas.
Economistas consultados por IPS estimaron entre 600 y 800 millones el monto de dólares estadounidenses en manos de la población de este país de más de 11,2 millones de habitantes al momento del anuncio de la medida.
Aunque las filas en casas de cambio e instituciones bancarias no son aún tan masivas como se esperaba, fuentes oficiales confirman el aumento de los depósitos y de las ventas de dólares por parte de la población.
El importe de los depósitos recibidos en las cuentas en dólares ya existentes de la población y en las nuevas que se han abierto en estos tres días, es equivalente a la suma depositada en los últimos cuatro años, afirmó el diario oficial Granma.
Una nota publicada este viernes por el periódico añade que el promedio diario de las ventas netas de dólares a las casas de cambio (CADECA) en estos tres días se multiplicó por 72 respecto de los últimos 10 meses. Cada dólar fue cambiado por 26 pesos cubanos.
La nota no da cifras sobre el cambio uno a uno por pesos convertibles, pero asegura que varias casas de cambio se vieron obligadas a cerrar sus operaciones antes del horario establecido porque se les agotó el efectivo.
Yo cambié lo que tenía por euros. No sé si hice bien o no, pero me siento más segura, dijo Mariana Ramos, quien estuvo tres horas este viernes en la fila de un banco en La Habana y vio abrir cuentas con depósitos de hasta 40.000 dólares.
Como efecto inmediato, especialistas prevén un aumento importante de divisas en las reservas del Estado, que podría disminuir luego con un posible impacto de la medida en el flujo de ingresos por remesas o el turismo.
Datos del Ministerio del Turismo indican que 75 por ciento de los visitantes extranjeros (aquellos procedentes de países Europa y de Canadá) podrán cambiar el dólar canadiense, el euro, la libra esterlina o el franco suizo sin tener que pagar gravamen alguno.
Al mismo tiempo, el turismo hacia Cuba podrá hacerse menos competitivo en el área caribeña para mercados de América Latina, como México, Chile, Argentina y Brasil.
Un análisis especializado al que tuvo acceso IPS vaticina una disminución de la disponibilidad del dólar, acentuada por el posible retiro de algunas firmas extranjeras que realizan negocios en la isla.
Es muy probable que la mayoría de las remesas familiares sigan llegando a Cuba en dólares estadounidenses, por lo cual serán los beneficiarios quienes asumirán la carga del gravamen, convertido en una especie de impuesto a la tenencia de esa moneda.
La población cubana depende de esas remesas para acceder a bienes que sólo se venden en dólares. La lista incluye alimentos, perfumería, ropa, calzado, productos de limpieza, utensilios domésticos y equipos electrodomésticos.
El peso cubano se usa para el pago de servicios básicos y comprar los alimentos que tocan por la libreta (racionados), los productos que se venden en los agromercados y en una red de tiendas de producciones locales, muchas veces de baja calidad.
Una declaración del opositor Grupo Ejecutivo de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil rechazó este viernes la medida gubernamental, pues afecta grandemente al pueblo cubano, tanto dentro como fuera de Cuba.
El leonino descuento del 10 por ciento perjudica a las personas pertenecientes a los estratos más pobres de la población, afirma el comunicado.
John Kavulich, presidente del Consejo Comercial Estados Unidos-Cuba, con sede en Nueva York, pronosticó un descenso de las remesas desde el país norteamericano a corto plazo. Pero, agregó, éstas volverían a elevarse para las fiestas de fin de año.